Una barra por la que no pasan los años… ni los siglos: Antigua Casa de Guardia

Lleva abierto un par de horas y desde entonces no ha parado de entrar gente a Antigua Casa de Guardia , clientes de toda la vida que se distinguen perfectamente del turista que llega atraído por el reconocimiento del que goza este lugar. Localizo un hueco en la barra y Cayetano Garijo Ruiz, al frente de la bodega y máximo responsable de los vinos que aquí se toman, me comenta: “este es para mi de lo mejor, aunque no sea lo más vendido”. En el vaso, Moscatel Guinda, una especialidad que se gesta buscando guindos bravíos . “Partimos la rama y la ponemos a macerar en vino moscatel durante cuatro años”, añade Caye, como lo llama su primo Alejandro Garijo del Pino.

Alejandro y Cayetano tienen entre manos un reto personal y profesional que no tardan en compartir con Gurmé Málaga: “Somos la cuarta generación al frente de Casa de Guardia… ¿Te imaginas que pasemos a la historia como que fuimos los últimos? ¡Eso no puede pasar!”. Ambos lo comentan entre risas, pero plenamente conscientes de que es real ese objetivo que se marcaron cuando hace ocho años aproximadamente tomaron el testigo de sus padres y sus tíos. Tienen claro que la esencia de este bar ha de permanecer inmutable y se esfuerzan diariamente porque prácticamente nada cambie.

Basta pasear por el establecimiento para comprobar que lo llevan literalmente al pie de la letra. Las paredes son de un color amarillento, aunque originalmente eran blancas. El paso de los años y los efectos del tabaco, cuando se podía fumar en tabernas como esta, fueron tiñéndolas de un tono que forma parte de la estampa del local. Los azulejos, algunos resquebrajados por la presión del edificio, muros muy gruesos y barrotes un tanto arqueados por ese mismo efecto que comentamos. “Llegamos a consultarlo con un arquitecto para ver si esto no supondría un problema y nos dejó tranquilos, así que decidimos continuar tal cual está todo”, nos explican. Los ventiladores que penden de esas mismas paredes y que se resisten a dejar paso a aparatos de aire condicionado, los barriles, cómo no, santo y seña de esta casa, los cuadros con fotografías, recortes e innumerables recuerdos de otras épocas. Y bueno, el despacho de Alejandro, que es quien se ocupa al 100% de esta Antigua Casa de Guardia (el bar), es otro de esos espacios que se conserva prácticamente intacto, con la salvedad de los equipos informáticos. “Desde pequeñito me venía con mi padre y mi hermano por las tardes y jugábamos aquí. Sigo guardando útiles y enseres que tenía mi abuelo y tengo claro que me gustaría conservar esos recuerdos que lo hacen todo especial”, dice Alejandro.


En este pequeño rincón de Antigua Casa de Guardia, con su cristalera para ver qué se cuece en la barra y el pasillo, se controlan las cuentas y el día a día del negocio. Hasta 50.000 litros de vino se sirven anualmente y otra cantidad nada desdeñable se vende embotellado, que son muchos los malagueños ylos visitantes que deciden llevarse el Pajarete 1908 que aquí se elabora y que es sin duda alguna el vino ‘best seller’ del lugar.

Toda esa bebida viene directamente de la finca que la familia Garijo tiene en Camino de Olías , donde está la bodega y el cortijo, una parte de Casa de Guardia que gestiona en su totalidad Cayetano. Se hicieron con ella en 1964 y desde entonces el bar no es nada sin los viñedos ni estos sin la barra en la que numerosos vecinos de Málaga y provincia se han tomado la primera o la última un buen día de feria. Tanto ‘Caye’ como ‘Ale’ tienen claro que una de las claves de que Antigua Casa de Guardia se haya convertido prácticamente en patrimonio de la ciudad y de los ciudadanos es que la esencia permanece inmutable, y al hablar de esta es imprescindible hacer referencia al vino en sí. “Lo seguimos haciendo como antes. En serio. Pocas cosas han cambiado si comparamos con el proceso hace más de un siglo. La calidad de la uva y el hecho de no intervenir con ningún tipo de químico. Nuestros productos se preparan siguiendo las formulaciones con las que trabajaba mi abuelo y mis tíos bisabuelos, que fueron los primeros que tomaron el testigo de este sitio. Y no tenemos intención para nada de modificar ni un detalle a este respecto, porque entonces no sería el vino de Casa de Guardia, y te aseguro que la clientela se daría cuenta enseguida”, reseña Cayetano.

Antonio Torres es el maestro de bodega que salvaguarda esta tradición a la que tanto hacemos referencia. Él va a dejar a la familia Garijo otro reto importante en unos años. Se aproxima su jubilación y entre los Garijo tienen claro que no quieren que cambie nada y es por ello que van a asumir el reto y la responsabilidad de darle continuidad a lo que durante tanto tiempo ha hecho Torres. Que lo conseguirán, a pocos cabe duda. Pasión por el trabajo y experiencia no le falta a ninguno de los primos y en la sombra siempre estará Antonio, que es como de la familia, “para darle un telefonazo si surge una duda”, añade Cayetano. El gerente de la bodega sabe lo que se trae entre manos, de eso no cabe duda. Unos párrafos más arriba hacíamos referencia al Moscatel Guinda, pero también hay un ejemplo claro con el vermú, que hace más de 130 años que se sirve en Antigua Casa de Guardia . “De un tiempo a esta parte los clientes lo piden tanto como el Pajarete. Van a la par”, nos comentan los Garijo.
Por supuesto, todas las variedades de vinos y las otras opciones que ofrecen tras las barras de esta taberna –cerveza, refrescos, agua…– las acompañan con platos para picotear, todo producto de cercanía y materia prima fresca, del día , que traen directamente de Atarazanas . “El maridaje en nuestro bar no es cosa del siglo XXI. Ya mis antepasados servían mejillones y conchas finas, gambas. Nosotros hemos seguido haciendo lo mismo, añadiendo encurtidos, también ibéricos. Y ya te digo que lo que se sirve siempre es de aquí. Nos surten desde el Central y se prepara directo para servir al cliente”, sentencian Alejandro y Cayetano.



