Ismael Merón (Bar Guadiana): «El público local se está quedando sin lugar de reunión al desaparecer los bares de siempre»
Está al frente junto a otros tres socios de uno de los establecimientos decanos del centro de Sevilla, un negocio que cogieron en 2020 por puro romanticismo para evitar que cerrara
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Iniciar sesiónNadie sabe con exactitud dónde hunde sus raíces el Bar Guadiana pero lo que sí está claro es que lleva más de 80 años siendo un referente para los parroquianos de esta zona de Sevilla. Frente al auge de gastrobares y tabernas actuales en ... los aledaños de la Alameda , este establecimiento permanece intacto desde sus orígenes y se niega a desaparecer.
En 2020 y tras fallecer su último propietario, Paco Barquín, su hijo Carlos se planteó cerrar el negocio ante su falta de vocación hostelera, pero un grupo de clientes se armó de romanticismo y ganas para impedirlo.
Ismael Merón es uno de esos nuevos socios junto a Julián González, Antonio Villalba y Tomás Rincón , quienes no solo han prolongado la vida de este octogenario establecimiento (quizás sean más los años que acumula), sino que han hecho crecer su nombre con dos nuevos espacios en la ciudad: La terraza del Guadiana en Escuelas Pías y La Barra del Guadiana en Ronda de Triana.
En las indagaciones que están haciendo para presentar el Bar Guadiana como local emblemático encontraron una página de ABC de abril de 1943 en la que ya aparece referencia al negocio con dicho nombre. Se sabe que en 1914 era una carbonería , pero no se ha podido datar más concretamente cuándo se convirtió en bar.
Carlos Barquín , quien nos acompaña en esta entrevista con Ismael Merón, recuerda que su abuelo, al que todos conocían como «Paco el gordo» , se quedó el negocio el 1 de noviembre de 1951 siendo él el responsable del bar. «Era una de las sucursales que podía tener la bodega El Punto de Puerta Osario, al igual que El 3 de Oro en Santa María la Blanca», comenta.
Los nuevos socios son hermanos de Los Javieres y solían acudir al Bar Guadiana después de sus reuniones cofrades. Cuando vieron que el establecimiento peligraba (primero porque su propietario quería jubilarse y posteriormente por su fallecimiento), tomaron su gestión con un firme propósito: que todo siguiera siendo como siempre .
Salvo la instalación eléctrica y la renovación de las imágenes cofrades, todo continúa inalterable : el reloj sobre la barra, la vitrina de madera que recibe junto a la puerta o el espejo del salón son testigos de largas décadas de trayectoria.
¿Qué cambios han hecho en el Bar Guadiana desde que lo gestionan?
Hemos introducido algunas cosas más en la carta, pero teníamos claro que todo debía seguir igual. Queríamos convertirnos en los alternativos de la zona: en la última década los bares de siempre se han ido sustituyendo por otras ofertas gastronómicas donde hay mucha estética negra, mucho nombre modernito y mucho aguacate.
¿Qué les llevó a mantener abierto el Bar Guadiana?
Nuestra obsesión es ofrecer buena cerveza y mantener la tradición porque, por mucho turista que venga, pretendemos seguir ofreciendo a nuestros clientes lo de aquí. Entendemos que el público local se está quedando sin lugar de reunión al desaparecer los bares de siempre.
La cerveza y la comida son la excusa pero en los bares de toda la vida el auténtico protagonista es el grupo de amigos, la charla y el buen ambiente. En los últimos años la comida se ha convertido en lo principal: el plato, el diseño, la mezcla de sabores… Y esas personas que buscan un sitio para hablar de sus cosas cada vez tienen menos opciones donde ir.
¿Cuáles son las recetas que siempre han triunfado en el Bar Guadiana?
Hemos ampliado la carta, tengo cerca de 20 proveedores y cuidamos cada receta. A lo mejor podemos pecar de clásicos: tenemos nuestra Cruzcampo, como debe ser en un bar sevillano de siempre, nuestros montaditos y nuestras tapas de siempre.
La carta de montaditos está creciendo pero lo hace a propuesta de nuestra clientela y de hecho muchas de las nuevas recetas llevan nombres de parroquianos de aquí. Nuestra ensaladilla, nuestras papas aliñás, nuestra carrillada, y nuestra Cruzcampo bien fría. Y de ahí no nos queremos salir.
¿Qué tienen estos bares que nunca pasan de moda?
Esto es como una extensión del patio de tu casa. A un gastrobar no vas a diario pero a bares como estos sí. Mantenemos los precios de siempre durante todo el año, abrimos cada día y nuestro público sabe que no va a encontrarse sorpresas con nosotros.
¿Vienen tertulias al Bar Guadiana?
Oficialmente no, pero vienen muchos grupos especialmente cofrades y futboleros. La hermandad de Los Javieres hace aquí numerosas reuniones a lo largo de todo el año, al igual que la Hermandad de Todos los Santos. Vienen jugadores de ajedrez y cuando hay partido del Betis, esto se llena como si fuera una peña futbolera.
¿Siempre ha sido un bar de ambiente cofrade?
Sí, porque el público así lo demanda. Desde que nosotros llevamos la gestión renovamos la mayoría de las imágenes de la pared con aportaciones que nos traen los parroquianos. Todos los cuadros e imágenes que tenemos han sido cedidos por nuestros clientes.
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