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«La amenaza del pirata Drake fue un pretexto burdo para ocultar los restos del apóstol Santiago»

La historiadora Ofelia Rey señala las verdaderas razones que llevaron a la catedral de Santiago de Compostela a esconder las reliquias en el siglo XVI

Urna debajo del altar de la catedral de Santiago de Compostela, se veneran los supuestos restos del Apóstol Santiago EFE
Mónica Arrizabalaga

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La historia del Camino de Santiago está jalonada de episodios, pero quizá uno de los más sorprendentes sea el ocultamiento de los restos del Apóstol Santiago en el siglo XVI , recordado por la historiadora Ofelia Rey, con motivo de su conferencia sobre la peregrinación jacobea en los Cursos de Verano de la Universidad de Cantabria .

La catedrática de Historia Moderna de la Universidad de Santiago de Compostela subrayó que los restos del Apóstol Santiago estuvieron ocultos desde fines del siglo XVI a fines del siglo XIX, «sin que nadie intentara buscarlos ». En conversación telefónica con ABC, expone con más detalle qué llevó a la catedral de Santiago a tomar esta drástica medida en 1589.

«Lo que dicen las Actas del Cabildo Catedralicio, perfectamente consultables por los historiadores, es que se ocultan por temor a un ataque del pirata Francis Drake », apunta Rey. No era un miedo infundado. Como respuesta de Inglaterra al ataque frustrado de la Armada Invencible, el corsario inglés había atacado meses antes la ciudad de La Coruña y se podía sospechar que uno de sus objetivos podía ser un centro de la Cristiandad como Santiago de Compostela.

Ofelia Rey UNIVERSIDAD DE CANTABRIA

Sin embargo, « lo de Drake fue un pretexto bastante burdo , porque esa no fue la causa», añade convencida la historiadora. Por aquel entonces existían dos importantes quebraderos de cabeza para la catedral compostelana. Por un lado, se estaba creando la lipsanoteca del monasterio de El Escorial , con la idea de reunir allí las reliquias más destacadas del mundo, y existía un informe recomendaba a Felipe II que se llevara allí los restos del apóstol Santiago.

Al miedo a que estos planes reales se materializaran se unió la solicitud de una inspección ocular de las reliquias, en el curso de un pleito muy complejo entre los cinco obispados de la corona de Castilla y la catedral compostelana por el pago de voto a Santiago. Ofelia Rey relata que «uno de los abogados de los cinco obispados castellanos basó toda la defensa de sus clientes en que la documentación de la catedral de Santiago era falsa y lo eran también los restos del apóstol».

El proyecto de Felipe II y la solicitud de inspección ocular coincidieron en el tiempo, así que no se puede saber con certeza cuál fue la razón que más pesó en la decisión de ocultar las reliquias. La catedrática de la Universidad de Santiago se inclina, sin embargo, por la primera ya que «tiene mucho fundamento». En su visita a Santiago, el cronista Ambrosio de Morales se había escandalizado de cómo estaban cuidadas las reliquias y de cómo estaban repartidas por la catedral y había redactado un informe previo muy crítico que remitió a la Corona. En éste se basaría el informe que posteriormente recomendó al monarca el traslado de los restos de Santiago al Escorial.

«Creo que ésa fue la causa fundamental: el temor que había a que en algún momento fueran a parar a un lugar que no fuese la catedral de Santiago », destaca la historiadora, aunque no desdeña la importancia de aquel pleito por falsedad en la documentación. La catedral de Santiago lo perdió, pese a que alegó que los papeles más significativos se habían perdido en un incendio. Un dictamen del Consejo de Castilla dio la razón al letrado de los cinco obispados castellanos.

De la falsedad de la documentación de Santiago había sospechas muy serias desde mucho antes, pero en el siglo XVI arreciaron. « En ese contexto, hacer desaparecer todo era lo más conveniente », observa.

Los principales objetos de valor, como los vasos sagrados o la documentación, fueron enviados al parecer a Orense , donde el cabildo cardenalicio los custodiaría hasta que pasase el peligro, y «se supone que allí habrían ido a parar también los restos de Santiago», continúa la historiadora, aunque reconoce que el lugar donde fueron ocultados es confuso. En la documentación compostelana también se menciona al monasterio de Sobrado dos monxes . A partir de entonces, «no se buscaron» porque «a lo mejor no interesaba que aparecieran», apunta Rey.

Un silencio se cierne sobre el asunto a lo largo de la Edad Moderna. Será en el siglo XIX, por iniciativa del arzobispo Miguel Payá y Rico, cuando los restos del apóstol serían recuperados. Aparecieron en una excavación en la catedral en 1879 que ordenó llevar a cabo este ambicioso prelado, que aspiraba a ser nombrado cardenal y arzobispo de Toledo. «Una vez recuperadas las reliquias su carrera fue meteórica», recuerda.

« Los restos del apóstol Santiago se han utilizado para todo , para bien y para mal. Es lo que pasa con aquello que se fundamenta en una leyenda. Las cosas que se fundamentan en la verdad no tienen ese peligro, o eso pretendemos los historiadores», subraya la catedrática de la Universidad de Santiago.

La Historia y el actual Camino de Santiago

En la autenticidad de los restos del apóstol, dice, «no hay polémica» entre los historiadores porque «no se entra». La presencia de las reliquias «es una tradición» que interesa en sí misma a los investigadores por cómo nace, cómo evoluciona, cómo es recibida por los demás y por el éxito que alcanza. Otros muchos intentos se quedaron por el camino. Rey recuerda el caso de un santuario de Galicia que buscó reconocimiento del Papado de Roma de supuestas apariciones que tenían allí lugar hasta tres veces. «Insistían, y al mismo tiempo mandaban un documento a Madrid solicitando una feria en el mismo lugar de la aparición...», añade.

La tradición del apóstol Santiago hay que retrotraerla hasta el siglo IX, en el contexto de la construcción de la monarquía asturleonesa frente al Islam y el reforzamiento simbólico y político de un núcleo clave de la monarquía asturleonesa como era Galicia. Sirvió para pacificar a los señores de Galicia y atraerlos al poder de Oviedo, donde estaba la Cámara Santa y todo el poder simbólico de la monarquía. «A medida que le interesó a esta monarquía hacerse fuerte frente a otros poderes, resultó vital conseguir un lugar de referencia en Galicia», explica la historiadora. Se eligió al apóstol Santiago «porque no había ninguna memoria histórica de dónde podía estar». Al menos entonces, porque en Palestina un santuario de los armenios se precia de contar también con los restos del apóstol «y si hay algunos que tengan cierta verosimilitud, serían esos», considera Rey.

En su conferencia titulada «Paso a paso hacia Santiago de Compostela. Los Caminos del Norte en los siglos XVI al XIX», la historiadora destacó que « el fenómeno que se vive hoy en día no tiene nada que ver con la Historia ». El resurgimiento del Camino de Santiago de los últimos años «responde a razones propias de la sociedad actual» , como son la «valoración del contacto con la naturaleza el interés cultural por el patrimonio artístico o nuevas formas de sociabilidad». No tiene sentido, a su juicio, intentar que todo esto se establezca sobre una base histórica. «Hay que separar una cosa de la otra, el proceso histórico de la realidad que vivimos desde los años 80 hasta ahora. Ese es mi punto de vista».

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