Eslava Galán, sobre el episodio más oscuro de la República: «La matanza de religiosos fue deleznable»
El divulgador superventas publica, junto a Antonio Piñero, 'Viaje a Tierra Santa', un recorrido por los santos lugares y la evolución del cristianismo a lo largo de la historia
Los libros de texto de Historia de España del País Vasco exaltan el nacionalismo y alaban la República
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Iniciar sesiónJuan Eslava Galán no se detiene ni un segundo. Sus huelgas de escritor son a la japonesa: a base de mover la pluma. O más bien golpear el teclado, en los tiempos que vivimos. El pasado diciembre presentó ' Enciclopedia nazi '; estos días, cuando ... no ha pasado medio año, hace lo propio con ' Viaje a Tierra Santa ' (Booket). Aunque cuenta con dos ventajas: la obra se basa en una escapada real que hizo a los santos lugares, y ha contado con Antonio Piñero, experto en la historia del cristianismo, a su lado.
Al otro lado de la línea telefónica, el divulgador superventas responde de forma concisa, pero incisiva. Habla de los dos protagonistas del libro, Bonoso y Antonio, curiosos álter ego. A través de ellos, el lector pasará por Hattin –donde se cuenta que Saladino arrebató a los cristianos la Vera Cruz–, Éfeso y hasta España. Porque, como bien explica a ABC, el franquismo instauró en Nacionalcatolicismo sobre los pilares de las viejas cruzadas.
Esta obra es un cambio de 180º con respecto a la enciclopedia nazi...
Efectivamente. Este libro es la experiencia de un viaje real con Antonio Piñero , el hombre que más sabe del Nuevo Testamento y de la Biblia en Europa. Tuve la suerte de que me explicó todo y de que nos encontramos con arqueólogos relevantes que nos desvelaron los secretos de las ubicaciones. Fue una aventura de las que guardo un más cálido recuerdo.
¿Está novelada la obra, o es ensayo puro?
Yo siempre novelo algo, pero es real. En el viaje fui haciendo muchas fotos para acordarme de las anécdotas que pasaban. La ficción que tiene es sobre experiencias ciertas que ambos hemos vivido.
¿Cuál es la importancia de Tierra Santa en la Historia?
Tuvo una importancia primordial y fundamental, y la sigue teniendo. Somos deudores de ella, y parte de la civilización cristiana occidental también. Esa civilización hunde sus raíces, por una parte, en el pasado grecolatino, y, por otra, en la cultura religiosa que hemos heredado de la Biblia y de esa secta judía que fue el cristianismo, que creció y creció.
A pesar de eso, en la actualidad determinados grupos políticos arremeten contra la religión...
Me parece bien que hayamos desligado el pecado del delito, que es una de las grandes consecuencias de la Ilustración europea en el siglo XVIII. Nos hemos separado de la religión en el sentido de que antes era opresiva y ahora la escogemos de forma voluntaria. Todo eso es cierto, pero no es correcto arremeter contra ella. Si el hombre es libre, y debemos aspirar a ello, al que le parezca bien ser religioso, que lo sea. No debemos imponer la religión ni imponer la no religión.
¿Usted arremete contra ella?
No. Aunque a los religiosos les pueda parecer que cargo contra ella, no es así. Busco la verdad, y en la verdad está poner en claro que muchas creencias son falsas, aunque necesarias para una parte de la Humanidad.
¿Qué tiene Tierra Santa de especial?
Es un mundo apasionante; un mundo en el que uno respira la historia. Te das cuenta de la diversidad de creencias que conviven o coexisten. En particular Jerusalén y los santos lugares. Ves las aproximaciones que hacen los devotos, venidos de todas partes del mundo... Es todo un espectáculo que se extiende ante tus ojos. El problema es que, en el Santo Sepulcro se ha montado, a lo largo de los siglos, una suerte de Disneyland religiosa. Al observador moderno y desprejuiciado le parece fascinante. Eso es lo que he intentado transmitir con este libro, siempre con el auxilio científico de Antonio Piñero, un especialista en estos temas.
¿Disneyland religiosa?
Sí. Es la explotación económica. Atraen al viajero y montan una Disneyland que, a menudo, bastardea el mensaje directo de los lugares donde ocurrieron las cosas.
