Esta es la fruta que casi nadie come, pero que tiene el triple de vitamina C

Este pequeño fruto rojo, originario de América Central y del Sur, contiene hasta 30 veces más vitamina C que una naranja y se posiciona como un alimento que merece más atención en nuestra dieta porque se trata de una fruta que casi nadie come.

A pesar de sus increíbles propiedades, la acerola es poco conocida fuera de las regiones donde se cultiva. Una de las razones principales es su fragilidad: la fruta madura se deteriora rápidamente y es difícil de transportar. Esto limita su disponibilidad en mercados convencionales, aunque en su forma congelada, en polvo o como suplemento está ganando popularidad.

La acerola, también conocida como cereza de Barbados, es una fruta de pequeño tamaño y sabor ácido. A pesar de ese sobrenombre, la acerola no es en sí una cereza sino más bien una baya. Pero comparte con la cereza algunos componentes y aspecto.

Su perfil nutricional es impresionante, ya que en tan solo 100 gramos puede contener hasta 1.677 mg de vitamina C, una cantidad que triplica la de otras frutas consideradas ricas en esta vitamina. Además de ser un potente antioxidante, la acerola es rica en otras sustancias beneficiosas y en minerales como el potasio y el magnesio.

El alto contenido de vitamina C en la acerola tiene múltiples beneficios para la salud:

Quizás el beneficio más habitual de la vitamina C es que fortalece el sistema inmunológico, ayudando al cuerpo a combatir infecciones y enfermedades.

Además, al tomar ingredientes altos en esta vitamina, mejoramos la absorción de hierro en nuestros menús, por lo que es ideal para personas con anemia o dietas vegetarianas.

Al tener una buena cantidad de antioxidantes, la acerola nos ayuda a combatir los radicales libres, ayudando a prevenir el envejecimiento prematuro y enfermedades crónicas.

Esta fruta cuida nuestra piel favoreciendo la producción de colágeno, esencial para una piel firme y saludable.

Y, por si fuera poco, la acerola contribuye a mantener la presión arterial bajo control y reduce el riesgo de enfermedades del corazón.

Aunque conseguir acerolas frescas puede ser complicado, existen diversas maneras de disfrutar de sus beneficios:

Zumos y batidos: Las acerolas congeladas o en polvo son ideales para añadir a bebidas.

Salsas y postres: Su sabor ácido complementa salsas para carnes o ingredientes en postres como mousses.

Suplementos: Cápsulas o extractos en polvo son una alternativa cómoda para aprovechar sus nutrientes.

Consumir acerola no solo garantiza una dosis masiva de vitamina C, sino que también diversifica tu dieta con un alimento exótico y altamente nutritivo. Si estás buscando un refuerzo natural para tu sistema inmunológico, mejorar tu piel o cuidar tu salud cardiovascular, esta fruta es una excelente opción.

En definitiva, la acerola es una joya nutricional que merece un lugar en nuestras mesas. Explorar alternativas poco convencionales como esta mejora nuestra salud y enriquece nuestras experiencias culinarias.

Si quieres que tu dieta sea rica en vitamina C, no te olvides de incorporar, además de frutas, la rúcula, que tiene hasta el doble de vitamina C que una naranja, o bebidas como la infusión de rosal silvestre.