Aula de Cultura ABC

Las mentiras más dolorosas sobre Annual, la última tragedia del acabado Imperio español

Se ha repetido hasta la extenuación que la monarquía jaleó la expansión por el Rif del general Silvestre, pero, según Gerardo Muñoz, es un hecho imposible de corroborar

El investigador, que participó la semana pasada en el Aula de Cultura ABC, se ha centrado en investigar las microhistorias de los fallecidos

El general Silvestre dirige las operaciones en África ABC

Para el escritor e investigador Gerardo Muñoz Lorente el Desastre de Annual alberga un significado especial. Como bien relató la semana pasada en el Aula de Cultura ABC , tenía una deuda familiar ligada a esta tragedia colonial que, el próximo 21 ... de julio, cumplirá un siglo. Cierta espinita clavada que se sacó con la publicación de ‘El Desastre de Annual’ (Almuzara, 2021) . «En 1921 el hermano mayor de mi madre se encuadraba en el Cuerpo de Sanidad. Luchó en el campamento que atacaron los rifeños y nunca volvieron a saber de él. Durante años, ella siempre tuvo la esperanza de que volvería. Cada vez que llamaban a la puerta pensaba que podía ser él. Pero jamás regresó», afirma en declaraciones a ABC. Por ello lleva muy dentro lo sucedido y ha investigado durante años las «microhistorias de los soldados olvidados». Y por ello se ha vuelto también un experto en este triste suceso y en las mentiras que se explicaron después de él. Algunas, tan dolorosas como que Alfonso XIII jaleaba la expansión alocada por el Rif. «No existe prueba documental de ello», sentencia.

¿Cómo comenzó la colonización española del Rif?

Hagamos una síntesis histórica. A finales del siglo XIX, en 1898, España perdió las últimas colonias y dejó de ser formalmente un Imperio. El país entró entonces en una depresión tremenda. Moral, económica, política, social… Solo ocho años después, en 1906, se firmó el Acta de Algeciras , en la que participaron once países europeos y Estados Unidos , para repartirse África. A nivel oficial la misión era civilizar la zona y ayudar a progresar a sus habitantes. En esos términos se ofreció a nuestro gobierno la posibilidad de compartir con Francia el protectorado marroquí. En principio era un regalo, pero la realidad es que se hizo con un solo objetivo: evitar que los galos se quedasen todo Marruecos. A parte de Guinea Ecuatorial y el Sahara , España no tenía nada allí. Así que se aceptó.

¿Era esta zona muy conflictiva?

La realidad es que Francia se quedó la parte más rica y pacífica de la región. A nosotros se nos ofreció la más pobre y belicosa. El Rif siempre se ha caracterizado por ser una zona muy conflictiva. Ellos se jactan de que ni los romanos han conseguido invadirles y de que solo lo lograron –a base de sangre y fuego– los árabes. Cuentan, de hecho, con su propio idioma y tenían su religión antes de que llegaran los árabes. El ejemplo de que siempre han sido muy rebeldes es que en 1956 el ejército marroquí bombardeó el Rif.

¿Era interesante para España el protectorado?

Se aceptó compartir el protectorado por Francia casi a regañadientes. Quizá más por honor nacional que por utilidad. Tras perder las últimas colonias se vio aquello como una oportunidad de recuperar el viejo imperio. Pero los contras eran muchos. El principal era que había que llevar soldados hasta allí y, como no había suficientes, se apostaba por los de reemplazo.

¿Cómo de complejo fue avanzar a través del Rif?

A España le costó mucho avanzar. En 1909, por ejemplo, sufrimos una derrota muy dura en el Barranco del Lobo , aunque se ganó esa campaña militar. Desde Melilla hacia el centro del Rif era muy difícil. Francia, sin embargo, lo tuvo más sencillo.

¿Por qué?

Para empezar por la menor belicosidad de su zona, pero también porque, además de la ocupación militar, llevaron a cabo una cultural. Invirtieron en escuelas, en enseñar su idoma… La prueba la tenemos en que ahora todos los marroquíes hablan francés, y no pasa lo mismo con el español, que solo se usa en el norte y por proximidad con Ceuta y Melilla . Nosotros, por el contrario, nos centramos más en la primera. Es cierto que se invirtió también en un ferrocarril para transportar el material de las minas, en alguna carretera… Pero no se hizo lo propio con colegios y hospitales. Y eso, a pesar de que era el objetivo a nivel internacional que se nos había asignado.

¿Se opusieron, por tanto, a la colonización?

