Restaurante La Quinta Brasería Sevilla: «De leña vieja, buenas brasas»
Una carta amplia, sin ser un disparate, con platos que juegan a ser clásicos modernos. Se le nota cierto aire vasco, pero sobre todo catalán
Canelones de pòllo a la brasa de La Quinta Brasería
En la ciudad en los últimos años hay varios grupos hosteleros que se han expandido a un ritmo vertiginoso, ocupando una parte importante de la oferta actual. Uno de ellos fue el grupo Catalina, que tras la pandemia asumió un importante plan de crecimiento. ... En este caso voy a su germen, uno de los restaurantes que abrió camino y que le sirvió para asentar esas bases sólidas con las que luego desarrollarse.
La Quinta Brasería cumple su X aniversario, el segundo concepto del grupo se instala en una gran casaal lado de Escuelas Pías, pared con pared con su hermano primigenio. Unos salones elegantes, con la decoración justa para que luzcan sobriamente y se sienta acogedor.
Una carta amplia, sin ser un disparate, con platos que juegan a ser clásicos modernos. Se le nota cierto aire vasco, pero sobre todo catalán, con algunos homenajes claro a su recetario tradicional y popular.
Rollo de beicon, gamba y queso
Empecé con sus bravas con tres salsas diferentes, un alioli, un sofrito y una mayonesa ligeramente picante. La patata se fríe con la piel dándole ese toque entre dulce y amargo, notables bravas estas.
Seguimos con su rollito de beicon, gamba y queso, que viene frito y con una salsa agridulce envuelto en un par de hojas de lechuga al estilo de un ssam coreano, curiosa mezcla que funciona bastante bien ya que aporta frescura a un frito.
Un clásico de la casa y del grupo es su canelón de pollo a la brasa, el icono de la 'cuina' catalana, que en muchas casas se toma para celebrar las navidades. Un plato de aprovechamiento que eleva una materia prima sobrante.
Arroz a la brasa de lomo bajo
El principal fue una sugerencia de la casa, un arroz a la brasa de lomo bajo. Con un sabor muy potente ya que se usa la grasa de la vaca para dar sabor al grano y con un socarrat perfectamente sacado que es fruto de la caramelización del caldo.
Buena comida en La Quinta, además la casualidad deparó que estuviese Albert -uno de los dueños- allí, un anfitrión de primera que sabe dar a cada comensal un trato personalizado. Lo que sí recomiendo es que vayáis en grupos de al menos tres personas, los platos están hechos para compartir y es donde se puede disfrutar más de la experiencia.
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