La Yedra: «Tradición actualizada»
Una propuesta gastronómica de corte clásico en la que se actualiza el recetario tradicional andaluz
Recomendado
La Yedra: «Tradición actualizada»
- Abierto los domingos
- Disfrutar de un buen vino
- Ir en grupo
- Comida de negocios
- Comer al aire libre
- Para cerrar con un buen postre
- Cena romántica
- San valentin
Comida
4/5Servicio
4/5Ambiente
3/5- Tradicional
- Solomillo de ternera
- Bacalao
- Steak tartar
- Pluma
- Arroz caldoso
- Espinacas con garbanzos
Con estas ansias de normalidad nos desplazamos a Carmona para conocer el restaurante La Yedra.
La Yedra se encuentra ubicado a pocos metros del Parador Nacional de Carmona , en lo que fuera una casa señorial del siglo XVIII, una reforma que allá por el año 2005 llevó a su propietaria Mónica Rodríguez más de un año de trabajo para convertir aquel palacete en lo que es hoy en día su restaurante.
La decoración es tradicional y acogedora, con una serie de salones de mesas convenientemente vestidas y un patio muy coqueto cubierto por la yedra que decora y da nombre a este restaurante.
Un servicio de sala muy atento nos guía por su carta en la que encontramos una propuesta gastronómica de corte clásico en la que se actualiza el recetario tradicional andaluz.
Elaboraciones donde el producto es el protagonista y en la que nos tropezamos con algún que otro guiño al guiso típico carmonense.
Entre sus entrantes fríos nos decantamos por el carpaccio de solomillo de ternera de buena calidad, pero a la que por ponerle algún pero, le faltaba temperatura y le sobraba el acompañamiento de ensalada que no le aportaba nada al plato.
Seguimos con uno de sus fuera de carta que son una opción para tener muy en cuenta en este restaurante, unas pijotas fritas de buen tamaño , con una notable fritura y que aquí curiosamente desespinan antes de freír.
Pasamos a sus platos principales con un excelente lomo de corvina salvaje hecho al horno al que le falto algo de cocción en su servicio, un inconveniente que rápidamente subsanaron.
Terminamos la parte salada de nuestra comida con uno de los cortes que a mí personalmente más me gusta del cerdo ibérico. El secreto una de las partes más polivalentes de este animal que pasó inadvertida durante años y hoy es un disfrute en la mesa.
En este establecimiento lo hacen a la plancha con muy buen punto y un equilibrio graso perfecto , sin lugar a duda uno de los mejores que he probado en mucho tiempo.
No nos podíamos marchar sin probar algunos de sus postres caseros. Fue una ardua lucha escoger entre alguna de sus elaboraciones, pero al final la balanza cayó del lado del hojaldre de manzana en tres texturas . Una tarta fina de manzana, compota y manzana asada, acompañado de un helado de vainilla bastante bueno, cosa poco usual.
Grata sorpresa en esta visita a un restaurante al que, por su ubicación, pudiera presumírsele una oferta gastronómica más comercial enfocada al cliente foráneo y que, sin embargo, presenta una fuerte apuesta por el producto de calidad y una propuesta con personalidad.
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