La batalla de Muros, el bautismo de fuego del almirante español que nunca perdió un combate
Muros es considerada la primera batalla de gran entidad en el Océano Atlántico de la Historia, lo cual no quita que la forma de luchar siguiera siendo la típica del Mediterráneo
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Iniciar sesiónNacido en Granada en 1526, Álvaro de Bazán se familiarizó desde niño con el mundo marítimo. Las galeras turcas dominaban el Mare Nostrum y obligaban a muchas poblaciones costeras a vivir atemorizadas día y noche. Hasta tal punto que se decía en la ... costa de Levante que un pueblo se acostaba poblado y se despertaba desierto, con los hombres muertos y las mujeres y los niños esclavizados de camino a los puertos piratas del Norte de África . Cuando no había moros en la costa significaba que no había peligro, de ahí la popular expresión. La forma de hacer la guerra en el Mediterráneo era terrible y el enemigo un ser demoníaco a ojos cristianos, lo cual hace meritorio que la familia Bazán, linaje destacado de la nobleza andaluza, buscara aquí ganar más prestigio.
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La familia Bazán tenía ascendencia navarra y había estado emparentada con el V señor de Vizcaya antes de trasladarse al corazón de Castilla. El abuelo, también llamado Álvaro de Bazán, sirvió a los Reyes Católicos en la Guerra de Granada . Y el padre, Álvaro de Bazán «el Viejo», se amarró a la vida marítima y, en 1526, sustituyó a Juan de Velasco en el cargo de general de galeras de España. Un tipo de combate despreciado por los nobles y estimado en el periodo como propio de mecánicos. La arriesgada elección de «el Viejo» respondía a que había comprendido antes que nadie que, tras el Descubrimiento, ahora las fronteras hispánicas eran marítimas.
De norte a sur
El padre se cuidó de que su hijo recibiera el hábito de Santiago siendo un niño y fuera nombrado con solo ocho años «alcaide del Castillo de Gibraltar» , cuya bahía resultaba un lugar idóneo para que invernaran las galeras. Una recompensa para él por sus buenos servicios a Carlos V, y una forma de incentivar al muchacho, que a decir verdad no necesitaba muchas excusas. Bazán padre procuró para sus vástagos una formación humanista y que en ellos surgiera la vocación marítima. Con la nariz todavía mocosa , «el invicto» (nunca perdió una batalla) corría por la cubierta de la nave capitana de su padre y poco después tendría su primera experiencia militar.
En uno de los frescos del Palacio de Viso del Marqués se representa la Jornada de Túnez (1535) , con el padre de don Álvaro entregando las llaves de la ciudad africana al emperador Carlos V. Y su hijo haciendo las veces de mozo de armas. Siendo uno de los marinos más eficaces de Carlos V, el viejo capitán se enfrentó a los franceses en Muros junto a su hijo, en 1543. Francisco I de Francia había declarado de nuevo la guerra a España un par de años antes, en una ofensiva a tres bandas en la que implicó a Turquía, Dinamarca y Suecia, con la excusa de aprovechar la fracasada expedición española contra Argel. En paralelo a otras operaciones, el vicealmirante De Burye, uno de los mejores marinos de su tiempo, armó una escuadra de cerca de 25 barcos, en su mayoría atlánticos, para atacar el desprotegido Golfo de Vizcaya.
El emperador Carlos designó al padre de Bazán para que defendiera la zona con escasos hombres y menos barcos. El 10 de julio la escuadra francesa pasó por las aguas de Laredo, donde Bazán había situado su base, sin percibir que allí estaba la escuadra española. Saquearon las poblaciones de Lage, Corcubión y más puertos hasta el Cabo de Finisterre, echando finalmente sus anclas frente a la ciudad de Muros, a la que exigieron rescate para no ser arrasada como harían unos meros piratas. Álvaro de Bazán «el Viejo» alistó todos los buques y hombres posibles y saltó por sorpresa sobre los franceses, a los que cogió desprevenidos. Los franceses permanecían fondeados frente a Muros cuando la pequeña flota de 16 barcos se les vino encima a toda vela.
El emperador Carlos designó al padre de Bazán para que defendiera la zona con escasos hombres y menos barcos
La superioridad francesa se anuló por su mala posición, fondeada en una estrecha ría, que les retrasó a la hora de levar anclas. Era el día 25 de julio, festividad del Apóstol Santiago , patrón de España, cuando Bazán y su hijo dirigieron su nave capitana contra la del almirante francés, de tal manera que la hundió al coste de 100 hombres. A continuación, el galeón de Bazán se enzarzó en un nuevo combate con el del corsario Hallebarde, que estaba junto a la capitana. En total, la lucha duró algo menos de dos horas y concluyó con las 25 naves francesas hundidas o capturadas, salvo una que pudo escapar con el árbol partido.
La primera gran batalla atlántica
Muros es considerada la primera batalla de gran entidad en el Océano Atlántico de la Historia , lo cual no quita que la forma de luchar siguiera siendo la típica del Mediterráneo. Faltaban aún varias décadas para que, precisamente Bazán, probara las ventajas y los inconvenientes de batirse en este océano con barcos adaptados para ello. Se conoce poco, en este sentido, sobre la actuación del joven en la batalla o si aprendió alguna lección de futuro, lo único que consta es que a sus diecisiete años fue encargado por su padre de que cuidara la armada y las naos apresadas mientras él viajaba a Santiago de Compostela a ofrecer al apóstol la victoria. Las bajas francesas superaron las tres mil y las españolas las ochocientas, entre muertos y heridos, lo que da fe de la violencia con la que se peleaba en este tiempo.
Aparte de las bajas, el almirante español lamentó que del golpe se hundiera la almiranta francesa que transportaba el botín saqueado en las poblaciones cántabras y, lo que resultaba más doloroso para él, la venerada reliquia del brazo de San Guillermo de Finisterre . Francisco I volvió a pedir una tregua un año después, no así los corsarios franceses, ingleses y sobre todo turcos que infectaban el Mediterráneo y la salida hacia el Atlántico.
La carrera del joven Bazán creció como la espuma del mar en pocos años. Su nombre estuvo presente en todas y cada una de las grandes operaciones del Imperio español en el Mediterráneo. En 1554 fue nombrado capitán general de una armada destinada a guardar las costas de España y proteger la navegación de las Indias. Una de sus primera actuaciones en solitario (su padre moriría en 1558) fue contra dos naos inglesas, al mando del contrabandista llamado por los españoles «Richarte Guates», que transportaron al cabo de Aguer armas para los piratas berberiscos de Fez y Marruecos . Don Álvaro de Bazán quemó siete chalupas y carabelas, que eran empleadas para asaltar navíos cristianos. La sangre fría cuando al resto se le disparaba la adrenalina se convirtió en su firma personal y en la principal explicación a su larga racha de victorias.
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