Basque: «Ongi etorri»
“La carta es interesante, combina platos más selectos con algunos clásicos de la cocina vasca basados en el producto”
Eneko Atxa es uno de los cocineros más reconocidos del país , con cino estrellas Michelin en sus diferentes restaurantes, siendo la joya de la corona Azurmendi, uno de los once únicos establecimientos españoles con tres enseñas que da la guía francesa.
Cada vez ... que desembarca uno de estos hosteleros en nuestra ciudad, me invade el escepticismo, pues he visto algunas aventuras parecidas fracasar, como fue el extinto restaurante Santo de Martín Berasategui o el Al Lado que abrió Paco Perez y que ya no lleva su firma.
En este caso Basque, como se llama este proyecto del chef guipuzcoano, está dentro del hotel Radisson en la Plaza de La Magdalena hispalense. El local es amplio, está justo al lado del lobby del hotel, decorado en madera y tapicería oscura, entiendo que dando preferencia a la noche donde se busca un ambiente más íntimo.
Aunque la carta es interesante, combinando platos más selectos con algunos clásicos de la cocina vasca basados en el producto, en esta ocasión decidimos optar por un menú degustación que acaban de estrenar.
Los primeros aperitivos que llegan a la mesa son un etéreo merengue de trufa y uno de los platos emblema de la casa, una tartaleta de atún y caviar. Un gran atún se lleva totalmente el protagonismo y deja en un segundo plano a la tartaleta hecha de champiñones y opaca totalmente al caviar.
Continúa con la vieira con aire de mantequilla ahumada y una emulsión de cebollino , bien, aunque encuentras más técnica que sabor en el plato. Mejor el bonito marinado con pimiento y piñones tostados, donde se ve el buen manejo que tienen de los túnidos en la cocina. Los entrantes terminan con un trigo estofado en jugo de pimientos con yema de huevo , muy bueno, quizás el mejor plato de la comida.
El plato principal del menú es una presa ahumada con champiñones y puré de patata , correcta, pero sin ningún tipo de emoción.
El remate final se llama goxua , un postre tradicional vasco, en este caso una versión de la casa que le hace parecerse más a una crème brûlée y que se acompaña con un helado de caramelo.
Experiencia agradable, pero que no culmina las expectativas de un restaurante abierto con la firma de este gran chef detrás además del elevado coste que tiene. El menú degustación lo encontré algo descompensado y excesivamente ligero , casi parece más un menú ejecutivo.
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