Otro restaurante que cierra en el centro de Málaga: La Pachamama se despide tras diez años conquistando con su cocina peruana

El concepto, que arrancó humilde, fue creciendo a medida que los comensales repetían. Lo que empezó con coctelería y pequeños bocados terminó convirtiéndose en una carta más amplia, con clásicos caseros que muchos clientes aseguraban que «transportaban a Perú». Ese empuje les llevó, años después, a plantearse dar un paso mayor.

A finales del año pasado, con la sala llena muchos días y una comunidad fiel detrás, la pareja decidió mudarse a un local más amplio en la zona de Atarazanas. El plan era mantener el Beatas original como espacio para tragos y mover el grueso del restaurante al nuevo enclave. Pero la realidad fue otra: el traslado no funcionó y, en pocos meses, tuvieron que cerrar Olozaga y volver a su primer local.

Una vuelta que, lejos de estabilizar la situación, solo retrasó lo inevitable. La situación económica y empresarial terminó pesando más que las ganas de continuar. Este diciembre han comunicado que cierran el local original, el que lo empezó todo.

En redes sociales, el equipo de La Pachamama ha dicho adiós con un mensaje que mezcla nostalgia y esperanza. Hablan de un «parón» y de la intención de reconstruir el proyecto para volver más adelante, cuando el escenario acompañe.

Casi una década después, ese pequeño peruano que abrió camino en el Centro cierra etapa. No hay fecha para el regreso, pero sí mantienen la intención de volver cuando puedan, volver cuando el cuerpo y el bolsillo se lo permitan.

De momento, la cocina de La Pachamama ha apagado sus fogones este lunes. Y deja una estela importante: la del restaurante que introdujo a muchos malagueños en la cocina peruana cuando nadie más la ofrecía en el centro de la ciudad.