Las singularidades del Ron Montero, la única bodega familiar y visitable de Europa

La caña se cosechaba una vez al año en esta zona

de Granada, con técnicas perfeccionadas por los motrileños dedicados a este oficio. Sin embargo, el cultivo de la caña de azúcar en Motril se fue perdiendo por varios motivos. En primer lugar, los terrenos, muy próximos a la costa se fueron revalorizando y adquirieron otros usos. Otra razón fue la llegada de otros cultivos más rentables, como el aguacate o el mango, pero la puntilla final para la desaparición de la caña fue en 2006, cuando se produjo la retirada del subsidio que la Unión Europea transfería a los agricultores de estas plantaciones. Ese año cerraría la última azucarera de caña de Europa: la Azucarera Guadalfeo.

Desde febrero a junio, en el Valle de Motril y Salobreña, había ocho azucareras. A los agricultores se les pagaba según el peso recolectado y la calidad de la mercancía. De ahí se enviaba a los molinos para el prensado, de los que se sacaba un jugo que era enviado a la tacha. En este aparato, el jugo es evaporado en vacío y cristalizado. Posteriormente, mediante una centrifugadora, se separa el cristal de la miel. De este modo, cuanto más se “lavaba”, más blanca salía la miel, sin afectar a la calidad, simplemente el azúcar blanco resultaba más vistoso, dando apariencia de limpio. Finalmente, de todo este proceso queda un residuo líquido aunque viscoso, de color oscuro y muy dulce, llamado melaza .

De ser un residuo pasa a convertirse en la materia prima fundamental que utilizan en las destilerías de ron, como la de Ron Montero. En este caso, al no existir ya la industria azucarera que había en la zona, no reciben la suficiente cantidad para funcionar todo el año y deben importar esta melaza de otros países. Más aun sabiendo que España importa el 60 % de las bebidas alcohólicas . Tras la fermentación, en los que los azúcares de la melaza se convierten en alcohol, llega la destilación. En este punto, un factor a destacar es que en Montero se consigue la ebullición del alcohol a 65 grados en lugar de a 80, creando un entorno de vacío, que evita quemar los sabores.

Otra particularidad de esta bodega es que las barricas están colocadas horizontalmente. En el resto de bodegas de ron, las barricas están colocada de pie, es decir, verticalmente, y por un tiempo máximo de tres años, ya que al estar sin movimiento el líquido acaba deteriorándose. En cambio, Francisco Montero, fundador de esta bodega en 1963, introdujo el sistema de criaderas y soleras, propio de los vinos andaluces, para su ron motrileño . Dicho añejamiento sucede en barricas vírgenes de roble americano.

“El tío Paco” es recordado cariñosamente por su carácter singular, pero, sobre todo, por el legado que dejó a su familia, que actualmente sigue al frente de la empresa. De hecho, su sobrina-nieta Blanca es ahora la maestra ronera , tras aprender de su predecesor Joaquín Solano (maestro ronero de Bacardí durante 22 años), y su cuñada, María Elena Targa, ha sido la responsable de dar a la bodega el impulso transformador “para situar a Ron Montero donde merece”.

La casa Montero comercializa rones de diferentes gamas y características. Su ron ‘Plata’ es, según afirman, ideal para coctelería por su suavidad y ligereza, mientras que el ‘Pálido’ , el más emblemático, es más fino y delicado, de color ámbar y con mayor presencia de caña tostada. En un nivel superior, se encuentra el ‘Reserva ’, que se recomienda tomar solo y que en 2009 fue premiado con el Superior Taste Award del International Taste & Quality Institute de Bruselas.

Por el 50 aniversario de la bodega, lanzaron “un ron único para ocasiones especiales”, que fue envejecido en barricas de la misma edad: el ‘Francisco Montero’ , en honor al tío Paco. Por último, de los delicados aromas del café y el ‘Reserva’ surgió el ‘Café Montero’ , un licor suave, equilibrado y versátil, ideal para compartir en una sobremesa.

Asimismo, la bodega de Ron Montero es la única -de entre las pocas que hay- que se puede visitar en toda Europa . Guiados por algún miembro de la familia Montero, los visitantes podrán conocer la historia de la bodega y el proceso de elaboración de sus destilados, así como disfrutar de una pequeña cata al final de la misma.