Cocinar con corazón: La receta de las 800 raciones diarias que ya produce World Central Kitchen en Marbella
Una “cuadrilla” de 120 ‘amigos’ que consiguen que cada día más de 800 personas sin recursos se sienten a la mesa con un buen guiso delante . En esencia, así podría definirse lo que World Central Kitchen, la ONG comandada por el chef José Andrés, está haciendo en Marbella y San Pedro de Alcántara. ... Esa “cuadrilla” es como llama Aitor Perurena (Estudio Gastronómico), el cocinero que está organizando estos banquetes tan especiales, al grupo de voluntarios que se está dejando la piel día tras día en Ananatara Villa Padierna. El hotel ha cedido sus instalaciones para que tanto Aitor como Víctor Gutiérrez (Hotel Elba Estepona), Fernando Villasclaras (El Lago), Juan Antonio Rodríguez (Marabierta), Juan David Rosado (El Comercio) y Sergio Garrido (delegado de Eurotoques en Andalucía) den rienda suelta a eso que mejor saben hacer, cocinar . Por supuesto, acompañados de un gran grupo de personas que forman parte de un engranaje perfecto que hemos tenido el gusto de ver funcionar en vivo y en directo.
En WCK en la Costa del Sol todo el mundo tiene algo que aportar, un papel específico e imprescindible para que el conjunto final acabe resultando. Para empezar está el escenario donde se desarrolla la acción. Jorge Manzur, director general de Anantara Villa Padierna , explica a Gurmé Málaga que desde que supo de esta iniciativa no dudó en ofrecer estas instalaciones para contribuir a la causa . “Tenía claro que quería formar parte del proyecto y la manera en la que podíamos hacerlo era cediendo la cocina. Tenemos un equipamiento de primera con capacidad para alrededor de 2.000 platos, ¿cómo no aprovecharlo?”, nos comenta justo antes de entrar en el corazón de World Central Kitchen en Marbella .
Donde late todo esto es, como avanza Manzur, en la planta baja del complejo, en la cocina. Concretamente en una muy amplia que la llaman “de banquetes” por ese potencial de producción que ofrece. Antes de cruzar la puerta nos recibe Aitor Perurena con una gran sonrisa. Por supuesto, con su mascarilla, guantes y gorro, equipo de protección para minimizar riesgo, que con la comida –y especialmente con la salud– no se juega, ¡y menos aquí! La mirada lo delata. Está realmente emocionado por los resultados que están obteniendo: “ Comenzamos con 400 platos y hoy hemos conseguido 800 ”. Todo eso en apenas unos días.
Antes de cruzar el umbral empieza la función: “Te tengo que tomar la temperatura. Así lo hacemos tanto al llegar al recinto como a la hora de salir. Por supuesto, con la debida protección así que… ¡Ponte el gorro, María!” En este control de acceso se apunta el nombre y los apellidos del voluntario que empieza su turno, el DNI, la hora en la que entra y después a la que saldrá. No se deja ningún detalle al azar. No se debe. No se puede.
Nada más pisar la cocina vemos, a la derecha, la zona del office. Ahí podría decirse que arranca el proceso. Se trata del primer eslabón de esta cadena . A primera hora de la mañana llega la materia prima, productos que surte Makro y que son financiados por la ONG . “Hay que limpiar bien todo el género, desinfectarlo al detalle para que pueda pasar a la cocina y empezar a trabajarse con él”, apunta Aitor. La clave son los menús que han ideado previamente pero los ingredientes van bailando pertinentemente en función de lo que el distribuidor les ofrece. “Nos ajustamos y vamos viendo el stock al que hay acceso. Si por ejemplo toca pez espada pero hay brótola a mejor precio, pues se opta por esta. Hay que optimizar al máximo los recursos con los que se cuenta”, sentencia Perurena.
El siguiente paso nos lleva a una de las estancias que conforman esta magna cocina de Ananatara Villa Padierna. Lavar frutas y verduras, ir preparando las hortalizas, cortar carnes, limpiar pescados… ¡Y a los fogones! Aquí salen a escena los cocineros, desde profesionales de larga trayectoria a chefs que están comenzando a labrarse un buen nombre dentro del sector . Unos y otros suman por igual, sin distinciones. “Están colaborando cocineros que tienen sus propios restaurantes, responsables de hoteles,. Entre ellos está aquí el jefe de cocina de Villa Padierna. Realmente son muchos los que han querido estar presentes y que vienen día tras día”, reseña Aitor.
Aitor fue el encargado de ir reclutando esta “cuadrilla” tan especial . “Desde WCK se pusieron en contacto con Dani Carnero para preguntarle si conocía a alguien que pudiera ocuparse de hacer equipo para estos menesteres y él les dio mi referencia. En apenas unos días tenía prácticamente lista la plantilla”, nos comenta. A día de hoy incluso cuentan con lista de espera. “Muchas personas siguen llamando para venir a colaborar y eso nos da todavía más fuerzas para seguir adelante. Llegado el caso, podríamos ampliar personal para incrementar la producción diaria”, continúa explicando Perurena.
Una parte importante de esos voluntarios son los que se dedican a emplatar y empaquetar las bolsas con la comida . Tras el guisoteo toca verter las elaboraciones en platos y cuencos, material 100% reciclable: “vajilla de fibra de bambú, bolsas de papel y útiles de cartón. Está pensado para generar el menor número de residuos posibles”. Trabajan con concentración absoluta, con seriedad y precisión. Eso no quita que entre emplatado y emplatado se escuchen las charlas, se suelten algunas risas… El buen ambiente reina y es esencial. Están disfrutando de la experiencia, con la satisfacción de ayudar a quienes lo necesitan. Suce que cuando llega la hora de irse, algunos no se quieren marchar. “Contamos con dos turnos, uno de 8 a 12 y otro de 12.30 a 16.30. Pues bien, tenemos compañeros que cuando deben dejar su puesto nos comentan que quieren continuar. De hecho, hay quienes echan las ocho horas de manera continuada”, reseña Aitor.
Mientras visitamos esta cocina de World Central Kitchen en Marbella se está terminando el plato de mañana. “Se hace de un día para otro o incluso con dos días de antelación, para que nadie tenga que sufrir de necesidades”, apunta Jorge Manzur. En este caso se trata de unas lentejas con chorizo, morcilla y calabaza, con pez espada. Para postre, yogur y manzana . Se mete en bolsas, listo para reservar en las neveras de Anantara y para que al día siguiente el personal del Ayuntamiento de Marbella se ocupe del reparto. Llega hasta Cáritas, que se ocupa de distribuirlo y que llegue al que realmente interesa.
Este martes 28 de abril, cuando Gurmé Málaga ha visitado las instalaciones, han conseguido batir su propio récord: 800 raciones. ¿Hasta dónde esperan llegar? La respuesta es complicada y tampoco es cuestión de comprometer a nadie… Lo que sí podemos deducir es que teniendo un lugar en el que es posible dar respuesta a banquetes de hasta 2.000 comensales, aún se podría avanzar a este respecto. ¿De qué depende? Jorge Manzur nos especifica que es el Banco de Alimentos el que va tomando el pulso a la calle, a las necesidades que se van generando. Desde World Central Kitchen parecen estar dispuestos a crecer en producción , a seguir sumando, por lo que es de prever que estos 800 platos sean bastantes más de aquí a unas semanas. La receta, en este caso, tiene pocos secretos: Hay un porqué y muchas ganas de ayudar, ilusión y conciencia. De ahí que de un guiso con esos ingredientes todo lo que pueda salir tenga tan buen sabor.
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