Comerse las palabras
Juan Manuel Pérez (Casa Palacios): «Para mí es un fracaso si alguien viene y no repite»
Está al frente del establecimiento decano de El Porvenir, un ultramarinos que ha sabido adaptarse a los nuevos tiempos y hoy es una de las esquinas más consolidadas del barrio
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Iniciar sesiónNos acercamos hasta El Porvenir para charlar con el responsable de uno de los establecimientos decanos de Sevilla: Casa Palacios. Juan Manuel Pérez atiende en esta esquina donde la historia se sirve en papelones y el buen ambiente se despacha a granel. Por unos minutos ... detiene su trajín diario para responder a nuestras preguntas de «Comerse las palabras».
- Al hacer la compra siempre olvida…
- Muchas veces me olvido del pan, tanto para mi casa como el de los montaditos del bar. La leche es otra de las cosas que suelo dejar atrás y en mi casa el fiambre para los bocatas. Ya se sabe, en casa de herrero, cuchillo de palo...
- En su mesa nunca falta…
- El vino. Me gustan todos y si tuviera que elegir alguna Denominación de Origen me quedaría con La Rioja Alavesa.
- ¿Asar, freír o cocer?
- Asar, un cordero por ejemplo, o un buen pescado al horno.
- ¿Qué especia de la cocina se llevaría a una isla desierta?
- La pimienta negra, la uso para casi todo.
- Su bocata favorito es de…
- De jamón, está claro, pero también me encanta el de york con queso viejo.
- Y a usted, ¿de qué le dan la lata?
- Me gustan especialmente las marineras: sardinillas, berberechos, mejillones… También me dan la lata los que llegan a Casa Palacios de rebote y ya vienen pasaditos de rosca...
- Puestos a maridar, ¿con qué no se casa?
- Cuando salgo con mis amigos de cervezas yo soy más del vino, ellos lo tienen asumido.
- Si se derrama vino en la mesa, ¿qué hace?
- Limpiarlo sin más. La gente suele agobiarse porque se dice que la mancha no sale...
- Improvise una cena en un periquete.
- Jamón, vino y algo de queso. Luego un pisto de bote (que está magnífico) con huevo escalfado y un yogur de postre.
- Su bar de siempre, al que siempre vuelve.
- El Rinconcillo. No es que vaya mucho pero cada vez que puedo me escapo porque me trae buenos recuerdos. Mi abuelo me llevaba de pequeño después de ir al Betis y mi familia siempre ha tenido muy buena relación con ellos. De hecho durante años fuimos los únicos que servíamos un vino de Valdepeñas y cuando se nos acababa nos abastecíamos mutuamente. Soy mucho de los bares antiguos como El Rinconcillo o Trifón, aunque también me gustan los modernos, especialmente los del entorno de la calle Feria.
- Un amigo en esta profesión.
- Ignacio Vidal. Lo conozco desde pequeño y siempre ha sido muy entrañable conmigo. Valora las mismas cosas que yo de esta profesión: el trato con la gente por encima de todo. Para mí es un fracaso si alguien viene y no repite.
- Una tapa clásica que le dé pena que esté desapareciendo.
- Los riñones al jerez. Antes los tenía todo el mundo y ahora cuesta encontrarlos. Me gustan las tapas sevillanas clásicas y contundentes, como el menudo, la sangre encebollada o la asadura.
- Una tapa moderna que no debería existir.
- Igual soy un cateto pero no me gustan mucho las elaboraciones de laboratorio en la cocina: los cristales, las esferificaciones… no van conmigo.
- El final más dulce que recuerda.
- El día que terminé mi primera maratón. Me gusta mucho el deporte y antes solía correr bastante. Ahora prefiero salir en bici.
Quién es
Juan Manuel es sobrino nieto del fundador de Casa Palacios, un establecimiento que abrió sus puertas en El Porvenir en 1926. Aunque pasó gran parte de su infancia tras el mostrador de la tienda y de adolescente echaba una mano en fechas puntuales, decidió estudiar química buscando su destino en los laboratorios. Por motivos familiares tomó las riendas del negocio hace 30 años y la alquimia de las chacinas al peso y las latas le acabó atrapando. Poco a poco fue transformando el espíritu del local e inclinando la balanza hacia su faceta de abacería, aunque sin renunciar jamás a la de ultramarinos.
Apostó por productos gourmet que le diferenciaran del resto, incluyó un recetario de tapas frías y puso mesas altas para que el público se parara a tomar algo. La tienda (que había sido segunda cartilla de racionamiento de la ciudad) fue dando el testigo lentamente al bar, que hoy es punto de encuentro para el cerveceo y los desayunos del barrio.
El rugby ha sido una de sus grandes pasiones aunque confiesa que ya solo lo practica en pachangas informales entre amigos. Ahora prefiere perderse por los caminos con su bici o disfrutar de su familia.
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