Hacienda Minerva, para saborear la Subbética

El acceso para llegar a la Hacienda Minerva ya hace presagiar al visitante y comensal lo que se va a encontrar. Un lugar mimetizado con su entorno, aliado del sosiego y del buen yantar. Un lugar diseñado para la desconexión.

En la Hacienda Minerva, el comensal degusta exquisitos platos y saborea su entorno. Fernando Plaza remarca que «hacemos una apuesta importante por los productos de la zona». Su cocina la define como «mixta» y apunta que  «hay que tener un equilibrio entro lo nuevo a la hora de presentar un plato pero el producto, el componente de ese plato, debe ser tradicional».

Equilibrio entre los fogones que se refleja en su carta, que se cambia dos veces al año. Son «cartas de entretiempo» como las define el jefe de sala y que tienen como base los productos de temporada. En la carta de otoño-invierno destacan el rabo de toro cocinado al estilo cordobés y el arroz con conejo y setas. También resaltan sus cuatro platos elaborados con queso de Zuheros y la pastela mozárabe,  «un plato prototipo de la cocina mozárabe en el que resalta el contrapunto de sabores agridulce». Su oferta de platos de cara a la primavera y el verano es una explosión de colores gracias, especialmente, a sus ensaladas de frutas y hortalizas capitaneadas por el siempre delicioso e incombustible salmorejo cordobés.

Platos para saborear el esplendor de la Subbética en cada estación del año con el valor añadido «de la calidad en el servicio, llevado a cabo por profesionales de la hostelería y que es el estandarte de este restaurante», afirma rotundo Fernando Plaza.