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El motivo por el que las croquetas se despegan del rebozado (lo estás haciendo mal)

No pasarlas por harina y freírlas demasiado frías: los dos errores que arruinan el rebozado de tus croquetas

Apunta este consejo y tus croquetas estarán deliciosas GURmÉ
Esperanza Fuentes

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Hay recetas que son casi un ritual familiar. Y si hay un plato que en muchas casas se hace con mimo, es la croqueta. Aprovecha sobras, permite creatividad, gusta a todo el mundo… pero también desespera a quien ve cómo se abre en la sartén o se le despega el rebozado en mitad de la fritura. Si alguna vez te ha pasado, seguramente estabas cometiendo un error más común de lo que crees.

No es sólo pan rallado y huevo: la harina es clave

Aunque muchas recetas populares indican pasar la croqueta sólo por huevo y pan rallado, olvidarse de la harina es el gran fallo. La harina seca ligeramente la superficie de la masa, lo que permite que el huevo se adhiera de forma más uniforme. Si se omite este paso, el huevo resbala y el pan rallado no queda bien fijado. Resultado: un empanado débil que se despega con facilidad.

La harina es clave para que tus croquetas tengan una textura perfecta GURmÉ

El rebozado correcto sigue siempre este orden: harina - huevo - pan rallado. Es un paso rápido, sencillo y que cambia por completo el acabado. Además, usar harina no solamente refuerza la textura y evita que la croqueta absorba tanto aceite.

Atemperar antes de freír: el detalle que muchos desconocen

El segundo gran error tiene que ver con las prisas. Freír croquetas recién sacadas del frigorífico puede parecer buena idea, porque están más firmes y no se rompen al manipularlas. Pero al meterlas frías en aceite caliente, el contraste térmico hace que el rebozado se contraiga y se abra o se agriete. Esto no sólo afecta al aspecto, también hace que se escapen parte de los jugos del interior y el aceite se llene de migas sueltas.

Lo recomendable es dejarlas atemperar 10-15 minutos fuera de la nevera antes de freír. No necesitan estar calientes, pero sí perder algo del frío para que la cocción sea más uniforme y respetuosa con el rebozado.

¿Y si las vas a congelar?

Si haces croquetas en cantidad y quieres congelarlas, mejor hazlo una vez rebozadas y antes de freírlas. En el momento de cocinarlas, pásalas directamente del congelador al aceite caliente, pero asegúrate de que el aceite esté bien caliente (unos 180ºC) para que se sellen rápido por fuera y no se agrieten al descongelarse. Si usas una temperatura baja, corres el riesgo de que se abran.

Con estos pasos, tus croquetas siempre quedarán perfectas

Puede parecer un detalle menor, pero la diferencia entre una croqueta con el rebozado firme y crujiente y otra que se deshace al freír está en esos dos gestos: pasarla primero por harina y no freírla helada. Son trucos de abuela, sí, pero también de cocinero profesional. Y una vez los pruebas, ya no hay marcha atrás.

¿Quieres más consejos para hacer croquetas cremosas por dentro y crujientes por fuera? También podemos hablar del tipo de pan rallado ideal, el aceite más adecuado o las proporciones de harina y leche para una bechamel impecable. Pero con lo que acabas de leer, tus croquetas ya están mucho más cerca del aplauso unánime.

Y si quieres una versión más ligera, toma nota de nuestra receta de croquetas crujientes sin aceite.

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