Había muchos rifeños convencidos de que podía ser una ventaja que España protegiera su zona. Veían una inversión de futuro que les podía hacer mejorar. Uno de ellos era Abd el-Krim el Jatabi , padre del futuro caudillo de la sublevación. Era un colaborador convencido del Estado español. Vivía en Axdir, en las cercanías de Alhucemas, y nos apoyaba. Tanto, que Muhammad , su hijo mayor, estudió en Melilla, estuvo integrado como traductor en la Oficina de Asuntos Indígenas enseñando el árabe a militares como Morales , Riquelme o Silvestre y hasta escribió artículos a favor de la colonización en el ‘Telegrama del Rif’. Y lo mismo con su hijo menor, Mhamed, que estudió magisterio en Málaga y planeaba cursar ingeniería de minas.

¿Cómo pudo cambiar tanto su opinión?

Pasó el tiempo y vieron que los españoles solo se preocupaban de la ocupación militar y de extraer minerales de las minas. Entendieron que no se llevaba a cabo ningún proyecto que ayudara de verdad al progreso del Rif. Eso hizo que, cuando su padre falleció, Abd el-Krim pasara a ser enemigo del país. Pero hay que entender que eran tiempos muy difíciles. Cada dos años había un cambio de gobierno (el famoso turnismo entre conservadores y liberales) que impedía tener una política clara de cara a África. Lo único que tenían claro era que había que ocupar aquella zona a toda prisa, pero no sabían cómo. Por eso Silvestre, que llegó en enero de 1920, inició su avance.

El general Silvestre ABC

Ya hablando del Desastre de Annual… ¿Avanzó Silvestre en contra de la opinión de sus superiores?

Su superior, Dámaso Berenguer , era más tranquilo y le pidió cautela en el avance. Pero Silvestre estaba obsesionado con llegar el primero al corazón del Rif. Creía que debía acabar con la kabila más belicosa de todas, la de Abd el-Krim, Beni Urriagel . Estaba obsesionado. Se iba frenando, pero jugaba con esa idea de que el monarca le apoyaba.

¿Cree, como se ha extendido, que el monarca tuvo parte de culpa por apoyar el avance de Silvestre?

No hay prueba documental que confirme que el rey animara, aunque fuera de forma tácita, a Silvestre. Sí que hay testimonios orales que afirman que, cuando volvió de un viaje a Madrid ya como Comandante General de Melilla , repitió varias veces que tenía el apoyo del monarca. Es posible porque mantenía amistad con Alfonso XIII tras haber sido su ayudante de campo, de lo que estaba muy orgulloso. Tampoco he encontrado informe alguno con la famosa frase que el rey, según muchos autores, le dijo: “Olé los hombres”. Son de esas cosas que se repiten hasta la extenuación sin razón.

¿Hay más mentiras que se hayan repetido hasta la saciedad en los libros?

En efecto. Otro es el rumor de que Silvestre abofeteó y expulsó de su despacho a Abd el-Krim antes de que comenzara la revuelta. Eso, que está escrito por cronistas como Víctor Ruiz Albéniz , fue desmentido por el mismo líder rifeño en varias ocasiones y entrevistas. Son errores arrastrados por la historia. La prensa contribuyó mucho a difundir esas noticias falsas, muchas veces por falta de información de primera mano. Yo intento ser honesto con el lector. Desmiento algunos mitos como este y, cuando no he hallado documentación a favor o en contra de un hecho, narro las diferentes versiones. Un ejemplo es el suicidio de Silvestre, que se supone, pero no se sabe.

¿Existen más mitos relacionados con el Desastre de Annual que todavía estén grabados en la mente de la sociedad?

Varios. Uno de los más extendidos es el que afirma que los soldados españoles fueron unos cobardes. Es verdad que fue una desbandada y que muchos tiraron el fusil y arrojaron la mochila para ir más rápido. También que una minoría asaltaron los camiones de los heridos para escapar. Todo eso ocurrió. Pero también es verdad que hubo otros tantos casos, mucho más numerosos, en los que los militares actuaron con una heroicidad tremenda. Ya no me refiero solo a las cargas del regimiento Alcántara, que son conocidas, sino a una ingente cantidad de combatientes que se defendieron como jabatos en posiciones asediadas. Pero es algo que nos ha pasado siempre en nuestro país: nos acordamos más de nuestros fracasos que de nuestros aciertos. Somos tremendistas.

¿Por qué ese recuerdo amargo?

