El restaurante Río Grande abre sus puertas en Sevilla como nuevo balcón gastronómico al Guadalquivir

La cocina llega con numerosos guiños al recetario andaluz y sevillano y una clara apuesta por destacar el producto local. Ensaladilla, croquetas, solomillo al whiski o salmorejo son solo una muestra de ello.

Mariano Barrero es el chef ejecutivo del grupo y gestiona las cocinas de los 26 establecimientos con que cuenta este entramado gastronómico. «Es la primera vez que salimos con esta fuerza de Madrid y lo hacemos movidos por el emplazamiento tan especial que tiene Río Grande», asegura.

Barrero, hijo de madre sevillana, asegura que en su cocina no suelen faltar recetas del sur. «El montadito de pringá es un clásico en muchos de nuestros establecimientos, así como el salmorejo, el adobo o la ensaladilla».

La carta comienza con un apartado de mariscos , un producto esencial en este nuevo Río Grande. Ostra francesa al natural o con aliño cítrico, gamba blanca extra de Huelva o almeja fina de carril son algunos de ellos.

Entre los entrantes fríos destacan su ensaladilla de gambas y atún en aceite, patatas aliñadas, su gilda de boquerón, anchoa y piparra o unos tomates con ventresca de atún del Estrecho.

El recetario sigue haciendo guiños a la tradición sevillana con espinacas con garbanzos, carrillada o patatas aliñadas.

Hay entrantes calientes como buñuelos de queso manchego , croquetas de jamón ibérico o calamar de anzuelo a la brasa, además de verduras del estilo de berenjena a la brasa con salsa romesco o flores de alcachofa a la parrilla.

Tienen arroces secos en paella, pero el elemento fundamental de su cocina son las brasas . Pescados como corvina de Isla Cristina, entrecot de atún de almadraba, lubina de esteros de Barbate o rodaballo del Cantábrico conviven en la carta con carnes como pluma ibérica, solomillo de ternera o chuleta madurada de lomo alto de vaca Frisona.

Los acompañamientos van desde pimientos del padrón a patata panadera o ensalada de lechuga y cebolleta.

El apartado dulce está integrado por algunas recetas ya emblemáticas en el Grupo Carbón, como su tarta de queso, una tarta fina de manzana o una tarta árabe de crema pastelera y almendras garrapiñadas.

En cuanto a la bodega, cuentan con unas 75 referencias de vinos de las principales DO nacionales , con algunos exclusivos como algunos espumosos (Dom Perignon o Möet & Chandon). No faltan los generosos (con bodegas como Lustau y Osborne) ni blancos ni tintos de distintas procedencias nacionales.

La coctelería merece punto y aparte , con una propuesta flexible que se puede adaptar a los gustos del comensal y que se ofrece tanto para aperitivo como para maridaje. Además de creaciones clásicas, destacan otras de autor como «Recogiendo hierbas», «Burbujas de pasión» o «El pollito Pío».

Río Grande está dividido en cinco espacios distintos en los que se puede optar por una velada formal o por un picoteo más desenfadado.

La zona de restaurante está compuesta por un salón principal con dos reservados acristalados (desde los que se contemplan elementos emblemáticos de Sevilla como la Torre del Oro, la Giralda o el río Guadalquivir) y una terraza en la planta superior, además de la terraza de la planta baja, bautizada con el nombre de Los Limoneros. El ticket medio de esta zona es de unos 55 euros.

El Balcón de Río Grande es la terraza más informal , que se completa con un salón interior: Las Bóvedas del Balcón de Río Grande. En ambos se ofrece una carta más desenfadada, con apuesta por las tapas y los platos, con un ticket medio que roza los 35 euros.