Era un antiguo almacén de aceite: así es uno de los bares más clásicos de Córdoba

El edificio original que ocupa la Taberna Salinas fue construido sobre una casa de una sola planta, dedicada en 1879 a despachar vino y aceite, una actividad que combinaba almacén y taberna de vino.

A partir de 1924 se convirtió oficialmente en taberna con el nombre de Salinas, gestionada por la familia fundadora hasta 1988. Año en el que asumió la gerencia su actual titular, Manuel Jiménez Montoro.

Conservando elementos como la barra tallada, la piquera del siglo XIX, y once botas de roble americano que guardan vinos de Montilla-Moriles, el local te hace partícipe de su historia con su carácter original y tradicional.

Además, su patio central acristalado con columnas, mesas de mármol y mobiliario clásico forman parte de esa atmósfera única.

Desde su reapertura bajo la gestión de Manuel Jiménez, Taberna Salinas ha sido reconocida por preservar las tradiciones culinarias cordobesas y proyectarlas a nuevos públicos.

Este sello de autenticidad le ha permitido recibir el distintivo de «Taberna Histórica» otorgado por el Ayuntamiento de Córdoba. Un reconocimiento reservado a locales con más de 75 años de actividad continua.

En la literatura también ha dejado huella, como podemos ver en los escrito del poeta Pablo García Baena, quien dedicó a la taberna palabras de «íntima autenticidad cordobesa» en su obra 'Rama Fiel', y que está expuesta en uno de los salones del establecimiento.

Cabe destacar que por sus muros han pasado grandes figuras de la cultura y la historia, tal y como se recuerda la visita de la conocida estrella de Hollywood, Ava Gardner, que bailó descalza sobre su barra. O eso cuentan los más antiguos del lugar.

Además, la trayectoria del actual tabernero, Manuel Jiménez, también ha sido reconocida con el título honorífico de Tabernero de Honor de Córdoba, otorgado por la Cátedra de Gastronomía de Andalucía en reconocimiento a su labor preservadora de la tradición culinaria local.

La propuesta gastronómica de Salinas se enmarca en la cocina cordobesa tradicional y andaluza, elaborada siguiendo recetas heredadas y con énfasis en productos locales. Entre sus platos habituales figuran el salmorejo cordobés, berenjenas fritas con miel de caña, ajo blanco, rabo de toro, cochinillo frito del valle con ajitos fritos, manitas de cerdo, espinacas con garbanzos, sangre encebollada, sangre encebollada, croquetas caseras de espinacas con piñones o adobo cordobés «Japuta, Rosada».

La taberna también ofrece otras especialidades que reflejan la identidad culinaria local, como las naranjas picás con aceite y bacalao, el flamenquín de jamón al estilo Córdoba o el melón con jamón, acompañados a menudo de vinos de Montilla-Moriles.

Más allá de ser un restaurante o una taberna, el espacio funciona como un museo vivo de la Córdoba gastronómica. Lugares como sus salones dedicados a escritores, toreros y pintores rinden homenaje a la cultura local, mientras su cocina continúa sirviendo platos emblemáticos cada día.

Desde 1879, pasando por la Taberna Salinas original, hasta la restauración realizada en 1988 y su consolidación actual, este establecimiento se ha mantenido como un legado vivo de la tradición cordobesa. En su estética, sabores y atmósfera, sigue ofreciendo a los visitantes una «pátina de lo eterno».