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Heroína y guerrillera: el martirio de La Pardala, la pesadilla española del «gánster Napoleón»

En «El canto de La Pardala» (Edaf, 2019), Fernando Martínez Laínez aborda la historia de una de las heroínas olvidadas de nuestro país: María Josefa Bosch

La Pardala plantó cara a Napoleón como otras tantas mujeres, algunas de la talla de Agustina de Aragón
Manuel P. Villatoro

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Pocos son los datos capaces de narrar las desventuras de María Josefa Bosch , más conocida (aunque no en exceso) como «La Pardala». Hasta ahora, la vida de esta heroína de la Guerra de la Independencia española navegaba entre las turbulentas aguas de la realidad y la leyenda (a veces inseparables en lo que se refiere a nuestro pasado más castizo). Por ello, la labor del incombustible Fernando Martínez Laínez es tan loable; porque, en su nueva novela histórica ( «El canto de La Pardala» -Edaf, 2019- ) ha buceado entre los escasos documentos existentes para asirse a la realidad y, sobre ella, crear una deliciosa ficción capaz de explicar de forma pormenorizada los vaivenes de este olvidado personaje.

Laínez, finalista del Premio Planeta, encadena así una narración cuyo objetivo es alzar hasta su merecido pedestal a «La Pardala». La guerrillera, la espía y -por desgracia- también la mártir. «Murió después de sufrir mil injurias y torturas», desvela el autor en declaraciones a ABC. En sus palabras, María Josefa fue prendida y colgada «de una horca en el travesaño improvisado entre dos conventos» sin juicio previo. No hizo falta. El inmenso odio que había generado su ayuda a las partidas locales la condenó. Ese fue el culmen de un martirio en el que la española fue paseada por las calles «subida a un borrico para provocar las burlas del vecindario» y golpeada hasta la extenuación.

«La Pardala» fue también uno de los muchos ejemplos de españolas que, durante la Guerra de la Independencia, se alzaron contra el invasor francés. Una de tantas cuyo valor insufló ánimos en los usurpados; pero también una de las miles que han sido ocultadas en el fondo de un cajón por una u otra causa. «¿Quién va a recordar a La Pardala en un país donde declararse patriota, y sobre todo serlo, es objeto de escarnio? Un país donde exhibir una bandera nacional (la bandera de Carlos III y la I República , no se olvide) se considera una provocación o ser tildado de “facha”», afirma a este diario Laínez con una mezcla de amargura y tristeza.

Por otro lado, Laínez es firme defensor de que, sin personajes como «La Pardala» (los cuales forman un « pasado común ») Napoleón podría haber avanzado sin oposición por la Península Ibérica . Y lo cierto es que no le falta razón, ya que -mediante sus malas artes- logró convencer a las autoridades hispanas de que permitiesen pasar a su ejército sin oposición alguna hasta Portugal. «Dejando aparte sus cualidades militares, Napoleón fue un gánster político , y en plena guerra ya había decretado la anexión pura y dura a Francia de toda la parte de España al norte del río Ebro», añade el autor. Si ya conocemos a Manuela Malasaña o Agustina de Aragón , ahora es el turno de la buena de María Josefa...

1-¿Ha sido difícil hallar información sobre ese personaje? ¿Era su verdadera historia desconocida en España?

Me encontré por primera vez con Josefa Bosch, La Pardala, al indagar sobre una novela histórica que quería ambientar en Morella y la zona del Maestrazgo. Una tierra incomparable en el corazón de España. Allí descubrí que había una torre casi destruida en el castillo-fortaleza de Morella que lleva ese nombre. A partir de ese rastro inicié la indagación, pero los datos concretos sobre su figura eran, y siguen siendo, escasos y fragmentarios. En ese sentido puede decirse que su historia verdadera es casi desconocida. Fue una heroína que apenas dejó documentada su existencia, pero que sin embargo mantuvo su leyenda en la memoria del pueblo.

2-¿Qué hay de verdad y qué de mentira en la leyenda de La Pardala?

La verdad es que fue una mujer que combatió como guerrillera y en la clandestinidad por oponerse a los invasores de su país, y eso hizo que sufriera martirio y fuera ahorcada vilmente. A partir de ahí, los datos ciertos y la leyenda se entremezclan, como sucede en cualquier hecho heroico con el transcurso del tiempo.

3-¿Cómo vivió Josefa sus primeros años? Parecen que existen pocos detalles sobre ellos...

