Pan y circo: «No es oro todo lo que reluce»
En la carta podemos encontrar platos de casi cualquier parte del mundo, haciendo una fusión complicada de abarcar que ahora veremos

En esta ocasión nos situamos en el centro de la ciudad, para visitar un restaurante con casi un lustro de actividad situado en la calle Rivero, a escasos metros de Sierpes y que se llama Pan y Circo.
Situado en un edificio completo de ... tres plantas, el concepto en sí es muy curioso ya que combina varias cosas que van más allá de la gastronomía pues también son una tienda de decoración y galería de arte, lo cual le hace tener un estilo marcado muy personal.

A nosotros nos sentaron en su planta baja, aunque nos animaron a ver las demás porque cada una tiene su sello particular y es interesante darles un vistazo. En la carta podemos encontrar platos de casi cualquier parte del mundo, haciendo una fusión complicada de abarcar que ahora veremos.
Comenzamos con el salmorejo de mango con cebolleta y gambón, el marisco viene sin pelar y es complicado de comer en una crema demasiado frutal para mi gusto. Mejor las frituritas de coliflor y kimchi, pues, aunque no excesivamente interesante sí estaba mejor ejecutado.

El último entrante que pedimos fue su melanzane alla parmigiana, este plato tradicional del sur de Italia que se asemeja a la popular lasaña, sustituyendo las placas de pasta por berenjena. El sabor dulzón del tomate se llevaba todo el protagonismo y desequilibraba el conjunto.
En los principales nos vamos con otra referencia a la 'cucina italiana' con los tortiglioni alla genovese, otro plato icónico del país transalpino y que en Pan y Circo elaboran con una carrillada ibérica, el mejor plato de la comida, aunque la carne se podría afinar más.

La parte salada acaba con un viaje a Japón, en este caso con un katsu curry de pollo, una pieza del ave que viene empanada y se le añade arroz blanco y un curry japonés, distinto de los indios que tan populares son. Si el anterior fue el mejor, este fue el peor sin duda, el rebozado del pollo era más bien una armadura que imposibilitaba incluso cortarlo con cuchillo. Tampoco fue especial la tarta de queso con la que pusimos punto y final a la comida.
Es curiosa la utilización de la expresión 'Pan y Circo' en su nombre, una frase algo peyorativa para referirse a que al pueblo era fácil distraerlo y entiendo que aunque querían utilizarlo para lo contario pueden acabar cayendo en su misma trampa.
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