«Los Beatles se separan»
Unos años antes de que los Beatles grabaran y promocionaran su primer disco (7 de septiembre, 2 de octubre de 1962) su música ya había comenzado a sonar en los «ghetos» negros de Chicago y Nueva York, en los barrios proletarios de Liverpool ... y Hamburgo, en los «blues» del profundo Sur hecho lamento y del «rhythm and blues» de Chicago convertido en música de baile.
Su música había nacido de las experiencias de Chuk Berry , Smokey Robinson , Elvis Presley , los Everly , los Isley Brothers ... que consiguieron movilizar al personal en torno a un nuevo sentimiento juvenil.
Ya comenzaba a no ser tan importante eso de ser adulto, eso de haber hecho la guerra, eso de nacer y crecer sin todas las necesidades cubiertas. Por vez primera, los jóvenes habían encontrado unas experiencias que sus padres no sabían transmitir...
John y George estudiaban juntos en la Quarry Bank High School y el educado Paul se había hecho amiguete de los dos. Aquellos años el trío los pasó aparentando lo que no eran («teddys») y aprendiendo a tocar los diferentes instrumentos que caían en sus manos. Estaban decididos a lanzarse por el camino de la música, aunque no supieran exactamente ni cómo, ni por qué, ni hasta dónde... Solían reunirse todas las tardes en casa de George, donde su madre les preparaba alguna merienda, además de alentarles en una afición que era repudiada por el resto de sus respectivas familias. Se llamaron The Quarrymen, Johny The Moon Dogsy The Silver .
En el 58, John perdió a su madre, y su personalidad —infinitamente torturada— se hizo más cruel, más brutal, más sentida, más suya (...)
«Nunca seré un trabajador de nueve a cinco»
La verdad de aquellos horterillas provincianos era la más bella de todas. Cuando la tía de John acudió un día a la Caverna para ver qué hacían, su sobrino no pudo ser más directo:«Nunca seré un trabajador de nueve a cinco. Mi vida es la música» (...)
Hamburgo era en 1960 un reconocido centro de perversión. Puerto libre, se había convertido en el punto neurálgico de un incesante tráfico de armas para la guerra argelina y una floreciente industria de prostitución y gangsterismo. Iban vestidos para la ocasión con unos vaqueros ajustados, unos zapatos puntiagudos y el típico «tupé» chorreando brillantina. El primer establecimiento en el que tocaron fue el Indra, un pequeño club en el que sólo había dos personas. Su camerino era un «water» y tuvieron que dormir en un cine llamado Bambi...
En sólo unos días, abarrotaron el local...
Les dijeron que tenían que hacer algún «show», que allí no bastaba con cantar, y así lo hicieron. La noticia corrió rápidamente y en sólo unos días consiguieron abarrotar el local. Eran las primeras «fans» alemanas (una de las cuales tiene hoy una hija, a la que Paul ha pagado 30 millones de dólares) que se alegraban con los éxtasis de aquellos Beatles revolcados por el suelo mientras cantaban. Era un delirio de borracheras y sonido, un delirio que les agotaba todas las noches y que les hacía felices y conocidos en el mundillo de los «rockers» locales.
Los jóvenes temblaban con los Beatles. «Love me do» sólo llegó al puesto 17 de las listas de éxitos y desapareció sin dejar rastro. Su segundo tema, «Please, please me», que graban el 23 de febrero de 1963, llega al número 1, y desde aquel momento todas las canciones de los Beatles alcanzan el cotidiano primer lugar, logrando un récord no batido por ningún conjunto.
La Beatlemanía llega a España
Era el comienzo de la Beatlemanía que llegaría a España con un par de años de retraso. Nuestro país, que ya daba muestras de un marcado progreso social, estaba entregado a músicos del tipo Guardiola y sólo se había permitido el lujo «pop» con gente como el Dúo Dinámico. Por aquel entonces, teníamos ya más de cincuenta mil receptores de televisión instalados, la turista diez millones había llegado al aeropuerto de Barajas, se ejecuta a Julián Grimau, y un «melenudo», al estilo Beatle, toma la alternativa como torero: El Cordobés.
En el fondo, toda la «beatlemanía» era una descomunal polémica. El diario «Pravda» tan pronto decía que los Beatles eran el símbolo de la degeneración capitalista, hasta el mismo periódico, como más tarde admitía lo mucho que las melenas, las canciones y las ropas estaban contribuyendo como contestación al capitalismo, pasando por quienes se empeñaban en demostrar que los Rolling eran infinitamente mejores que los Beatles.
Pero el caso es que la década continuaba vertiginosamente rendida a los pies de los chicos de Liverpool (...)
Eran los años de la meditación trascendental, del bálsamo espiritual, del camelo del Maharishi Yogi , al que deciden acompañar a Bangor. El viaje se transformó en un espectáculo más, y hasta Mick Jagger , que ya era famoso, les acompañó... Pero algo muy grave iba a suceder a miles de kilómetros de distancia... Algo tan grave como la muerte, en extrañas circunstancias de Brian Epstein ... Algo tan grave como el comienzo del final de los Beatles.
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