Así han evolucionado los tanques en España: de los primeros ligeros a la orgía blindada de la Guerra Civil
La Península se convertiría en el campo de entrenamiento de las grandes guerras de acorazados modernos que se viviría en la Segunda Guerra Mundial, pero no por los tanques existentes, sino por los que estaban por venir de Italia, Alemania y Rusia
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Iniciar sesiónLa Primera Guerra Mundial planteó un desafío armamentístico que las tácticas de la época no dieron abasto a resolver. La invención de nuevas tecnologías avanzó más rápido que la capacidad de usarlas correctamente. La guerra en el teatro occidental encalló en una serie ... de ofensivas infructuosas que trataban de avanzar, entre infinitas líneas de trincheras , a base de bombardeos de artillería masivas seguidas del asalto de la infantería al estilo más clásico. Ataques sumamente costosos en vidas, que apenas eran capaces de modificar las líneas enemigas.
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En un intento de romper con esta dinámica, los primeros tanques ingresaron al campo de batalla en 1916. La aparición del gigantesco tanque británico Mark I o del francés CA1 supuso toda una revolución, aunque pronto, como otras armas, mostraron que con las tácticas conocidas tenían demasiadas limitaciones. Estos tanques resistían los impactos de las ametralladoras y ofrecían una estampa terrorífica en los campos, pero a paso de hombre, eran oscuros, ruidosos, fáciles de estropear y un blanco fácil para la artillería. El humo de su motor y los materiales inflamables con los que estaba hecho le hacían una trampa mortal para sus abarrotadas dotaciones.
El primer carro de combate adquirido por el país de Alfonso XIII fue el Renault FT-17, que llegó a Madrid el 23 de junio de 1919
A mediados del conflicto, Francia se sacó de la manga el Renault FT-17, de menor tamaño, más barato, muy ágil y armado con una torreta giratoria que permitía una visión de 360 grados del campo de batalla. Sus dimensiones le permitían cubrir el terreno una vez que el impedimento de las trincheras había sido superadas. Los tanques ligeros se empezaron a usar a modo de «enjambre de abejas» para escudar a la infantería, romper las líneas de alambre y sorprender al enemigo por su retaguardia. Ahora sí, los carros de combate cambiaron la guerra.
Los orígenes y el bautizo de sangre
Desde su estricta neutralidad, España observó con curiosidad y asombro las innovaciones de la Gran Guerra . El primer carro de combate adquirido por el país de Alfonso XIII fue precisamente el Renault FT-17, que llegó a Madrid el 23 de junio de 1919. El vehículo fue sometido a una serie de pruebas en la Escuela Central de Tiro de Carabanchel (Madrid), presenciadas algunas de ellas por el Rey Alfonso XIII. A modo de conclusión, le fue sustituida la ametralladora original por otra de 7 milímetros de dotación. Aquellos tanques ligeros, junto a media docena de carros de asalto Schneider CA-1, también franceses, pusieron las bases a la punta blindada del Ejército español.
El bautismo de fuego de los carros españoles, al igual que con la aviación, tuvo lugar en Marruecos. Tras el Desastre de Annual , se iniciaron varios programas para modernizar las armas españolas, lo que incluyó la creación el 17 de diciembre de 1921 de l a Compañía de Carros de Asalto formada por once de los carros ligeros. El 18 de marzo de 1922 entraron en combate en Melilla, y un año después se hicieron con su primera laureada.
El sargento García Esteban se encontraba el 5 de junio de 1923 al mando del carro nº 9, en la protección de un convoy organizado en Dar Drius para abastecer las posiciones avanzadas de Tizzi Aza y Benítez, cuando se le ordenó avanzar en vanguardia. Coincidiendo con un lugar angosto, los insurgentes empezaron a disparar al convoy. En el transcurso de la acción, el carro nº 9 , cumpliendo órdenes del jefe de su sección, se colocó en la posición más expuesta del barranco.
La resistencia fue heroica para permitir al resto del convoy avanzar en formación. Aunque el sargento se quedó ciego al ser alcanzado por una bala que penetró por la mirilla de la torreta de su carro, su tanque mantuvo la posición y consiguió consumir hasta el último cartucho de su ametralladora. En recompensa a su heroica acción obtendría la Medalla Militar individual y la Cruz laureada de San Fernando.
La Compañía de Carros de Asalto tomó parte en el desembarco de Alhucemas (1925) , aunque no desembarcó hasta días después. Los vehículos sirvieron para apoyar el flanco izquierdo del ataque español y ayudaron a capturar las posiciones elevadas que rodeaban la playa, pero, sobre todo en el caso de los pesados Schneider CA-1, su actuación fue más bien pobre, quedando los carros detenidos en el terreno, separados de la infantería y siendo atacados en sus ángulos muertos.
España también tenía los llamados Camiones Protegidos, vehículos blindados de unas dimensiones considerables (casi 6 metros de largo, 4 de alto y 2,25 de ancho)
En los siguientes años, el Ejército sumó a su parque más Renault FT-17 y otros Schneider CA-1. Además intentó hacerse con carros de otras marcas, entre ellos el tanque italiano Fiat 3000-A y el Carro de Combate Trubia , fabricadas en la fábrica de esta localidad asturiana. Este vehículo también ligero aventajaba al francés en potencia bélica (el francés montaba dos ametrallados y el español tres y un cañón) y en velocidad (el francés corría a cinco kilómetros por hora y el español a 23).
