La histórica y mortífera explosión de un volcán que tiñó de rojo y de ‘gritos’ el cielo de Europa

El pintor noruego Edvard Munch dejó constancia del curioso efecto rojizo que aún flotaba en el cielo en su obra 'El Grito', parte de la serie de cuatro pinturas similares tituladas 'Der Schrei der Natur ' (El grito de la naturaleza). 'El Grito' representa una figura humana cuyo rostro está distorsionado por una expresión de terror, mientras al fondo un cielo anaranjado arde a su espalda. En la entrada de su diario fechada en enero de 1892, Munch reconoció haberse inspirado en las extrañas condiciones atmosféricas que vivió Noruega entre 1883 y 1884, esto es, durante el estallido del volcán en Indonesia .

Antes de esas fechas, este archipiélago de Indonesia, valga la redundancia, estaba compuesto por tres islas y varios islotes. En una de estas islas, la de Krakatoa, se encontraba un volcán bautizado con ese mismo nombre que se podía apreciar a través de sus tres conos volcánicos, uno de ellos con 813 metros de altura.

En mayo de 1883, uno de esos conos se activó y estuvo durante un mes expulsando nubes de ceniza, fruto de la actividad volcánica, hasta una altura de 10 kilómetros sobre el nivel del mar . Sin embargo, eso solo fue la antesala del auténtico apocalipsis. En la noche del 26 de agosto, se bajó el telón. Una erupción de magma elevó una enorme nube de humo negra y condenó a la isla a la oscuridad durante dos días y medio.

A pesar de su violencia, la explosión que emergió de las sombras no causó daños directos graves en una isla sin apenas presencia humana. Los verdaderos efectos nocivos fueron los tsunamis y terremotos que se extendieron por toda la región causando más de 36.000 muertes. Todo el archipiélago alrededor de Krakatoa colapsó, los tsunamis barrieron los mares, sacudieron los barcos frente a las costas de Sudáfrica , y los terremotos se sintieron incluso en Australia. La ola más grande alcanzó 40 metros de altura.

El volcán solo dejó en pie un tercio de la isla, que cuarenta años después fue ampliada con el estallido de un nuevo volcán y rebautizada como «Anak Krakatau» , esto es, el hijo del Krakatoa. En 2018 volvió a ser portada en los periódicos por otra erupción que causó 426 muertos, 23 desaparecidos y 7.202 heridos. De nuevo, fue un tsunami el causante de la mayoría de muertos .

El suceso de 1883 modificó durante años el clima mundial, pero curiosamente afectó de forma favorable a algunas regiones de Europa. Según una investigación publicada en el año 2000 en la revista ‘Journal of Climatology’ por los expertos de las Universidades de Murcia y Alicante, Salvador Gil-Guirado, Alfredo Pérez Morales y Jorge Olcina, la región del sureste peninsular español, desde Valencia a Almería , se vio beneficiado por unos años de lluvias cuantiosas y de cosechas abundantes, debido a los cambios en la circulación atmosférica.