PUENTE GENIL
Restaurante Alma Ezequiel Montilla: cuando el puente fusiona los caminos
Vicente Sánchez
La vida de Puente Genil, a lo largo de la historia, ha corrido paralela al río que le da nombre sin el que sería difícil de entender este importante núcleo urbano. Así lo sintió Ricardo Molina, poeta pontanés del grupo Cántico, que lo refleja en ... este exquisito verso: Oh quién me diera / a la sombra de un álamo, oh quién me diera / a orillas del Genil una copa de vino de mi tierra, / una copa / de cálido, dorado vino / en que las luces de fresca granada de tus mejillas / y las radiantes abejas de tus ojos se reflejaran temblando.
Cerca de su río, al calor de estos versos, en las estrechas y empinadas calles de la parte más antigua del Pontón de Don Gonzalo, se ha mudado recientemente el restaurante Alma de Ezequiel Montilla; y lo ha hecho a una casa señorial, bellísima, de estructura romana-islámica. Un cuidado portalón da paso al zaguán con zócalo de azulejos sevillanos que nos conduce, tras una puerta de hierro forjado y cristales modernistas, al patio central que ejerce como centro distribuidor y sala principal. Las estancias aledañas funcionan a modo de comedores auxiliares abiertos al patio, al igual que la cocina, estableciendo una comunicación general muy esclarecedora y agradable.
La cocina del joven Ezequiel acumula influencias marroquíes y francesas sobre la base cultural de su propia tierra. A la acogida sirven pan y aceite de claro valor simbólico en la historia culinaria de nuestra tierra. Enseguida vuelan a la mesa unas croquetas de jamón ibérico del Valle de los Pedroches, suaves y delicadas, cuyo sabor a mantequilla va acorde con el espíritu afrancesado de su cocina. La bomba de bacalao, gamba blanca de Huelva y alioli de lima y limón está muy conseguida tanto en su textura como en su sabor. La única pega la hemos encontrado en la ensaladilla de langostinos, y más parece un desajuste circunstancial que estructural. Se trata de una preparación desacertada que emana soledad y desvalimiento, requiere con prontitud enriquecerla y potenciarla para estar al nivel de la elegancia y fortaleza de la casa que la sustenta.
El paso de Ezequiel por Marruecos se evidencia en sus ricas pastelas donde las cualidades técnicas de la casa asoman con suma perfección; se trata una especie de empanadilla, fruto del talento culinario de los cocineros andalusíes, rellena de carne de pollo o cordero, cebolla, perejil, especias y almendras. Todo ello se envuelve en varias láminas de masa filo que, tras hornearlas, se decoran con azúcar glas y canela. Todo un acierto que no hay que dejar de probar.
La estancia además se ve envuelta por un servicio elegante de alta escuela y una carta de vinos de un poderío que para sí quisieran restaurantes de mayor categoría.
Y como no hay banquete que se precie sin buenas historias y sin buenos vinos, Ezequiel le invita sin más a sentarse a su mesa.
- Terraza
- Cruzcampo
- Abierto los domingos
- Disfrutar de un buen vino
- Comer al aire libre
Comida
4/5Servicio
4/5Ambiente
4/5- Creativa
- Solomillo
- Croquetas
- Salmorejo
- Huevos fritos
- Pastela
- Tartar
- Pluma ibérica
- Jarrete de cordero
- Shawarma
- Tajine
-
Dirección: Cuesta Borrego, 3 (Puente Genil)
Mapa -
Horarios: De miércoles a domingos, de 13:00 a 16:30 horas y de 20:00 a 00:00 horas
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