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Club del Gourmet del Hipercor en Córdoba: En bandeja de plata
Este espacio gastronómico ha remodelado sus instalaciones, dándole más presencia a la degustación 'in situ'

La comida ha sido siempre un universal en la cultura humana. La historia del ser humano va impelida por la búsqueda incansable de la comida. Por una parte, una comida como necesidad mínima para sobrevivir y, por la otra, como elemento del gusto exquisito y disfrutón al servicio, por lo general, de las clases más pudientes.
En nuestro caso la sociedad española de la década de los 70 constituye un momento histórico importante por los cambios que se van a ir produciendo en los usos y costumbre alimentarios; con la recuperación económica nuevos productos más nutritivos y saludables empiezan a llegar a las mesas españolas. En este contexto en el que las mujeres estaban relegadas en casa asumiendo una tarea meramente doméstica, surge en Barcelona una mujer valiente y emprendedora, María Vidal, que decide desmarcarse de los roles femeninos imperantes y abre una tienda donde se podían encontrar productos gastronómicos o gourmet de primera calidad; y con la novedad de que podían ser degustados en la propia tienda. Así nació Semon, un establecimiento que conseguiría gran prestigio y que luego abriría sucursales en Madrid y Marbella. Esta fórmula sería recogida posteriormente por los Club del Gourmet del Corte Inglés de toda España.
Hace semanas El Club del Gourmet de Hipercor ha remodelado sus instalaciones dándole más presencia a la degustación in situ. Una impresionante barra de impoluto mármol blanco preside este nuevo espacio gastronómico junto a una terraza con sillones muy cómodos dispuestos a hacer la delicia de los comensales. Se pueden tomar por copas desde champán a vinos blancos y tintos de primera línea acompañando a viandas de alto nivel: ostras, caviar beluga o Riofrío, chacinas de Joselito o exquisitos quesos como el Morbier o el Payoyo. No faltan el micuit de foie y las angulas en conserva. Hay dos cosas que el cliente debe probar sin discusión: la mantequilla francesa Echiré y el salmón ahumado Benfumat, precisamente de la casa Semon; y para los más golosos la mermelada Mariage Royal, elaborada en un obrador de Murcia, y una de las diez mejores del mundo.
El punto de diferenciación de este concepto es la fórmula mediante la que se integran la tienda y el restaurante: todos sus productos se pueden consumir en la barra al precio de las estanterías sin ningún recargo, como si directamente se las llevase a casa.
Quizá no exista en la literatura un ejemplo más vital y reivindicativo de la comunión entre emociones, placer y gastronomía que la que nos ofrece la novela de Laura Esquivel, «Como agua para chocolate», llevada al cine con el mismo título. Y así es bueno terminar con una de sus reflexiones: cuando se habla de comer, hecho por demás ineludible, sólo los necios o los enfermos no le dan el interés que merece. Y como éste, de seguro, no es el caso del lector debe, por lo tanto, encaminarse con prontitud y bien acompañado, mostrando buen humor, hasta esta barra del Club del Gourmet tan apetitosa y delicada.
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