Restaurante Almansa en Sevilla: «Casi da la sensación de que estuviésemos en un asador vasco»
La carta es sencilla, casi da la sensación de que estuviésemos en un asador vasco, pero alguna ligera licencia delata que estamos más al sur
Los mejores asadores de Sevilla para hincarle el diente a una buena carne

En esta ocasión voy a empezar hablando de mí, sin que sirva de precedente. Yo eché los dientes en la Alfalfa, en la calle Benito Perez Galdós a escasos metros de una de las carnicerías más reconocidas de la ciudad y es que el apellido ... Almansa en Sevilla está obligatoriamente vinculado a las carnes.
Vinculado a la empresa cárnica familiar, decidieron emprender una aventura hostelera con un asador en Gines que mudaron al centro de Sevilla hace unos años. Lo regenta Javier Almansa, uno de los grandes entendidos en carne y brasas, de verdad, de nuestra urbe.
Un restaurante con una estética que aparenta modernidad dentro de ese corte tradicional que anticipa lo que va a ser su propuesta en cocina. La carta es sencilla, casi da la sensación de que estuviésemos en un asador vasco, pero alguna ligera licencia delata que estamos bastante más al sur.

El comienzo lo marcan unas chistorras que es el aperitivo de la casa, en este caso muy suaves, lo cual es de agradecer.
Continuamos con una ensaladilla de bogavante, un marisco que aunque es una osadía utilizarlo para esta elaboración le viene maravillosamente bien, porque su potente sabor le hace destacar por encima de la patata y mahonesa, consiguiendo el efecto deseado.
La casquería es una de mis debilidades que he ido desarrollando con los años, por lo que no podíamos dejar pasar el surtido de mollejitas, hígados, riñones y sesitos de lechazo, una oda a estas partes menos nobles del animal que son un auténtico festival para quien las sepa apreciar.
Llegamos al punto fuerte de la visita, no nos íbamos a ir sin acudir a su chuletero. Tienen casi una decena distinta de carnes en la carta, que como es costumbre, van por peso ya que el propio Javier realiza el corte de la misma en cuanto se le pide. En nuestro caso seleccionamos una pieza que rozaba el kilo de peso y era de una vaca de raza frisona. La misma llegó perfectamente asada a la mesa, con un punto canónico y acompañada de unos excelentes pimientos y unas mejorables patatas.

El postre es otro clásico, milhojas de nata y chocolate, y es que en estos sitios hay que terminar con los emblemas de la casa para mi gusto.
Comida muy disfrutada en Almansa, una referencia en cuanto a cocina cárnica dentro de la ciudad. Profesionalismo y saber hacer marcan la diferencia en una época en la que la carne se ha popularizado, pero donde es difícil encontrar sitios que la entiendan y la traten así de bien.
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