Dónde comer cerca del espectáculo navideño de Cruz Conde en Córdoba

El tartar de salchichón es uno de sus buques insignias, junto con la mazamorra y el flamenquín de rulo de cabra. Otros imprescindibles son el taco de rabo de toro, flamenquín, berenjenas y salmorejo para los que apuesten por lo cordobés, pero no hay que dejar de lado la tortillita de camarón con un gambón a la plancha y guacamole que se toma como un taco, el taco de atún rojo y el de carrillada, el codillo, la ensaladilla de gambas, y la flor de alcachofa con foie.

También en esta plaza está la Taberna Coto, casa que se fundó en el año 1972 y que ofrece las tapas y tradición de siempre, como el salmorejo, el revuelto de bacalao, entraña de añojo a la plancha, la tortilla, el solomillo con salsa y el rabo de toro. El flamenquín, los pinchos Coto, las berenjenas a la miel y las patatas bravas también pueden ser ideales para reponer fuerzas y combatir el frío.

Los motivos cinegéticos, taurinos y de la Semana Santa están presentes en la decoración de este establecimiento, que tiene casi toda su carta apta para celiacos. La carne de caza es crucial entre sus propuestas, con jabalí en salsa, lomo de venado y las perdices encebolladas.

En plena calle Cruz Conde, en un rinconcito, en el número 3, la Taberna Sociedad de Plateros El Abuelo derrocha esencia cordobesa en su barra y sus mesas, con especial mención a los vinos de la tierra. Entre sus encantos se cuentan la casquería y la fritura de pescado (bacalao, boquerones, cazón en adobo, japuta y rosada), y las gambas, bien rebozadas o al ajillo.

Se trata de un lugar de referencia y confianza para tomar lengua estofada, callos de ternera, asadura al ajillo, criadillas y morcilla frita. Goza del sello de taberna histórica que concede el Ayuntamiento de Córdoba por acumular 75 años de historia ininterrumpida.

Si de esencia de la ciudad se habla, imprescindible es acudir a la Taberna San Miguel Casa El Pisto, que tiene su origen en el año 1880 y también posee el sello de histórica. Medio siglo hace ahora desde que la familia López Acedo cuida cada detalle al preservar las mismas recetas que pasan de una a otra generación, si bien la carta está adaptada para celiacos. Se encuentra en la plaza de San Miguel, 1.

El pisto, el rabo de toro y los flamenquines se sitúan en su top ten, como sus cogollos al ajillo. Es un museo vivo de la vida y costumbres de Córdoba, y entre lo que no hay que dejar de admirar, el Rincón de Manolete, que evoca mediante fotografías que el mítico torero nació cerca de allí y que fue bautizado en la vecina parroquia de San Miguel.

Muy próximos también quedan la taberna Casa Tollín y el Bar Carrasquín, en los números 1 y 3 de la calle Málaga, que regenta Miguel Eguidazu. La ensalada Tollín, los puerros rellenos de anchoas y jamón, así como los garbanzos con manitas de cerdo y setas, y las alcachofas a la plancha con pringá son platos fundamentales para tener en cuenta en esta casa con aires de la gastronomía vasca, pero que no deja a un lado lo cordobés.

Están muy presentes los productos del mar, como el atún de Barbate en tartar o en tataki, los pintxos y la chacina, los embutidos y conservas de calidad.

Así mismo, en Jesús y María, 1 haciendo esquina con la plaza de las Tendillas se alza el Gran Bar. Mariscos seleccionados, chacinas, salazones y ahumados, platos de invierno (como las albóndigas en salsa), arroces en paella o caldosos y carnes seleccionados son sus puntos fuertes.

Testigo de la vida cotidiana de los cordobeses y de sus turistas, el Gran Bar abre todos los días de la semana desde temprano hasta bien entrada la medianoche.

Otro clásico en las proximidades del espectáculo de luz es la Taberna de Chico Medina, en Historiador Díaz del Moral, 4, un templo de la cocina tradicional. No hay que dejar de probar los distintos tipos de arroz que salen de su cocina y que le han dado una fama tienen muchos más platos, como el chorizo de Espejo, las alcachofas, los callos y manitas, junto a otros guisos propios de este tiempo.

En esa misma calle, en el número 1 se encuentra El Olmo, el restaurante que regenta Miguel González. Revuelto de amargueros, níscalos, habas, alcachofas, mariscos y pescados de Huelva y de Cádiz, y carne del Valle de los Pedroches son sus mejores cartas de presentación, marcadas por la calidad del servicio y del producto.

También muy cerca del montaje navideño está la Taberna La Montillana, en la calle San Álvaro, 5, que apuesta por lo clásico y lo innovador. El jefe de cocina, Antonio Jiménez, depara propuestas como el crep relleno de cordero lechal asado con salsa al ras el hanout; el croissant relleno de guiso japo de mogote ibérico, cebolla dulce, pepino y mahonesa; y el rabo de toro al oloroso.

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Con nombre de gran poeta, se abre otra posibilidad: la Taberna Góngora, en Conde de Torres Cabrera, 4. Sentarse en sus mesas y salones supone un viaje por la manera en que se vive Córdoba, con el sabor de las berenjenas, el cochifrito, los boquerones al limón y en general el pescado frito, y una evocadora decoración.

Otra opción es pasarse por Los Berengueles, en esa misma calle, pero en el número 7. Este restaurante taberna proporciona pescado fresco y de calidad en un lugar céntrico con encanto y solera. La taberna abrió sus puertas en el año 1999 y la carta de este restaurante es extensa y variada.

En los fogones se cuecen especialidades culinarias que, aunque respetan la gastronomía local, pretenden ser innovadoras. Entre sus especialidades se encuentran el calamar relleno y la ensaladilla con gambas. Para acompañar sus platos cuenta con una extensa carta de vinos de muy diversas denominaciones de origen.