Salpicón, el nuevo proyecto de la 'familia Sal Gorda' en el barrio de Santa Cruz

En cuanto a la propuesta gastronómica, como en sus otros establecimientos, se mantienen fieles a su visión creativa y actual de la cocina casera, donde hasta la última salsa está hecha por ellos, pero abogando por la buena relación calidad-precio, ofreciendo sus elaboraciones a precios competitivos y accesibles.

¿Una novedad? Cocina sin humo, sin fuego, abriendo paso al concepto de abacería venida a más.

Detrás de este nuevo proyecto están los hermanos Cabrera —Elías, Ahitamy y Antonio— junto a su amigo y socio Javier Pascual. Juntos, aspiran a conquistar tanto a locales como a visitantes, con la intención de devolver al barrio de Santa Cruz un trocito de su alma sevillana.

En Salpicón, el plato fuerte son los «montaítos», pero en una versión creativa de los bocados entre pan y pan de siempre.

Aquí, por ejemplo, el clásico 'mantecaíto' sevillano, no lleva lomo, sino tartar de atún rojo con salsa whisky y patatas fritas. El de 'Pringa! — no pullet' rescata los sabores del cocido con jarrete, costilla, tocino, chorizo y morcilla. El 'CJP' es un serranito de cerdo reinterpretado con cochinito a baja temperatura, virutas de jamón ibérico y pimiento verde confitado. También hay versiones más juguetonas como 'Tar, tar y tal…' con steak tartar tradicional y yema de huevo confitada, o el 'Omelette en pan te metes', una tortilla de patatas poco hecha con cebolla pochada y trufada.

La lista continúa con 'Pichita', un chicharrón de Cádiz con limón, orégano y provolone ahumado; 'Mar and Country', una conserva de atún con pimientos caramelizados y mayonesa de pimiento; o 'Fish and Cheese', donde la anchoa '00 se junta con queso de cabra y mantequilla artesana. También hay montaditos como 'La Quina', con sobrasada mallorquina y queso Comté, o 'Petaco', que son albóndigas de vaca vieja guisadas en su propio jugo.

Además de su original colección de montaditos, Salpicón ofrece una serie de tapas con sello propio. Destacan las croquetas de cecina de wagyu y tuétano a la brasa, la ensaladilla de anguila ahumada con encurtidos, o la ventresca de atún rojo con papitas aliñás. La sección más marinera incluye platos como el 'Pez limón' marinado con escabeche de wasabi, cilantro y pepino; la mojama de Barbate con ajoblanco, helado de ajoblanco e hinojo; o la lubina 'adobá' con zanahorias encurtidas.

También hay platos más contundentes como el canelón de corral relleno de pollo y foie con bechamel, el bacalao confitado al pil-pil de plancton marino, el guiso de setas con velouté de pollo o el tartar de jamón ibérico con yema de huevo de corral marinada. Para completar la experiencia, ofrecen tablas de quesos o embutidos serranos, una pequeña pero efectiva selección de bebidas, y una declaración de intenciones: cocina andaluza, pero libre de corsés.

El local cuenta con diferentes espacios, que se suman a una agradable terraza en la propia plaza de Doña Elvira, que durante el día, está cubierta por árboles para disfrutar de forma pausada sin pasar excesivo calor, mientras el repicar del agua de la fuente de la plaza ponen banda sonora al almuerzo. Y por la noche, luces tenues para disfrutar a otro ritmo de uno del barrio más bonito de Sevilla.

El interior está decorado en tonos claros, paredes en blanco roto algunas con ladrillo visto en el mismo color, y tres arcos con dos columnas de mármol que atraviesan la sala recordándonos el legado histórico de la zona y van creando subespacios dentro de la sala. Para romper la monotonía, cuadros de colores vivos que dan un punto de modernidad al espacio. Lo clásico, reinterpretado, también en su decoración.

Se puede elegir entre las mesas bajas o ver a Elías en plena acción desde la barra, solo para cuatro comensales, con vistas a la cocina abierta.

Salpicón se encuentra en la plaza de Doña Elvira, en el barrio de Santa Cruz, en Sevilla.