Restaurante La Peña: «Cuentan las lenguas antiguas»

Comenzamos con una ensaladilla de langostinos, tan simple como buena, pero como me suele pasar con un exceso de cámara. El 'pan de Vejer' se me antojó al verlo en carta, aunque realmente no sabía muy bien a que se referían, me lo podía imaginar, una fantástica tosta con una gran porción de atún en manteca.

Una de las mejores cosas que probé fue la maravillosa empanada salteña, una receta latinoamericana que el cocinero de La Peña, el argentino Alejandro Couletier, borda. Una masa casera con un relleno de carne y verduras muy jugoso.

Seguimos con el revuelto de patatera, que más que en forma de revuelto se presenta como como una tortilla poco hecha, de textura sedosa casi sin cuajar que quizás para algunos no sea su favorita, pero es un auténtico manjar.

El plato principal fue un pollo picantón asado, esta ave ligeramente más pequeña que el común la acompañan de unas patatas fritas caseras, ¡ay, cuanto se echan de menos unas buenas patatas como estas! Sufre menos la carne con esta cocción y retiene mucho mejor los jugos.

El postre es una crème brûlée, no confundir con su prima la crema catalana, la cual es más cítrica y está es mas avainillada y suele llevar algún licor, para mí en este caso nuestros vecinos franceses nos ganan.

Fantástica comida en La Peña, un restaurante de cocina honesta, sencilla pero magníficamente bien ejecutada. Un servicio amable e informado, aunque la bodega pueda resultarme algo corta.