Panadería en Montejaque
Los molletes de los hermanos Gil
Iván y Javier Gil llevan toda la vida entre harinas, levaduras y cereales. Se criaron en la panadería de la familia y han tomado el testigo de este negocio en el que la tradición artesana es la esencia.
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Iniciar sesiónDe sus molletes cada vez se habla más y mejor y no ha de extrañar a nadie. Los molletes montejaqueños de los Gil se elaboran en un horno de leña “moruno”, como le gusta destacar a Javier , que es herencia de sus ... padres. De aquí salen unas piezas de pan que no han pasado desapercibidos al buen gusto del editor de GURMÉ Málaga, Carlos Mateos, que sabe bien a dónde remitirnos cuando se trata de encontrar un mollete ‘mollete’.
Este obrador de Montejaque lo puso en marcha la tatarabuela de los Gil. Javier nos explica que con ella empezó el negocio que él y su hermano Iván están manteniendo con madrugones, buen producto y manteniendo las fórmulas y recetas de siempre . Distribuyen ellos mismos por aquellos lugares de los que los llaman, por lo general particulares y hosteleros de la Serranía de Ronda . De vez en cuando le llegan pedidos de otras partes de la geografía malagueña y andaluza y realizan esos envíos.
Al entrar al establecimiento el aroma a panes y dulces lo inunda todo. En el recibidor de la vivienda, una casa de pueblo típica de la comarca, el mostrador, el despacho de pan tal y como uno imagina. Al pasar la primera puerta, la vivienda familiar y al fondo las instalaciones dedicadas a la fabricación artesana de estos y otros productos, tanto molletes como barras, dulces típicos de la zona que varían según la estación y las festividades y… ¡la torta de chicharrones ! Esta es otra de las especialidades de la casa, una delicia que los está haciendo casi tan conocidos como los molletes que nos han traído hasta el número 22 de la avenida Andalucía (Montejaque).
Javier nos va mostrando las entrañas de esta panadería . Son alrededor de las 12 y ya ha realizado el reparto diario por algunas localidades de la comarca. Ahora toca seguir atendiendo a los vecinos del pueblo, que son sin lugar a dudas los primeros y más fieles clientes de la familia Gil. “Son personas que llevan toda la vida comprando aquí su pan. Se lo llevaban cuando estaban mis abuelos, mis padres y siguen con nosotros”, apunta Javier. Y es que siguiendo la tradición es probable que el sabor de sus elaboraciones, la textura, los aromas, sigan siendo prácticamente las mismas que antaño.
Cuentan para mantener esas cualidades con un horno de leña moruno . Este tiene una capacidad limitada, “es antiguo y pequeño”, y de él salen las piezas más codiciadas, sin lugar a dudas. Para poder dar respuesta a todos los pedidos, tienen un horno eléctrico con mayor capacidad. Los ingredientes se mantienen, el mismo cuidado por la materia prima, y el tiempo y la entrega para preparar cada una de las barras, de los panes y dulces que hacen Javier e Iván.
Volvemos de Montejaque con unos molletes singulares , que tanto por dentro, en apariencia, como por fuera, son artesanales y regalan ese gusto a la tradición. Para desayunar, con aceite de oliva virgen extra y un queso malagueño y/o ibéricos de Dehesa de los Monteros, por poner un ejemplo, es fácil convertir estos primeros momentos del día en la mejor manera de arrancar la jornada.
Y para la tarde, con el café, la torta de chicharrones . Javier se muestra especialmente orgulloso de esta por su singularidad. “Son típicas de aquí y gusta a todo el que la prueba”, sentencia. Nosotros nos sumamos a ese “gusta a todo el que la prueba” y recomendamos a los lectores aprovechar alguna escapada por el interior de la provincia, por la sorprendente y mágica Serranía de Ronda, para pasar por Montejaque y hacerse con un buen botín de molletes, panes y dulces de la panadería Hermanos Gil.
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