Pionero de la agricultura ecológica
Kilómetro cero: Alfonso Molina, el hortelano que resiste al cemento y el asfalto
Tiene una huerta en frente del Reina Sofía, en la zona llamada El Naranjal de Almagro
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Iniciar sesiónAlfonso Molina nació en Córdoba, en el Alcázar Viejo el 11 de enero de 1941 y a los tres días ya estaba en la huerta, como le contaba su padre. Él dice por ello que nació debajo de una col. Hijo de hortelanos, recuerda cómo ... su familia vendía frutas y hortalizas en la Corredera. Hasta allí la llevaban con mulos. Y de hecho todavía cuenta con una mula para arar. Nada de motores. Y además nada de fertilizantes, pesticidas o insecticidas. El abono es estiércol de sus propios caballos, para evitar a los insectos ceniza de la hoguera y espantapájaros para las aves, que a pesar de ellos picotean muchas hojas. Con más de 80 años es uno de los pioneros de la agricultura ecológica en Córdoba. Siempre trabajó así, como su progenitor.
En la zona llamada El Naranjal de Almagro al lado del Reina Sofía , solamente queda ya su huerta. Aunque está jubilado sigue yendo a trabajar a diario. El ejercicio, el aire libre y una excelente dieta han conseguido que la primera vez que visitase el médico fuese en el 2017. Sorprendida por su excelente salud, la médico le preguntó que en qué trabajaba. Y señaló desde la ventana de la consulta. Allí. Se veía su huerta a lo lejos.
Gatos, perros y gallinas ponedoras con sus pollitos completan un paisaje que cuentan con casas que están tal como fueron, auténticas reliquias del pasado cordobés cuando literalmente todo aquello era campo. Molina recuerda que incluso había trueque, además los animales se cambiaban de unas huertas a otras para que la sangre se cruzara. En estos momentos lo que cultiva es en gran parte para consumo propio, el de sus hijos y amigos, el excedente se lleva a la cooperativa Almocafre .
Molina advierte sobre datos que está viendo y que cree importantes. Como que un porcentaje de entre el 2 y el 3 por ciento de las semillas ya no germinan, algo que antes no se daba. Achaca estas cuestiones al cambio climático, y de hecho asegura que antaño hacía más frío y llovía más. A este hortelano tal cuestión le duele y le gustaría transmitir sus conocimientos a nuevas generaciones. En ocasiones anteriores ya ha hecho de profesor en escuelas de hortelanía. Le encantaría escribir un libro para ello.
En la huerta se planta de todo y nos lo va mostrando. Hay puerros, cebollas lechugas de diverso tipo, como romana, oreja de burro, hoja de roble, maravilla de verano, acelgas, espinacas, coles o patatas. En las orillas hay ajo y habas. Según la temporada hay otros muchos productos, como sandías, calabazas o tomates.
Alfonso Molina tuvo otras huertas antaño, pero las vendió. Mira al otro lado de la carretera, donde hay terreno libre. Opina que debería dedicarse a huertas. Como la suya quedan poquísimas en la capital, posiblemente sea única, un reducto que todavía resiste al cemento y al asfalto, aunque esté rodeado de ellos.
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