Está documentado que nació en la localidad turolense de Mirambel, un pueblo de solera ancestral que Pío Baroja ambientó en una de sus novelas. Sus padres y abuelos residieron allí desde muy antiguo. Eran gente de clase media con algunas tierras de labranza. Josefa llevó una vida muy normal y se trasladó con su marido a Morella al casarse, cuanto tenía 17 años. La familia de su marido estaba vinculada al gremio de los tejedores, con una industria artesanal bastante desarrollada, y La Pardala se integró en ese mundo como una trabajadora más en el taller familiar. No tuvieron hijos y estaba destinada a una vida apacible de no ser por la invasión napoleónica, que lo trastocó todo.

Fernando Martínez Laínez ABC

4-¿Se mostró partidaria desde el principio de la Guerra de la Independencia a la causa patriótica?

Así debió de ser, porque los acontecimientos de aquel momento histórico en todo el reino de Valencia se produjeron muy rápidos. La insurrección popular que se inició el 2 de mayo de 1808 en Madrid se extendió por toda España con una velocidad increíble para la época, ante la pasividad, o incluso el rechazo, de muchos altos mandos militares y civiles, la jerarquía eclesiástica y una buena parte de la nobleza. El levantamiento supuso una gran derrota moral de la Francia napoleónica, que echó por los suelos las ilusiones de “fraternité” proclamadas de boquilla en España desde París.

Los franceses no podían imaginar a un pueblo furioso que en su gran mayoría estaba dispuesto a morir con sus mujeres y sus hijos, arriesgándolo todo sin medir las consecuencias contra el mayor ejército de la época. Se trató de una guerra de agresión y pura rapiña contra un pueblo traicionado por su propia clase dirigente y Napoleón. Poco a poco, La Pardala experimentó la misma transformación de muchas mujeres en esa guerra, al pasar de llevar una vida hogareña a participar decididamente en la lucha de guerrillas.

5-¿Se alzó Morella en contra del francés invasor? ¿Cuál fue el papel de la resistencia en esa región?

El ardor patriótico se impuso en casi todo el Maestrazgo, el Bajo Aragón y Castellón, aunque la población estaba sobrecogida y desconcertada por la falta de medios. La población apenas tenía defensas. Los franceses entraron en Morella varias veces exigiendo tributos y saqueando, y terminaron instalando una guarnición en el castillo, un emplazamiento de gran valor estratégico, que bien defendido era casi inexpugnable.

El papel de la resistencia sigue la pauta marcada en muchos lugares de España. Derrotado en campo abierto el ejército regular, la guerra popular de guerrillas se extendió pronto a todos los territorios ocupados. Fue una guerra total, sin reglas ni cuartel, como no se había conocido antes en Europa, que sirvió de inspiración a otros países como Alemania o Rusia, pero quebró el desarrollo normal de España en el siglo XIX, en un momento en que otros países de Europa alcanzan su apogeo. Para España la herencia fue funesta, ya que las derrotas ultramarinas no vinieron solas, sino acompañadas del rosario de guerras civiles y tendencias separadoras que todavía no hemos superado.

Recreación de Agustina de Aragón

6-¿Cómo colaboraba con la guerrilla Josefa? ¿Fue determinante su labor?

Las principales partidas guerrilleras en la zona del Maestrazgo eran las del fraile franciscano Asensio Nebot y el sargento José Milián. La Pardala tuvo que participar en esas acciones que -como era habitual- no quedaban registradas en ningún sitio. Josefa era confidente y espía del sargento Milián, y mantuvo continuo enlace entre las partidas refugiadas en los montes y los patriotas der Morella, pasó información, proporcionó armas y dio refugio en su casa a los españoles perseguidos. Su papel debió de ser importante porque la ahorcaron sin juicio alguno después de tenerla varios meses sometida a humillaciones y malos tratos.

El historiador y cronista morellano, Carlos Sangüesa, ha dejado testimonios documentados de que La Pardadla intervino decisivamente en un golpe de mano por sorpresa el 31 de diciembre de 1810 que realizaron José Milián y su grupo. El asalto estuvo a punto de recuperar el castillo y se saldó con la captura de cincuenta prisioneros franceses, lo que supuso una gran humillación para los ocupantes. A partir de ese momento, La Pardala tuvo que escapar de Morella y abandonar su casa, pero sus méritos quedaron reconocidos por la Junta de Valencia, que la premió con seis reales de vellón diarios y la declaró oficialmente “patriota benemérita”.

7-¿Por qué fue prendida? ¿Fue acusada por españoles afrancesados?

Tras el asalto a Morella, Josefa era una mujer marcada, y el cerco de los franceses se fue estrechando. Seguramente pusieron precio a su cabeza y después de ir a Valencia quizá pudo refugiarse un tiempo en Mirambel, donde todavía debían de quedarle parientes y amigos de su época juvenil.

