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Aquel «amanecer siniestro» de 1909 en la Zarzuela: «Fue un espectáculo aterrador»

El 8 de noviembre de aquel año el histórico teatro era devorado por las llamas en el corazón de Madrid

La cantante y actriz Consuelo Mayendía, visitando las ruinas del Teatro de la Zarzuela después del incendio de 1909 PORTELA

Israel Viana

ABC, 9 de noviembre de 1909. En la fotografía de portada , realizada por R. Cifuentes, ya se intuye la tragedia. Un grupo de bomberos camina sobre las tejas sosteniendo una manguera con la que tratan de sofocar el fuego que arrasa el interior del histórico edificio. Las columnas de humo son impresionantes. Parte del techo está hundido, pero otros dos bomberos ascienden hacia el agujero por la larguísima escalera apoyada en la fachada. En la página 11 , la noticia anunciaba: «El amanecer de ayer en Madrid fue verdaderamente siniestro. Desde los puntos más apartados de la población pudieron ver los madrugadores un resplandor rojizo que, partiendo del centro, teñía el cielo de púrpura. Densas columnas de humo cuajadas de chispas brillantes, entoldaban y enrarecían el ambiente. Pronto cundió la alarma en la corte, sin que el vecindario acertase a saber dónde era el fuego espantoso que el resplandor denunciaba».

Portada del 9 de noviembre de 1909 ABC

Así despertaba Madrid el 8 de noviembre de 1909, sobresaltada con el repiquetear de los carros y la maquinaria del servicio de incendios. Multitud de vecinos corren por la Carrera de San Jerónimo y la calle de Alcalá hacia Jovellanos , sembrando el desconcierto entre las autoridades, «justo a la hora en que se disponían a vestir sus uniformes para recibir en la estación del Norte al Rey de Portugal». El Teatro de la Zarzuela era devorado por las llamas en el corazón de la capital. «Un espectáculo aterrador», lo describía este periódico.

El incendio había comenzado a las seis de la mañana, según contaron algunos vecinos que «fueron despertados por una formidable explosión y vieron después salir del edificio una densa columna de humo que coincidió con el hundimiento de la techumbre del patio de butacas. Momentos después, grande y atronadora llamarada se alzaba sobre el grupo de casas contiguas al teatro». En pocos momentos, el coliseo se convirtió en «una inmensa hoguera». Así lo demuestra el hecho de que las encargadas de la limpieza, nada más entrar al teatro, a las 6.45, salieran despavoridas pidiendo auxilio. «Como un horno formidable se ofrecía a los ojos la sala o patio de butacas», se informaba.

Así quedó el teatro de la Zarzuela tras el incendio ABC

El conserje de la Zarzuela, su mujer y sus cinco hijos vivían dentro del teatro. En el momento de iniciarse el fuego se encontraban durmiendo en sus habitaciones del segundo piso. «Salvadores espontáneos no titubearon en romper con un martillo y piedras la puerta para lanzarse al interior. Los intrépidos no hallaron en la habitación más que a María Germán y su hija María, joven de quince años. El conserje y sus otros hijos, aterrados, habían salido ya por una ventana», podía leerse en la noticia. Aquello evitó que se produjeran víctimas, aunque las dos mujeres sufrieron síntomas de asfixia y la esposa, que tuvo que ser trasladada rápidamente al Hospital de la Princesa, quemaduras de tercer grado en la cara y las manos.

Las casas situadas entre las calles de Zorrilla y los Madrazos, «que ceñían aquel volcán», se encontraron en serio peligro al estar cerca del teatro. En vista de las llamas y la rapidez con que se extendían, tuvieron que ser movilizados tres parques de bomberos que «trabajaron denodadamente en lucha contra el voraz elemento. Dirigieron sus primeros esfuerzos a localizar el fuego en el teatro, aislándolo de las casas medianeras que ya empezaban a ser lamidas por las llamas», contaba ABC. En pocos momentos, el coliseo se convirtió en «una inmensa hoguera». La Guardia Civil del cuartel de Bellas Artes tuvo que acordonar las cercanías del teatro para contener al público que, «como un río desbordado», se acercaba para ver el espectáculo.

Poco o nada quedó del edificio original, construido por los arquitectos Jerónimo de la Gándara y José María Guallart a mediados del siglo XIX. Era una iniciativa de la Sociedad Lírico Española , que impulsó el proyecto para tener un espacio propio en Madrid en el que se pudieran interpretar zarzuelas. Fue inaugurado el 10 de octubre de 1856 para coincidir con el cumpleaños de Reina Isabel II , quien acudió a su primer función en compañía del resto de la Familia Real. El nombre de la obra, cosas del destino, fue «Jugar con fuego».

La lágrimas del avisador

Antonio, el popular avisador del recinto desde las década de los 80 del siglo XIX, «lloraba ante las humeantes ruinas del teatro en el que ha visto deslizarse la flor de su existencia».A lo largo de aquellos treinta años se había convertido en el confidente y consejero de la mayoría de los artistas que habían actuado en la Zarzuela. Grandes autores como Narciso Serra , el coronel Barrutia , Mariano Trives , el maestro Casares o el sastre portugués Araujo .

A las 9.00 horas las llamas quedaban, por fin, controladas. Solo quedaron en pie los muros de carga. El señor Reynot, actual arrendatario del teatro, se acercó nada más conocer el incidente, declarando a los periodistas que las pérdidas ascendían a más 300.000 pesetas. En estas se incluían los decorados de la obras, los trajes del sastre del teatro —«de cuyo vastísimo y rico vestuario no se ha podido salvar nada»—, algunas partituras y todos los instrumentos, entre los que había un arpa y un violín stradivarius de 5.000 pesetas cada uno. Una fortuna para la época.

Un año después del incendio, el teatro tuvo que ser reconstruido por el arquitecto Cesáreo Iradier . En 1956, en otra de las reformas realizadas, con menos madera y más metal, se suprimió la riqueza ornamental del interior y los arcos de la fachada. Fue el mismo año que lo compró la Sociedad General de Autores (SGAE) . Más tarde pasó a ser propiedad del Estado y, en 1984, del Ministerio de Cultura. En 1998, tras la declaración del edificio como Monumento Nacional, fue remodelado de nuevo. Se recuperó buena parte de su estructura y forma original, siendo destinado en exclusiva a la lírica española.

Inauguración del nuevo Teatro de la Zarzuela en 1913 Julio Duque

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