El Panzón: «Con acento cordobés»

Y la semana pasada descubrimos El Panzón, recién abierto en el amplio local que ocupaba el bar Don Jacobo. Hay que reseñar en primer lugar lo cuidado de la decoración, y la amplitud de los espacios: una gran barra, una zona intermedia de mesas altas y un comedor muy acogedor -que no recargado- y que tiene personalidad, no copiando los últimos diseños de restaurantes, y elegante.

El apartado gastronómico se podría resumir en una buena oferta de guisos caseros, una carta contemporánea, pero sin estridencias y una amplia oferta de platos cordobeses, homenaje a al origen de sus propietarios.

En el primero de los bloques citados hemos probado sus magníficas papas con choco y unos judiones con ibérico que tenían de guiso del día. Aquí podría reseñarse también su tortilla de patatas  «hecha al momento», acompañada o no con salsa al whisky, en la que hicieron fácil lo difícil -que la patata estuviera en su punto y que fuese sabrosa- pero se les quedó demasiado tiempo en la sartén. En el apartado de cocina actual, hemos probado unas interesantes alcachofas con foie , y una sorprendente falsa lasaña de carrillera, deliciosa y con un resultado que se aproxima a los tacos de la cocina mejicana. También un tataki de atún con mayonesa de soja más que correcto.

Finalmente, del apartado más cordobés de la carta, hay que resaltar su salmorejo tradicional -sin Thermomix-, con buen aceite, como los antiguos. También las acertadas peinetas al estilo pontanés (berenjenas, para entendernos), rebozadas más que fritas y muy ligeras. Y, cómo no, un flamenquín cordobés de verdad, sin jamón de york ni huevo ni queso, sólo buena carne y jamón serrano. Y con patatas fritas tan auténticas como el flamenquín.

En resumidas cuentas, El Panzón es un sitio para ir descubriendo, con unas instalaciones y atención notables, con una cocina entretenida y con ganas de ser el referente de esa zona del barrio que quedaba por actualizarse.