El bar más antiguo de España está en Sevilla y esta es su tapa estrella

El Rinconcillo, un icono de la hostelería sevillana, hunde sus raíces hace casi cuatro siglos, cuando comenzó como una modesta taberna.

En 1858, l a familia De Rueda asumió el mando del negocio , que ya operaba en la casa de la calle Gerona. En 1897, la familia expandió el local al adquirir la propiedad en el número 2 de la calle Alhóndiga, consolidando así la icónica esquina donde se encuentra El Rinconcillo en la actualidad.

Fue durante el período de gestión de los De Rueda cuando se profundizó en la rica historia de la taberna, aunque la investigación de documentos históricos se volvió un desafío con el tiempo. Durante este proceso, descubrieron que el local había pertenecido anteriormente a la Orden de San Agustín, como muchas otras propiedades en el centro de Sevilla. Sin embargo, durante la primera desamortización en el siglo XIX, bajo el reinado de José I Bonaparte, estas propiedades eclesiásticas fueron expropiadas y vendidas, incluyendo este emblemático bar, que pasó a manos privadas.

Como no podía ser de otra forma, en el bar más antiguo de España, las cuentas se llevan a la vieja usanza: apuntadas con tiza en la barra. Allí se escriben rondas y rondas de cervezas, tapas, medias y raciones donde los camareros no pierden nunca la pista.

La propuesta gastronómica de El Rinconcillo es una oda la cocina sevillana de toda la vida. Una oferta culinaria donde reinan tapas, medias y raciones del recetario tradicional hispalense, con sabores reconocibles que te hacen sentir en casa en cada bocado.

Pero si hablamos de las tapas y platos que más triunfan en El Rinconcillo, no podemos dejar de destacar sus míticas espinacas con garbanzos, las pavías de bacalao, bacalao con tomate, sus tortillas de patatas hechas al momento o su carrillada ibérica.

A día de hoy sigue siendo la familia De Rueda quien está a cargo de este establecimiento que ostenta el título de «el bar más antiguo de Sevilla» -y de España - quienes han sabido conservar su esencia a lo largo de los años, pasando de generación en generación, y siendo en la actualidad un símbolo de la tradición sevillana y una de las esquinas más emblemáticas de la ciudad.