Ultramarino Gastrobar: Viento del este, viento del oeste

Hasta la segunda mitad del siglo XX, en que aparecieron los supermercados, el abastecimiento diario de las familias se hacía en las tiendas de ultramarinos. Comercios pequeños que vendían diversos productos alimenticios, muchos despachados a granel. Legumbres, conservas, salazones, embutidos, por ejemplo, llenaban sus anaqueles. No podían faltar sus bacalaos enteros colgados sobre el mostrador o la caja de sardinas en arenque a pie de puerta.

El restaurante Ultramarino Gastrobar aporta a los platos clásicos de carnes, pescado y marisco de la casa madre algunas elaboraciones de origen foráneo que se han incorporando, de forma gradual, a nuestra cultura gastronómica. Platos viajeros del este y del oeste: giozas, tacos, quesadillas, sashimis, ceviches, rollitos vietnamitas, etc . Todo servido en un ámbito cercano, informal y desenfadado. La decoración es simple, funcional, sin estridencias y donde destaca su preciosa fachada de aire vintage con tonos verde agua. En la pequeña terraza las mesas, en invierno, van provistas de faldilla y calefactor: cabeza fría pies calientes. Un lujo.

En un sector como la hostelería cordobesa donde por fin se está empezando a sonreír, claro está, con mesura y poquito rato, faltaría más, llama la atención, sin embargo, que, en esta casa, desde que se hace la reserva, se empieza a ser recibido con simpatía . Javier Naval dirige la sala con maestría y familiaridad, pero manteniendo la distancia adecuada para complacer, de este modo, los requerimientos de sus clientes, sean estos más o menos normales, o más o menos maniáticos.

Su ensaladilla rusa está muy rica por la calidad de las patatas y correcta mahonesa que compacta adecuadamente el conjunto; lástima el tenue sabor a surimi de marisco que aparece a lo lejos y fastidia el resultado final.

Son muy frescos y están bien fritos los pescados del día que se ofrecen: toda una garantía . No debe dejar de probar sus boquerones al limón cuando los haya. Muy ricas las papas arrugadas con mojo picón aunque, personalmente, creo que deberían ser más valientes con el picante.

El sam de ibérico estaría más conseguido si se presentase la carne desmenuzada en su salsa y no en taco. Y sorprende por tierna y plena de sabor la entraña, pieza de carne de corte típico argentino que cada vez se está popularizando, en mayor medida, en nuestros restaurantes.

Y no lo dude, si le apetece algo que no encuentra, dígalo, explíquelo, seguro que se espabilan y se lo ponen en la mesa.