Por desgracia, la industria española no estaba en condiciones de ponerse a fabricar esta serie en grandes cantidades y tenía gran dependencia de los motores extranjeros. España también tenía a mano los llamados Camiones Protegidos, vehículos blindados de unas dimensiones considerables (casi 6 metros de largo, 4 de alto y 2,25 de ancho); un peso de unos 6.000 kilogramos y una caja de cambios con tres marchas hacia delante y una hacia atrás. Su envergadura hacía que tuviera un centro de gravedad bastante alto , algo que aumentaba el riesgo de que volcase en batalla.
La superioridad rusa en la Guerra Civil
A principios de la Guerra Civil, el Ejército contaba, aparte de con estos blindados, con un total de diez FT-17, que se repartieron entre nacionales y republicanos casi a partes iguales. El único Fiat 3000A en servicio fue desmontado para usar sus piezas y los seis tanques de asalto Schneider CA1 de España permanecieron a disposición del Ejército republicano, que los usó durante el asedio del Alcázar de Toledo y las primeras defensas de Madrid, donde fueron todos destruidos. Tres prototipos del Trubia A4 estuvieron en manos de los nacionales, mientras que un cuarto pasó al Ejército Popular de la República, según datos de Dionisio García, autor de ‘Trubia: El Primer Carro de Combate Español’ (Almena).
La Península se convertiría en el campo de entrenamiento de las grandes guerras de acorazados modernos que se vivirían en la Segunda Guerra Mundial, pero no por los tanques existentes, sino por los que estaban por venir de Italia, Alemania y Rusia . El 18 de agosto de 1936 recibieron los nacionales las primeras tanquetas italianas y un mes después una treinta de carros ligeros de exploración alemana.
Los republicanos no se quedaron atrás gracias al suministro soviético. Según el mítico libro sobre la Guerra Civil de Hugh Thomas , durante el año 1936 llegaron 239 carros rusos a los puertos de Levante y 120 a Bilbao. En total suman 551 carros llegados a Levante, más los 120 de Bilbao, además un Batallón en el Norte, con unos 60 carros construidos en Trubia.
La máxima dotación en el bando republicano se alcanzó en septiembre de 1937 con 403 carros rusos en plantilla, mientras que en el bando nacional en los tiempos de mayor abundancia los carros fueron 60 alemanes y 60 italianos, sin llegar a ser nunca cien de cada país. No en vano, ni los italianos CV-33 ni los alemanes Panzer I eran rivales para los numerosos carros rusos T-26, que destrozaban con sus cañones los blindados enemigos. Frente a la inferioridad de su bando, Franco llegó a ofrecer a sus soldados hasta 500 pesetas por cada tanque T-26 capturado . En última instancia, se llegó a organizar una unidad de recuperación, diseñada para recuperar blindados soviéticos fuera del terreno.
De la Alemania nazi a EE.UU.
Tras el conflicto fratricida, la Agrupación de carros de Combate fue disuelta, quedando organizados el 1 de octubre de 1939 cinco Regimientos de Carros. De la guerra habían salido con vida diez Renault FT-17, 94 Panzer I, 60 CV-33/35, 140 T-26 y un centenar de autoblindados. Entre finales de 1937 y 1938, el capitán Félix Verdeja Bardales intentó romper con la dependencia de España con respecto a industrias extranjeras creando un nuevo tanque ligero que mejorara las prestaciones del Panzer I y el T-26. Logró sacar adelante un prototipo y hasta convenció al gobierno franquista para empezar a producirlo en masa, pero se topó con zancadillas fuera y dentro del país. La industria española no estaba para tantos trotes.
Todos estos planes españoles los diluyó la compra a la Alemania nazi en 1944 de una veintena de carros Panzer IV , que eran tanques de tamaño medio, gran robustez y muy fiable, para sustituir a los obsoletos Panzer I y los T-26. La modernización del Ejército, tan dependiente de Alemania, se vio interrumpida por la derrota de este país en la Segunda Guerra Mundial .
España cambió como socio a la Alemania nazi por los Estados Unidos de la Guerra Fría . A principios de 1954 se incorporaron las primeras unidades de M-47 (tanque de tamaño medio) y los más ligeros M-41. En el transcurso de esta década, España recibiría un total de 389 de este modelo. Frente a los cañones de 45 milímetros de los T-26 o los 75 milímetros de los Panzer IV, los tanques M-47 disponían de un cañón de 90 milímetros. Además, el blindaje del M-47 era de 110 milímetros de espesor en la placa del glacis y de 178 milímetros en la parte delantera de la torreta, ante la plancha de acero homogénea de 'solo' 80 milímetros en el glacis de los tanques alemanes .
Los M-48 fueron reemplazados progresivamente por carros de combate patente franceses AMX-30 y, posteriormente, por algunos M-60
La década de los sesenta sería en España la de los carros estadounidenses M-48, con todavía más blindaje y una tecnología más moderna. Estos y el resto de modelos más pioneros fueron desplegados hacia 1974 en el Sahara para apoyar el dispositivo defensivo organizado ante la Marcha Verde Marroquí .
Los M-48 fueron reemplazados progresivamente por carros de combate franceses AMX-30 y, posteriormente, por algunos M-60. Hacia 1987, el Ejército de Tierra contaba con casi trescientos carros de combate de diseño francés y más de quinientos norteamericanos. Fue entonces cuando empezó el programa del Leopardo 2E , que en España tiene unas características de 59 toneladas, alcanza los 72 kilómetros y cuenta con un cañón principal de 120 milímetros. La mayor parte de los vehículos se fabricaron en España.
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