Fali López (Huracán): “Trabajando tras la barra desarrollas mucha intuición”
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Iniciar sesiónJunto a su hermano Moisés, Rafael (más conocido como Fali) gestiona los tres establecimientos Huracán que hay en Sevilla (Los Bermejales, calle Corbeta y Heliópolis), una herencia en vida de su padre, que sigue implicado en el negocio desde la prudente distancia del profesional que ... no sabe retirarse. Son un referente del buen pescado, de la cerveza fría y del buen trato al cliente, acogiendo a un público diverso entre los que se encuentran tanto parroquianos fieles como esporádicos que les visitan buscando el sol de su terraza y la sal de su marisco. No es fácil contentar a todos, pero estos dos hermanos se aferran cada día a la mejor lección que han recibido de su padre y mentor: la discreción y el saber estar.
Fali y Moisé López / Fotos: Tomás Muruaga
¿Es muy distinto el público que acude a cada Huracán?
Lo cierto es que sí, cada barrio tiene su propio ambiente. En el de Los Bermejales van muchos vecinos, es una zona de gente joven que vive mucho la calle y también hay una parte antigua donde viven vecinos de toda la vida, con lo que el público es muy diverso, más teniendo en cuenta que el Huracán de allí está como en la frontera entre la parte nueva y la vieja. El de Heliópolis es más bien un sitio de paso, al que acuden los padres y profesores de los colegios que hay al lado, además de trabajadores de la zona y mucha clientela que no es fija, como los aficionados al Betis cuando hay partido. El de la calle Corbeta, que es el que reformamos y abrimos el pasado año, es muy distinto, porque todo el que viene es de otros barrios de la ciudad, gente que viene expresamente buscando nuestra gran terraza y el ambiente relajado.
De los tres, ¿en cuál prefiere trabajar?
En el Huracán de Heliópolis, porque es pequeño y por tanto manejable y es el que tiene más vida de barra, lo que permite tener un contacto más cercano con los clientes. En el de Corbeta hemos conseguido que también vengan parroquianos a la zona de barra, pero en general está más enfocado a restaurante y tienen más uso el patio y el salón, sobre todo fines de semana y festivos.
¿Cómo es el trato que dan su hermano y usted a los parroquianos de Huracán?
Nos gusta dar una atención familiar y cercana, tener una relación directa con el público. Ahora bien, cada uno tiene su personalidad muy marcada y el que nos conoce lo sabe. Moisés es más reservado y más serio, mientras que yo soy más espontáneo y me gusta gastar bromas. Cada uno de nosotros digamos que tiene a sus propios clientes, que nos buscan en función de la cercanía a la que estén acostumbrados: el que quiere más guasa me pide a mí y el que prefiere un trato más formal busca a Moisés. A él también le buscan muchos aficionados a la pesca porque le encanta y controla bastante.
¿Y de qué suele hablar usted con sus clientes?
A mí me encanta la cacería y es un buen tema porque hay mucha gente que entiende. También de fútbol, aunque con esos temas es mejor mantener las distancias, igual que ocurre con la política.
¿Nunca llegan a hablar de cuestiones más profundas?
Claro que sí, también llega el típico que te cuenta su vida y si tiene algún problemilla.
¿Y cómo suele reaccionar cuando eso ocurre?
Depende del día que tengas y del ajetreo, pero por lo general procuro escuchar con atención y dar algún pequeño consejo para que se quede más tranquilo.
¿Abundan los parroquianos que acuden solos?
Hay muchos cerveceros que vienen a mediodía a la barra y a lo mejor el fin de semana ya llegan con su mujer. Huracán no es un sitio donde el que viene se sienta solo, porque siempre acabamos sacando tiempo para escuchar y entablar relación.
¿Cómo se las ingenian si algún cliente habla más de la cuenta y les entretiene en sus quehaceres?
Tenemos un truco entre nosotros… un pequeño siseo con el que nos llamamos si vemos que alguien nos ha enredado más de la cuenta, es un pequeño capote para los casos en los que alguien nos entretiene demasiado…
¿Cuáles son sus armas de psicólogo con los clientes más comunicativos?
Lo primero saber escuchar y después no dar demasiados consejos, no por falta de voluntad, si no porque si al final sale mal la puedes liar… También es importante darle la razón al que te está hablando porque muchas veces eso es lo que más le reconforta.
¿Reconoce cómo es un cliente con solo verle?
Sí, es una de las cosas que se aprende en esta profesión. Te habitúas a reconocer al tipo de cliente según entra por la puerta, no solo por su apariencia, también en la forma en la que te da las buenas tardes o cómo pide. Desarrollamos mucho la intuición y pocas veces te equivocas.
¿Se hacen amistades sinceras estando tras la barra?
Yo las he hecho, amigos no solo de charlar cuando vienen, sino de quedar fuera de Huracán para ir a comer o tomar copas, o hacer otros planes, como ir de cacería o ir a la playa con nuestras respectivas parejas. Aunque lo cierto es que tampoco es lo habitual, porque muchas veces hay tanto trabajo que tienes solo conversaciones cortas y es difícil entablar amistad. Solo ocurre cuando llega alguien con quien congenias.
¿Le ha ocurrido a veces que entra un cliente conflictivo buscando guerra?
Claro que ha ocurrido, de hecho hemos tenido alguna que otra situación en la que casi se arma un lío. Cuando alguien viene con la intención de darte problemas te busca las cosquillas y tienes que saber muy bien cómo darle un capotazo.
¿Cómo definiría al público sevillano?
Es exigente y no siempre fácil. Con la hostelería parece que el público es más sibarita, algo que es bueno porque nos hace ser mejores e intentar superarnos, pero puede llegar a ser estresante.
¿Qué lecciones le enseñó su padre para tratar con el público?
Nos enseñó a saber callarnos, no meternos en las conversaciones de los clientes, no opinar salvo que nos pregunten… Son cosas que hemos aprendido viéndole a él tantos años pero que también nos ha inculcado a conciencia porque no hay mejor aprendizaje que el de la patadita detrás de la barra.
Quién es
Fali es, junto a su hermano Moisés, el alma de Huracán, un nombre ciclónico con el que están bien familiarizados los vecinos de la zona sur de Sevilla. Aunque pasa las mañanas en su furgoneta yendo de un establecimiento a otro, sabe encontrar la calma precisa cuando le toca meterse tras la barra, tratando de que el cliente no perciba el vertiginoso ritmo que impone la gestión de tres negocios. En sus ratos libres caza, pesca y corre junto al río, aunque nunca aparta de su mente la responsabilidad de mantener el negocio que su padre fundó y que su hermano y él quieren hacer prosperar cada día con su impecable entrega.
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