El alimento que acelera la quema de grasas: mucha gente lo tiene en la despensa y no lo usa bien
Te descubrimos las propiedades del aceite de coco y cómo usarlo para beneficiarte de todo lo que nos ofrece

En el mundo de la alimentación saludable hay ingredientes que parecen tenerlo todo para triunfar, pero que a menudo se quedan relegados al fondo del armario por puro desconocimiento. Es el caso del aceite de coco, un alimento versátil, lleno de propiedades y con un potencial interesante para quienes buscan acelerar la quema de grasa de forma natural. En GURMÉ te contamos las propiedades de este ingrediente y por qué la gente no lo usa bien.
Aunque durante mucho tiempo fue cuestionado por su contenido en grasas saturadas, la ciencia actual y su popularidad en planes de alimentación como la cetogénica o el ayuno intermitente lo han redimido como un aliado valioso.
El aceite de coco, mucho más desconocido que la leche de coco, se compone principalmente de ácidos grasos de cadena media (MCTs, por sus siglas en inglés), que el cuerpo metaboliza de manera distinta a otras grasas. En lugar de almacenarlos, los transforma rápidamente en energía, lo que puede favorecer un mayor gasto calórico. Además, se ha observado que su consumo moderado puede ayudar a reducir el apetito y aumentar la sensación de saciedad, dos factores clave cuando el objetivo es perder peso sin pasar hambre.
Cómo usarlo correctamente
El error más común es pensar que, por ser «saludable», el aceite de coco puede usarse sin medida. Como cualquier grasa, es calórico, y el exceso puede ser contraproducente. La clave está en las cantidades y en cómo se incorpora en la dieta diaria. Una cucharadita al día, usada en preparaciones calientes como salteados, mezclada con el café (en el caso de los seguidores del bulletproof coffee) o como base para elaborar dulces saludables sin mantequilla, puede ser suficiente para aprovechar sus beneficios sin excederse.
Otra ventaja del aceite de coco es su alta resistencia al calor, lo que lo convierte en una opción excelente para cocinar sin que se degraden sus propiedades. A diferencia de otros aceites vegetales, no se oxida con facilidad, por lo que es ideal para freír u hornear sin generar sustancias perjudiciales.
También se puede utilizar en preparaciones frías, como aliños o batidos, aunque hay que tener en cuenta que solidifica por debajo de los 24 grados. Para que se mezcle bien, basta con calentarlo ligeramente al baño maría o dejarlo cerca de una fuente de calor antes de usarlo.
No es milagroso, pero sí funcional
Aunque el aceite de coco no es un «quema grasa» milagroso, incluirlo dentro de una dieta equilibrada y un estilo de vida activo puede ayudar a mejorar el metabolismo y a controlar mejor el hambre. Su efecto termogénico, combinado con una alimentación adecuada y ejercicio, puede convertirse en una pequeña ventaja dentro de un plan de pérdida de peso.
Diversos estudios sugieren que los MCTs presentes en el aceite de coco pueden favorecer una mayor oxidación de grasas en comparación con otras fuentes lipídicas. Además, su uso frecuente puede contribuir a estabilizar los niveles de energía, lo que a su vez ayuda a evitar antojos y bajones que conducen al picoteo.
Dale un lugar en tu cocina
Por eso, si tienes aceite de coco en casa, dale una oportunidad. Usado con sentido común y en el contexto de una dieta variada, puede ser mucho más que un ingrediente exótico: un verdadero aliado en tu camino hacia una alimentación más inteligente y saludable. Ya sea en un salteado de verduras, en un postre casero o mezclado con un café especiado, el aceite de coco puede ayudarte a sumar sabor y beneficios sin esfuerzo.
Incorporarlo a tus recetas no significa caer en modas pasajeras, sino aprender a aprovechar los recursos que tienes en casa con conocimiento y equilibrio.
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