Es evidente que la suma de cada detalle es lo que está permitiendo que Antigua Casa de Guardia siga siendo tal cual lo conocieron algunos de nuestros abuelos, nuestros padres . Quien más y quien menos puede incluso que lo visitara de pequeño junto a su familia y también son –somos– bastantes los que lo recomendamos para quien quiere conocer realmente cómo es Málaga y los malagueños e incluso quienes lo visitan y vuelven a frecuentar con amigos y familiares que llegan de fuera para que lo conozcan y lo disfruten.
Innovar en otro sentido: El enoturismo
Hemos insistido hasta el momento en el valor que la familia Garijo otorga a a darle continuidad a la esencia de este lugar. Sin embargo, eso no hace que den la espalda a las nuevas tendencias y que apuesten por innovar en aquello en lo que consideran que no traicionan la autenticidad de Antigua Casa de Guardia. Cayetano Garijo es en este sentido el que lidera ese I+D dentro de la bodega, apostando por el enoturismo , pero una fórmula diferente en la que lo que pretenden es que el visitante disfrute realmente con la visita. No se trata de que conozcan las cualidades del vino, que vean hileras de barriles sin fin y se les de una especie de lección magistral. “Les invitamos a vivir una experiencia inmersiva y contamos con un cortijo con capacidad para 16 personas donde pueden pasar unos días”, señala el gerente de la bodega.
Son pasos que van dando con idea de acercar la cultura del vino y que van más allá de tomar una copa en un bar. Hay numerosas historias, detalles y anécdotas en relación a este producto tan malagueño que merecen ser contadas y conocidas y en Casa de Guardia han decidido poner su granito de arena y están en ello.
Es una de las fórmulas magistrales que los Garijo han decidido crear para evolucionar sin quedarse anclados en el pasado pero siempre sin perder de vista lo que realmente son y quieren seguir siendo. ¿Qué? “Un punto de encuentro en el que la gente venga a charlar, sin coartar la libertad de nadie, personas de cualquier tendencia política y sin distinción de raza o religión. Queremos seguir siendo ese lugar al que apetece volver y al que llegas tras pasar varios años sin venir y que te sorprende porque cada cosa sigue estando tal cual, en su lugar”, sentencian los primos Garijo.

¿Cómo llega Antigua Casa de Guardia a los Garijo?
Un poco de historia para quienes no conozcan de cerca el cómo y porqué llega este negocio a manos de la familia Garijo . La Antigua Casa de Guardia fue fundada por José de la Guardia en 1840. Este, famoso licorero y viticultor malagueño de mediados del siglo XIX, fue nombrado proveedor de la Casa de su Majestad la Reina Isabel II, título que se ve reflejado a día de hoy en la etiqueta del moscatel tresañejo Isabel II que siguen comercializando aquí.
En 1865, De la Guardia pasa a ocupar el cargo de gobernador civil de Segovia y el negocio pasa a Enrique Navarro. Este se ayudaría de José y Antonio Ruiz Luque para continuar el camino trazado por don José. Llega el momento de la jubilación y un anciano Navarro deja al frente del establecimiento a Ruiz Luque, “tíos bisabuelos nuestros”, señalan Cayetano y Alejandro. Y es aquí como tan insigne establecimiento entraría en las vidas de esta familia.
Al fallecimiento de José Ruiz Luque, su sobrino José Garijo Ruiz se coloca al frente de este lugar. Con varias visicitudes de por medio, incluyendo una guerra civil que lo tuvo apartado un tiempo de esta casa, finalmente Antigua Casa de Guardia llega a manos de Antonio Garijo Alba, padre de Alejandro. Él se ocupó de la empresa junto a su familia hasta que hace apenas ocho años llega el momento del relevo generacional, una cuarta generación con la que Gurmé Málaga ha compartido una mañana de confidencias, charla y buen vino.

El equipo de Antigua Casa de Guardia
Error imperdonable sería no citar y destacar al equipo humano que conforma Antigua Casa de Guardia. Alejandro y Cayetano comentan que son parte de la familia, que cuentan con personal que lleva 30 años trabajando con ellos y que incluso hay algunos que son hijos de ex trabajadores de la taberna. El trato cercano con el cliente es otra de las piezas clave del servicio en el establecimiento y es por ello que, antes de dejar el bar, hemos querido tomar una foto de parte de la plantilla de la empresa. Un diez para ellos que forman esa pieza que faltaría en este puzzle para entender el porqué este sigue siendo uno de esos lugares a los que siempre apetece volver…

Francisco Benítez Gómez, José Antonio Marín Acosta y Salvador García Pérez junto a Alejandro Garijo del Pino y Cayetano Garijo Ruiz.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete