REPORTAJE
La sopa cachorreña, el guiso con naranja agria que cuenta la historia de Málaga
Plato de origen humilde y alma campesina que forma parte del ADN gastronómico de Málaga, con variantes en la Axarquía y el Valle del Guadalhorce, fiestas propias y un ingrediente que sorprende: la naranja agria
Dónde comer en la Axarquía malagueña: nuestros sitios favoritos en la comarca oriental
Cristina Torres
Málaga
Hay platos que parecen hechos para calentar algo más que el cuerpo. La sopa cachorreña,uno de los grandes iconos del recetario malagueño, es de esas elaboraciones humildes que nacieron del campo, con ingredientes al alcance de cualquiera, pero que con el tiempo se ... convirtieron en seña de identidad.
Hoy se puede encontrar en fiestas populares, en mesas familiares y hasta reinterpretada en cocinas de autor. Y, sin embargo, sigue conservando ese espíritu sencillo, campesino y un tanto enigmático que hace que cada cucharada sepa a historia.
¿De dónde viene la cachorreña?
El origen de esta sopa no es fácil de fijar. En la Axarquía, muchos señalan al pueblo de Sayalonga como cuna de la receta, donde se elaboraba en el siglo XIX con pan, ajo, agua y pimientos. Más tarde, se añadieron huevo y bacalao, que incluso se reservaban como segundo plato.
Según el Diccionario de la RAE, las cachorreñas -en plural- son simplemente una «sopa caliente con pan, especias y otros ingredientes». Una descripción ambigua que refleja bien la realidad: cada comarca andaluza tiene su propia versión, hasta el punto de que a veces cuesta reconocerlas como la misma elaboración. Pero en Málaga adquiere un matiz especial: aquí, «cachorreña» es también como se conoce a la naranja agria, ingrediente indispensable para dar carácter al plato.
Naranja agria, el ingrediente que da carácter a la cachorreña
La naranja agria —que durante generaciones se recogía incluso de los árboles de los cementerios o de los márgenes de caminos— es la clave de esta sopa. En la Axarquía se suele añadir sobre todo la cáscara, mientras que en el Valle del Guadalhorce es más habitual exprimir su zumo al final de la cocción.
Ese toque ácido es lo que diferencia a la cachorreña de otras sopas campesinas y lo que la emparenta, curiosamente, con recetas como el caldillo de perro gaditano, también con naranja amarga.
Ingredientes humildes, resultados potentes
La base de la cachorreña siempre es la misma: pan asentado, ajos, aceite de oliva virgen extra, comino y pimentón.A partir de ahí, el plato se ha ido enriqueciendo con patatas, tomate, bacalao o incluso sardinas y boquerones en algunas zonas. En los cortijos de Vélez se cocinaba como alternativa caliente al gazpacho en los días fríos, mientras que en Mijas se servía con almejas y pescado en salazón.
El bacalao, tan presente en la cocina popular malagueña, era antaño un ingrediente barato y se convirtió en el compañero perfecto de esta sopa de pan.
Más que una sopa, fiesta y tradición
La cachorreña tiene incluso su propia celebración. En Alhaurín el Grande, cada mes de mayo y en honor a San Isidro Labrador, se organiza la Fiesta de la Cachorreña, donde vecinos y visitantes degustan cientos de raciones de sopa, además de otros platos como el mojete alhaurino.
En esa cita, la cachorreña deja de ser un simple plato de cuchara para convertirse en símbolo de la identidad gastronómica de la comarca.
De los cortijos a la alta cocina
Aunque nació como plato humilde, la cachorreña ha encontrado un hueco también en las mesas más creativas. Chefs malagueños la han reinterpretado en los últimos años, jugando con sus contrastes y elevando a protagonista lo que antes era simple comida de campo.
Y ahí está su magia: ser al mismo tiempo memoria y vanguardia, tradición y experimentación.
Receta básica de sopa cachorreña
Cada casa tiene su forma de hacerla, pero la esencia podría resumirse así:
Sopa cachorreña
Ingredientes:
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Pan duro (mejor cateto), cortado en rebanadas.
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Ajos, comino y pimentón, majados en mortero con un poco de vinagre.
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Aceite de oliva virgen extra para sofreír el majaíllo.
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Cáscara o zumo de naranja agria, que se incorpora al caldo.
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Bacalao desalado o patatas, según la comarca.
La cachorreña es mucho más que una sopa de pan: es un plato que habla de aprovechamiento, de ingenio campesino y de identidad malagueña. Un sabor que cruza comarcas y generaciones, y que todavía hoy consigue lo que consiguió siempre: reunir a la gente alrededor de una mesa con algo caliente que contar.
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