El Desastre de Annual conmocionó al país. Es normal. Cinco años de guerra, la cautividad de soldados españoles durante 18 meses en el Rif… Pero hay que intentar ser justo. Fue una tragedia y hubo gente que no se comportó como debía, como en la rendición de Dar Quebadani , donde mil soldados dejaron las armas sin disparar un tiro por culpa del coronel Araujo solo para ser asesinados; pero al lado de esa posición, una compañía enviada a una casa para abastecer una aguada se defendió como si fuera el Álamo. Murieron todos; un centenar dirigidos por Amador Asín contra miles de harkeños.

Abd el-Krim ABC

Afirma en su obra que la hambruna que se vivió en el Rif durante 1920 benefició la expansión de Silvestre…

Está demostrado. La hambruna provocada por la pertinaz sequía está muy documentada gracias a cartas que envió al gobierno inglés el cónsul británico en Tánger . También por una misiva de Dámaso Berenguer a Silvestre en la que le decía que la situación del Rif le había beneficiado. Cuando en el 21 llegaron las buenas cosechas se empezaron a organizar las diferentes harkas de las kabilas. Muy bien coordinadas por Abd el-Krim y su hermano, que nos conocían a la perfección.

¿Cómo se organizaba el guerrero rifeño?

En el Rif la influencia política de Marruecos ha sido muy relativa hasta hace nada. A nivel histórico lo que ha primado siempre ha sido la tribu. Cada kabila tenía sus jefes, sus jueces, sus leyes y sus guerras con otros pueblos. Esas contiendas las hacían los hombres con armas y caballos. Se juntaban y formaban una harka, que actuaba cuando no se llegaba a un acuerdo pacífico. La máxima unión a la que solían llegar era una suerte de confederación para enfrentarse a un enemigo común. El soldado era un civil (un pescador, un pastor) que se transformaba en un guerrillero. Abd el-Krim intentó organizar aquello de una forma más concreta. Consiguió convertir toda esa locura en un ejército regular coordinado con sus mandos intermedios, su mínima paga, etc. Eso sorprendió a Silvestre. A pesar de que oficiales como Morales le avisaron no se lo imaginó hasta que lo tuvo frente a sus ojos en Annual. Antes no se lo había creído porque menospreciaba a todos los rifeños.

¿Estaban los rifeños que acosaron Melilla bajo las órdenes de Abd el-Krim?

Es algo que he analizado en profundidad en el libro. Durante dos días de julio, Melilla se quedó inofensiva porque los rifeños estaban a las puertas, en la falda del Gurugú. Había unos 300 soldados y muchos no tenían fusiles. Para entonces ya estaba allí Dámaso Berenguer con su guardia. ¿Quiénes eran los harkeños que estaban a punto de entrar? No eran los que mandaba Abd el-Krim. Esos estaban persiguiendo a la columna de Navarro que llegó hasta Monte Arruit. Eran los miembros de las kabilas vecinas, las que se ubicaban entre Nador y Zeluán . Estas, las más cercanas a Melilla, se rebelaron cuando supieron lo que había sucedido en Annual. Ellos fueron los que amenazaron la ciudad.

¿Por qué no cayó Melilla?

En julio de 1922, Luis de Oteyza entrevistó en Axdir a los hermanos Abd el-Krim- Ellos le contaron que el caudillo dio la orden de no entrar en Melilla porque sabía que se iba a producir una matanza de civiles que iba a dar muy mala imagen a su pueblo. Y, como buscaban que se reconociera la independencia de la República del Rif, prefirieron ser cautos. ¿Es posible que enviara a alguno de sus generales para que convenciera a los harkeños de que no entraran en la ciudad? Lo es, pero hay dudas. Al final es la palabra de unos contra la de otros.

Recogida de cadáveres en Annual ABC

¿Qué pretende su libro?

De Annual hay mucho escrito. Yo he procurado saldar una deuda familiar, pero también hacer una labor de rescate de los que han quedado olvidados. Silvestre, Berenguer… Sobre ellos hay mucha bibliografía, pero se ha investigado poco sobre los soldados que murieron allí. He tenido la suerte de que dos historiadores locales llevan años haciendo un trabajo ímprobo en el registro civil y en el cementerio. Gracias a eso he conseguido mucha información sobre militares de tropa que desaparecieron o fallecieron allí. He contados sus microhistorias y los he rescatado del olvido.

Además de su tío, su abuelo también estuvo en Melilla en el momento del Desastre…

Mi abuelo también estaba allí. Se manifestó con 66 años para que le dieran un arma con la que defender a mi familia. Fue encarcelado durante unas horas porque pegó un bofetón a un oficial que se burló de él; le dijo que, con lo viejo que era, volviera a casa.

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