Sándwich de sardinas en escabeche con pepinillos

Limpiamos bien las sardinas, quitándoles las cabezas, las escamas y las vísceras. Les ponemos sal, las enharinamos ligeramente y las freímos en una sartén con la mitad del aceite de oliva.Las escurrimos sobre papel absorbente y las reservamos en un recipiente hondo, de barro o cristal.Colamos el aceite de la fritura, para que no queden restos de harina y la volvemos a calentar junto con la otra mitad del aceite que nos quedaba. En ella freímos los ajos pelados y cortados por la mitad y añadimos también el laurel. Cuando los ajos empiecen a tomar color, incorporamos el tomillo, el orégano y la pimienta en grano y rehogamos durante varios minutos.Ponemos después el pimentón y el vino blanco y continuamos con la cocción hasta que se evapore el alcohol. Añadimos el vinagre y un poco de sal y bajamos el fuego durante 5 minutos.Retiramos del fuego y echamos esta preparación encima de las sardinas fritas. Dejamos enfriar y reservamos en el frigorífico, al menos, durante un día.Pasado ese tiempo, podemos hacer los sándwiches que queramos poniendo entre dos rebanadas de pan de molde unas rodajas de tomate, unos pepinillos cortados en láminas y unas sardinas en escabeche.

Para que las sardinas queden jugosas y tiernas no podemos freírlas demasiado. Después se podrán conservar en el escabeche varios días en el frigorífico.

La sardina, un pescado azul tan humilde como saludable, es rico en omega-3, un ácido graso poliinsaturado beneficioso para reducir el colesterol y los triglicéridos. Además, contiene una buena cantidad de proteínas de gran valor biológico, así como vitaminas A, D, B2, B3 y minerales muy diversos, como el sodio, el fósforo, el magnesio, el hierro y el calcio.