Cenar en un patio sevillano del siglo XVIII rodeado de columnas de mármol es posible en este restaurante

Este rincón mágico se ubica en la calle Agua, en una casa de arquitectura popular del siglo XVII. Su patio-jardín central, con un pozo típico andaluz y un azulejo que reza «Dios te dé salud y gozo, y casa con corral y pozo», es uno de esos lugares que parecen detenidos en el tiempo. Un entorno de película, con microclima incluido, donde cenar al fresco es un lujo al alcance de cualquiera.

En el Corral del Agua no solo se viene a cenar. Se viene a vivir una experiencia. La carta rinde homenaje a la cocina tradicional andaluza con platos que rescatan sabores antiguos y recetas heredadas de romanos, árabes, judíos y cristianos, pero con un punto de modernidad. Aquí hay guisos con alma, pescados frescos del día y postres caseros que cierran la velada con dulzura.

Entre las especialidades más aclamadas están la cola de toro al estilo del chef, solomillo ibérico con salsa de uvas, fritura sevillana, arroz con carrillera, lubina al horno sobre pisto o bacalao confitado con salsa de almendras y pasas. Para empezar, nada como un ajoblanco con melón, una pastela de pollo al estilo magrebí o su versión del revuelto de mollejas de pato con habas.

Y para los más dulces, postres clásicos como tocino de cielo, arroz con leche al cardamomo con miel y pistacho, o unas peras al vino tinto con helado de vainilla. Todo casero, todo con mimo.

Este patio florido y lleno de aromas de jazmín, dama de noche y azahar no solo es perfecto para una cena especial: también es uno de los lugares más demandados para eventos y celebraciones en Sevilla. Cuenta con dos salones climatizados y un ambiente cuidado al detalle, con muebles antiguos, cuadros de época y piezas de arte de la colección privada de los propietarios.

El servicio es amable y discreto, ideal para quienes buscan un lugar romántico para cenar en Sevilla o para quienes simplemente quieren reconectar con lo auténtico.