Los secretos de las patatas fritas de Casa Vacas (Torredelcampo)

Ataviada con un delantal y en una cocina de apariencia doméstica, la responsable de los fogones prepara las comandas que, posteriormente Pedro sirve en las mesas con su trato cercano . Por otra aprte, además de tener el carácter de restaurante, no ha perdido el de taberna, ya que su barra casi siempre está ocupada por vecinos y amigos que acuden religiosamente.

En su carta figuran platos reconocidos por su clientela como el bacalao torrecampeño, el choto al ajillo o las natillas , entre sus postres caseros. Si bien, posiblemente el mayor emblema de la casa sean las patatas fritas.

Sus artífices nos desvelan el simple, pero preciso procedimiento que llevan a cabo diariamente: las patatas peladas son cortadas no extremadamente finas por una máquina. Se les añade sal y se fríen en aceite de oliva a 180 grados . Para que las patatas no se peguen entre sí y todas tengan el mismo nivel de crujiente, las remueven constantemente hasta que quedan doradas. Una vez retiradas, se sirven de inmediato para que lleguen calientes a la mesa, sublimando el resultado.

Del color al sabor, pasando por el crujiente, las chips de Casa Vacas son servidas acertadamente como plato único . Ni acompañan, ni son acompañadas. Reciben el protagonismo que se merecen por su extraordinaria calidad. En definitiva, Casa Vacas es el lugar al que acudir para disfrutar la cocina familiar de los recuerdos con sabores de toda la vida.