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Bodegón Orosierra

Es oro lo que reluce

Esta ciudad no solo es el centro y los barrios. También tiene sus polígonos. A los industriales me refiero, no a al “polígano” por excelencia con su exuberante calle Sinaí, una exposición de buenos bares a la que un día meteremos mano por aquí.

Polígonos, ... decía, abandonados de la mano de Dios y donde sobreviven la poquita industria de esta tierra y, por ende, los sevillanos que van quedando con trabajo. En uno de ellos, Store -la pequeña China por sus almacenes de todo a cien- los que allí la doblan tienen la suerte de tener desde hace poco un restaurante de polígono de nivel: Orosierra. No quiero dejar de citar al fundador de la dinastía, Manuel Rodríguez. Un emprendedor de los que daban la cara en el tajo y no en las fotos de sociedad. Un hombre que a lo largo de su carrera como representante de margarina Arias, conservas La Onza de Oro o el queso Manzer, supo crear empresa y empresarios: la cadena de charcuterías Valle de Orosierra y dos generaciones de brillantes creadores. Armando Rodríguez representa a esa tercera generación regentando el bodegón que nos ocupa.

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