No está claro, sin embargo, qué la motivó a regresar a Morella y meterse otra vez en la boca del lobo cuando la detuvieron. En eso seguramente tuvo que ver la delación de algunos de sus convecinos afrancesados que deseaban vengarse de ella y congraciarse con los ocupantes.

«Murió el 17 de agosto de 1811 después de sufrir mil injurias y torturas»

8-¿Cómo fue ejecutada?

Murió el 17 de agosto de 1811 después de sufrir mil injurias y torturas. La colgaron de una horca en el travesaño improvisado entre dos conventos, uno de franciscanos y otro de monjas agustinas. Los franceses quisieron exponerla a la vergüenza pública y pasarla por las calles de la ciudad subida a un borrico, para provocar las burlas del vecindario. La enterraron en el cementerio de Morella y le cantaron una misa funeral de cuerpo presente.

9-¿Cuál es la importancia histórica del personaje?

Josefa Bosch fue una mártir patriota en la guerra más larga y cruel librada dentro de España. Una contienda terrorífica en la que España logró mantener su independencia a costa de quedar arruinada y dividida ideológicamente en bandos cerriles irreconciliables. Lo que vino después fue una agonía histórica cuya secuela todavía no hemos superado.

Pese al revisionismo académico de ciertos sectores, resulta correcto calificar esa contienda como Guerra de Independencia, porque es falso que lo que se ventilaba fuera cambiar un régimen político por otro más “progresista”, como pensaban con ingenua bobería muchos afrancesados. Dejando aparte sus cualidades militares, Napoleón fue un gánster político, y en plena guerra ya había decretado la anexión pura y dura a Francia de toda la parte de España al norte del río Ebro. Se trató de una ocupación pura y simple, que hubiera hecho de España un país cipayo, un satélite servil de la “grandeur” francesa.

Necesitaríamos personajes como La Pardala como ejemplo, para establecer una historia común, por encima de luchas intestinas, y más en un país tan tribal y mentalmente fragmentado como España. Hacer nuestros figuras y lugares que permitan construir un relato histórico de entendimiento común. Sin ese sentido colectivo todo se diluye en una caótica atomización individual, sin futuro propio frente a países más fuertes.

Representación de la Guerra de la Independencia

10-¿Por qué ha caído en el olvido?

¿Quién va a recordar a La Pardala en un país donde declararse patriota, y sobre todo serlo, es objeto de escarnio? Un país donde exhibir una bandera nacional (la bandera de Carlos III y la I República, no se olvide) se considera una provocación o ser tildado de “facha”. Hay una vena delirante en todo esto, que deriva de la carencia de relato histórico común. Para la visión “progre” liberal, y políticamente correcta, resulta molesto reconocer que la brutal invasión napoleónica fue una pura guerra de agresión y provocó la división radical que vino después y que se palpa hoy en los separatismos de aldea. En el fondo, los guerrilleros eran proletarios insurrectos en una España de tradiciones muy arraigadas que, tras descubrir y conquistar medio mundo, no pudo convivir con sus propios fantasmas históricos.

11-¿Qué dificultades ha tenido a la hora de novelar su historia?

La mayor dificultad ha sido dar forma a una historia que encajara literariamente las piezas de los datos reales sobre el personaje con la parte imaginada de forma verosímil, dando coherencia al conjunto de la novela. Mi inspiración en este sentido debe mucho a Baroja y Galdós, que siguen siendo las dos cumbres de la novela histórica española.

12-¿Debe España un reconocimiento mayor a las heroínas de la Guerra de la Independencia?

Sin duda. Entre otras cosas para poner de relieve el papel tan destacado de las mujeres españolas en esa guerra, soportando abusos y violaciones sin cuento de la soldadesca enemiga. Ahí están los dibujos de Goya para dar una leve idea de lo que sufrieron. Además de entregar a la patria lo que más querían: sus hijos, combatieron cuando llegó la ocasión como un soldado más, arrastraron cañones, cuidaron heridos, crearon un cerco de hostilidad y rechazo a los invasores, padecieron torturas y dieron su vida cuando les llegó la hora, como ocurrió con La Pardala. En la mayoría de los casos lo hicieron de forma anónima, sin dejar rastro de su heroísmo. Si España tuviera la memoria que ellas merecen, el monumento a estas mujeres debería dejar pequeño al que Nelson tiene en el centro de Londres, por no hablar de libros, películas o series de Tv sobre el tema. Es así como se crea cultura histórica solidaria.

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