Bendala abre un segundo local en los Jardines de Murillo con el arroz y las brasas como protagonistas

El local se ubica en la esquina de Paseo Catalina de Ribera y Cano y Cueto, ocupando un espléndido local que durante décadas fue conocido por albergar el taller de bicicletas de Paco Mira, un negocio muy popular entre los vecinos.

¿Quién lo ha puesto en marcha? Grupo Pasaje, que ya cuenta con ocho establecimientos en la ciudad: El Pasaje Bar, El Pasaje Tapas y el espacio showcooking que tienen también en el barrio de Santa Cruz, además de El Pasaje de Santa María la Blanca y Casa Paco en la Alameda.

Al frente están Juan Carlos Roth, los hermanos Fran y Fernando Pazos y el chef Daniel Bendala, que en este caso vuelve a prestar su apellido para bautizar el nuevo establecimiento. En este proyecto se ha unido como socio Fran Rivero.

¿Qué filosofía tiene el espacio? Este Bendala ocupa una concurrida esquina en la que esperan recibir tanto público local como turista con una amplia oferta gastronómica y un local sumamente acogedor.

¿Cuáles son sus especialidades? El arroz y las brasas son la parte fuerte de su propuesta. En la amplia cocina han instalado hasta seis paelleros para dar respuesta a una amplia demanda de paellas y arroces.

Seco, caldoso, meloso e incluso un risotto son algunas de las recetas que ofrecen a partir de este grano universal. De verduras, mar y montaña, negro o de carne y varias fideuás son un pequeño ejemplo de la gran variedad que trabajan.

Las carnes maduradas son la otra pata importante de la carta: vacuno y cerdo ibérico principalmente, que terminan de madurar en su cámara.

Rib-eye, lomo bajo de vaca, T-bone o presa ibérica son solo algunos ejemplos de las carnes que sirven. Tienen parrillada ibérica que abarca abanico, presa y chorizo criollo.

Las verduras a la brasa son también seña de identidad en Bendala: desde calabaza asada con parmesano y vinagreta de frutos secos a puerros a la brasa con salsa romescu.

¿Qué más tienen en carta? No falta una de las tapas que más éxito ha tenido siempre en todos sus establecimientos: torta Inés Rosales de naranja con salmón marinado, crema de aguacate y vinagreta de tomate y rúcula.

La ensaladilla es de gambón y hay otras opciones pensadas para picar algo antes del arroz: taco de pulpo a la brasa, vieira del Pacífico con salsa guasacaca y pico de gallo, croquetas o saam de panceta ahumada.

¿Cómo son los postres? Son todos caseros y cuentan con una carta propia con la que demuestran su apuesta por este tipo de recetas: coulant de chocolate, tarta de queso templada o torrija de pan brioche, entre otros.

¿Y la bodega? Hay unas 80 referencias y han querido centrarse en los vinos andaluces especialmente. Generosos de Jerez y de Montilla-Moriles, muchos de ellos para tomar por copas.

¿Qué opciones brinda el espacio? La gran terraza en el mismo Paseo Catalina de Ribera es uno de sus principales atractivos. El interior es luminoso y amplio, con grandes ventanas tanto a Cano y Cueto como a Paseo Catalina de Ribera. La decoración es similar a la de otros establecimientos del grupo, con paredes que combinan el ladrillo visto con estanterías de vasijas y ánforas.

En la planta inferior hay un pequeño reservado con capacidad para unas 12 personas.

¿Dónde están? En Paseo Catalina de Ribera, 2, esquina con Cano y Cueto.