Apertura: Tanabata, el restaurante japonés de Viapol que se cuajó en Londres
Luis Ybarra Ramírez
¿Quién está detrás?
Dos jóvenes sevillanos, como tantos, se marchan a Londres para trabajar. Dos sevillanos se conocen y comparten piso. Una adora la gastronomía. Otro, directamente, se dedica a ella. En concreto, está en el restaurante Dinner by Heston Blumenthal. Y, ambos, al ... regresar a su ciudad natal, crean su propio proyecto: Tanabata, el japonés en Sevilla que Juan Soto y Lola Mendoza de Castro han inaugurado hace apenas unos días.
¿Por qué Tanabata?
Hemos de remontarnos a una vieja leyenda china que la cultura japonesa adoptó como propia. Es la historia de una princesa que se enamora de un pastor. De un pastor que es desterrado a la otra orilla del río y de un rey que solo les permite el encuentro una vez al año: el 7 de julio. Con la intención de que no crezca el caudal, la reina reza y pide que todos se acuerden de ella en sus plegarias ese mismo día, para así vadear la corriente sin dificultad.
Durante el festival de Tanabata, que se celebra el séptimo día del séptimo mes del año, los nipones cuelgan en árboles de bambú sus deseos en cintas de colores. Un relato que nos lleva a la decoración de este restaurante y, sobre todo, a sus fogones.
¿Qué tipo de comida ofrece?
La comida, por su puesto, es de estilo japonesa: sushi, niguiris, uramakis, gyozas cocinadas al vapor… No obstante, para atraer a todo tipo de público y para que ningún paladar quede fuera de sus mesas, también han incluido otras opciones que parten de lo asiático, pero se encuentran con productos típicos de aquí. Es el caso del tartar de salchichón.

¿La especialidad? El uramaki rainbow. Es decir: arcoiris. Su nombre se entiende a simple vista, pues responde a la variedad cromática del plato, que trae ocho piezas con diferentes tonalidades y, por tanto, diferentes matices en el sabor.
¿Y de postre?
Para terminar, en Tanabata nos dejan dos vías posibles: el browni de chocolate o el tocino de cielo. Este último es toda una institución en casa de Juan Soto y no se ha podido quedar fuera de la carta. La cocina del restaurante también mira al recetario familiar.
¿Cómo es el sitio y su decoración?
Los mensajes de los comensales se escriben en tarjetas que más tarde se cuelgan en los árboles. En su primera semana, como anécdota, ya comparten espacio algunos pensamientos profundos con los clásicos «Viva el Sevilla» o «Viva el Betis» escritos en papel. Las paredes grises imitan al cemento y, como es habitual, la presencia de vegetación es abundante.
¿Dónde están?
Calle Balbino Marrón número 5, en Viapol.
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