¿Algún lugar que recuerde con especial cariño de aquel viaje?
En Tierra Santa todos tienen potencia, pero hay varios especiales. Uno de los que me ha encandilado, aunque no está exactamente allí, es Éfeso, en Grecia. De los lugares paulinos es de lo que más me impresionó. Como aficionado que soy a la arqueología y a las ciudades antiguas, pasear por sus ruinas fue impresionante. Lo guardo como uno de los mejores momentos del viaje.
¿Está ligada Tierra Santa todavía a los cruzados?
Es la zona del mundo donde más castillos medievales hay. En la época de las cruzadas fue importantísimo el trasiego militar que hubo entre unos y otros. Una parte del viaje fue subir a las colinas de los Cuernos de Hattin , donde Saladino derrotó a los templarios. En la soledad del paisaje uno se empapa de la importancia de la historia.
Allí se cree que se perdió un trozo de la Vera Cruz...
Son leyendas. No creo que ninguna de las presuntas reliquias de Cristo haya tenido una existencia real. En la Edad Media se obsesionaron con ellas, pero la realidad es que ninguna ha podido conservarse. Nunca se apreciaron hasta que empezó la moda en el siglo IV, y, para entonces, ya estaban más que perdidas.
¿En qué se basa la obra?
Lo que intentamos es interrogar los textos, sacar de ellos toda la sustancia que se pueda. Pero eso hay que contrastarlo con los datos arqueológicos, que nos dicen mucho y hacen que moderemos el mensaje. Es un conjunto. No se puede usar una cosa u la otra. Todo se apoya de forma mutua.
¿Considera que el cristianismo nos ha hecho evolucionar como sociedad?
Cuando hablamos de Occidente no podemos prescindir del cristianismo; ha estado en su médula. Occidente es el producto de la confluencia de religión y tradición grecolatina. Eso es lo que somos, nuestra esencia.
Habláis también de la etapa franquista...
Fue un capítulo lamentable. Se exacerbó la importancia de la religión. Entramos en el llamado Nacionalcatolicismo , que perjudicó a unos y otros. Fue el inicio, la semilla del rechazo que sienten muchas personas.
Pero, durante el franquismo, la Iglesia intentó desde Roma separar ambos mundos...
La Iglesia de Roma aprovechó el Concordato para imponerle a Franco una serie de medidas protectoras. Más que de la religión, de la Iglesia como institución. La relación se mantuvo hasta que la Iglesia vio que tenía que irse desligando del régimen franquista allá por los años sesenta, con Pablo VI. Hasta entonces había estado muy cómoda.
¿Era Franco católico?
Franco no era ni siquiera fascista, era franquista. Pero, debido quizá a la influencia de su mujer, que era muy católica, con el tiempo se fue acercando a la religión. Habría que entrar en su conciencia. No podemos saber si ese catolicismo de aparato estatal que impuso era pragmático, o si fue un catolicismo sentido. Cuando era un teniente en África no se caracterizaba por ser muy cristiano.
¿Y su amor por las reliquias?
Siempre se ha dicho que se hizo acompañar de la mano de Santa Teresa toda su vida. No sé hasta qué punto sería eso una cuestión de la mujer, más que de él.
¿Estaba influenciado por su mujer?
Bueno... Ella mandaba mucho... [Ríe]
¿Cómo definiría la persecución religiosa por parte de la Segunda República?
Fue una auténtica barbaridad la persecución religiosa que se dio en la Guerra Civil . La Iglesia había estado vinculada a los poderosos, eso es cierto, pero asesinar a miles de religiosos y religiosas que no pintaban nada en los abusos es una página negra de nuestra Historia que no se puede disculpar.
¿Es usted creyente?
Soy agnóstico. La Iglesia ha sido un poder importante políticamente, y no siempre positivo. Pero no debemos olvidar que, dentro de ella, hay organizaciones como Cáritas, que se dedican a dar de comer a mucha gente.
¿Cómo acaba un agnóstico viajando a Tierra Santa?
Me interesan mucho las religiones y las creencias. Por eso, a pesar de ser agnóstico, o quizá porque lo soy, le he dedicado ya a la religión cuatro libros. Me llama la atención aunque no comulgue con esas ideas o no sea una persona de fe. Pero nuestra cultura no se entiende sin la religión.
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