El cambio de hora que frustró dos atentados

Tres terroristas palestinos murieron en 1999 al explotar antes de tiempo los explosivos que transportaban, en una de las cientos de confusiones que ha originado adelantar y retrasar los relojes

El cambio de hora que frustró dos atentados reuters

m.a.

29/03/2014
Actualizado 31/03/2014 a las 09:47h.

Dos terroristas palestinos que se dirigían a la ciudad de Tiberiades a bordo de un vehículo murieron en el acto el 5 de septiembre de 1999 al explotar de forma prematura la carga explosiva que transportaban para cometer un atentado. Media hora después, un tercer activista moría en Haifa al volante de un automóvil cargado de explosivos con el que pretendía atacar intereses israelíes. La confusión por el cambio de hora les costó a ellos la vida... y salvó la de otros.

Israel había vuelto al horario de invierno hacía dos semanas, pero no así los territorios palestinos donde se prepararon las bombas, que aún continuaban en el de verano. Los terroristas, que cambiaron sus relojes antes de partir, no repararon en ello cuando recogieron la carga y ésta les explotó en el trayecto. Su error obtuvo un irónico premio Darwin .

A un estadounidense, que nació justo después de las 12 de la noche, el horario de verano le libró de ir a la guerra de Vietnam, mientras que el cambio de hora resultó de vital importancia para juzgar en 1997 un homicidio en California, cuyo dictamen dependía de si unos aspersores cronometrados habían mojado o no la carretera durante un accidente de tráfico, según recoge David Prerau en su libro «Seize the Daylight': A History of Clock Chaos» (Aprovechar la luz del día: Una historia del caos del reloj).

El cambio horario fue objeto de un proyecto de ley en Estados Unidos para ampliar el de verano hasta Halloween como medida para reducir accidentes de tráfico, aunque en Athens (Ohio), sede de la Universidad de Ohio, su inicio llegó a provocar disturbios por la pérdida de una hora en los bares abiertos hasta la madrugada.

Minneapolis y St. Paul, dos ciudades que forman parte de una misma área metropolitana en Minnesotta y a las que solo separa un río, el cambio de hora adoptado por una, pero no por la otra, supuso un caos en 1965, según recuerda la página Daylight Saving Time , que ofrece multitud de anécdotas provocadas al adelantar o retrasar las manecillas del reloj. Entre ellas, la de la previsora Ópera de Berlín, que el 30 de abril de 1916 cambió su horario y comenzó la actuación de «Die Meistersinger» una hora antes para que el público llegara a tiempo de coger sus trenes de vuelta antes de que los relojes se adelantaran de las 11 a las 12 de la noche.

Alemania fue el primer país en instaurar el horario de verano durante la Primera Guerra Mundial. España lo aplicó por primera vez en abril de 1918, pero no terminó de afianzarse hasta el 13 de abril de 1974 . Unos 39.000 viajeros de Renfe tuvieron que esperar una hora en los 600 trenes que se detuvieron para amoldarse al nuevo horario.

En los primeros años, los madrileños acudían a la Puerta del Sol para presenciar el cambio en el reloj de Gobernación, pero la costumbre se fue perdiendo, para tristeza del cronista de ABC: «Este buen pueblo de Madrid va perdiendo el humor aquel que le hizo envidiable».

En la historia del cambio horario español hay anécdotas como la vivida durante la guerra civil, con los relojes de ambos bandos caminando por distintas sendas, adelantándose o retrasándose en distintos días, según el recuento del Real Observatorio de la Armada , o la de aquel año 1940, en el que los relojes se adelantaron una hora... y ya no se retrasaron, provocando un desfase con el horario solar que ahora se debate corregir .

Aunque no hace falta remontarse tanto en el tiempo para encontrar ejemplos de la confusión que provoca el cambio horario. El alcalde de Toronto , Rob Ford, famoso desde que reconoció consumir crack y emborracharse con frecuencia, instó a sus 142.000 seguidores en Twitter a retrasar los relojes el pasado 9 de marzo y tuvo que rectificar a renglón seguido para advertirles de su error. Debían adelantarlos para ajustarse al horario de verano.