Dónde comer o cenar en Córdoba en San Valentín

Gurmé ABC Córdoba ofrecerá algunas posibilidades basadas sobre todo en la diversidad de criterios, lo que ofrece un panorama amplio, representativo pero, sin duda, pequeño. Serán los comensales los que tendrán que complementar estas modestas recomendaciones que nos atrevemos a sugerir para todo tipo de públicos y preferencias.

Multitud de lugares destacan en Córdoba por su arquitectura, puesto que muchos aprovechan antiguas casas señoriales o palacetes. Es el caso de Casa de Manolete Bistró está en el palacete del año 1890 construido por José Ortega y Munilla, escritor y periodista, padre de José Ortega y Gasset. En 1915 se vendió al alcalde Rafael Cruz Conde, que luego lo vendería al diestro Manolete en 1942. Otro conocido restaurante como Almudaina aprovecha también otro palacete, en este caso del siglo XVI, en el que vivió nada más y nada menos que Leopoldo de Austria, que fue obispo de Córdoba y tío de Carlos I de España y V de Alemania. Los Berengueles ofrecen su carta en la antigua casa de la Marquesa de Valdeloro, con un gran patio principal que muestra las características de una amplia vivienda decimonónica plenamente andaluza. Igualmente amplia es la casa palacio que alberga al restaurante Bandolero, con multitud de salones, patio y una pequeña sacristía. Es del siglo XVI y antigua residencia de los condes de Cabra. Cabe por supuesto destacar dos casas tradicionales en la Judería y la Medina, las de los grandes clásicos de Córdoba: El Churrasco y Bodegas Campos. La primera de la calle Romero llena de estancias, la segunda pródiga en patios. El cliente puede perderse, en sentido literal, en ambas.

Dentro de los premios Gurmé de cocina tradicional se encuentran aquellos que jamás fallan, unos veteranos, otros de cuño más reciente. Hablamos entre otros de Picnic, Puerta Sevilla, Astoria Casa Matías, La Ermita de la Candelaria, Casa Pepe de la Judería, La Cuchara de Toni Montes o D'mrkdo Casa Salvador

Un buen recurso para San Valentín es asegurarse calidad y precio, para lo que suele ser una garantía el Bib Gourmand de la Guía Michelín, que resalta establecimientos en los que se puede comer por, como mucho, 35 euros un menú completo. Y aquí están La Cuchara de San Lorenzo, Terra Olea, El Envero y La Taberna de Almodóvar. Múltiples estilos de cocina con ese denominador común de prestigio que además agradece el bolsillo.

Siempre hay restaurantes que se vuelcan con estas fechas y nos gustaría destacar algunos elegantes, diáfanos y cómodos, para sentarse tranquilamente a disfrutar, como La Sastrería en la Puerta del Rincón o Victoria 57, al lado de la Puerta de Almodóvar. Ambos han elaborado cuidados menús para la ocasión. Otra siempre magnífica opción es Regadera, en Ronda de Isasa, que aporta su visión creativa de la cocina, perspectiva compartida por la céntrica Equis Neotasca. Luz, amplitud y buena cocina también se dan cita en Baco, en el Vial.

San Valentín es un buen momento para probar cosas nuevas, o sea, aperturas recientes. Entre ellas destaca como carta distintiva la de Argus, que trae una cocina vasco-francesa al casco histórico, con la vista puesta en la calidad del producto. O bien la comida cordobesa con un toque diferente y cuidado, y un sitio fabuloso, en el caso de la Nena de la Judería que abrió hace poco en la calle Céspedes. Marengo Brasserie, en el Club Hípico, procede de Bodegas Trasmallo y traslada a este lugar previo a la sierra su buena cocina. Dos aperturas de hace unos meses aportan dos visiones de la cocina, por una parte la cocina cuidada de Misa de Doce. Por otra las carnes a la brasa de Asador Bucán en la carretera del Aeropuerto. Y dos aperturas de hace nada ofrecen igualmente posibilidades diversas. Hablamos de Viva Urban Food en el antiguo local de El Rincón de Chico Medina, al lado de Cruz Conde, con su horno de brasa en pleno centro, o bien Los Quintos, donde estaba Cibeles, muy cerquita de El Brillante, con el gusto por guisar de la escuela de Picnic, pues su responsable es sobrino del fundador de ese clásico.

Nada mejor que una cenita con velas y encima buenas vistas. Uno de los más destacados restaurantes en ese aspectos es el Mirador del Río, en el Balcón del Guadalquivir, desde donde se ve toda la ribera. O bien la siempre concurrida azotea de La Taberna del Río, muy cerquita de la Plaza del Potro. Otras azoteas privilegiadas, pues el tiempo posiblemente permita utilizarlas, son las del restaurante Pairi Daeza, en el hotel Balcón del Guadalquivir, la de Casa Rubio al lado de la Puerta de Almodóvar, o bien las de las cercanas Taberna nº 10 en la calle Romero y el Horno de San Luis. Desde todas ellas se ve, cercana y espectacular, la torre de la Mezquita. Ideal para los que vayan a declararse.