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Bodegas Campos apuesta en su carta de verano por los orígenes y el mercado de cercanía
La sostenibilidad es uno de los objetivos principales del restaurante cordobés en su recetario de este estío
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En pleno corazón de Córdoba, donde el calor del verano obliga a repensar la mesa, el restaurante Bodegas Campos lanza una propuesta que no sólo refresca, sino que también reivindica: una carta estival con alma tradicional y un firme compromiso con la sostenibilidad.
Desde 2023, la histórica casa cordobesa ha orientado su hoja de ruta hacia un modelo más responsable, con una mirada que va más allá del producto: procesos sostenibles, cercanía con los productores y una recuperación del recetario popular como patrimonio culinario. Esa filosofía ha sido reconocida este año con el Certificado de Calidad como Empresa de Hostelería Segura y Sostenible, otorgado por la Cámara de Comercio de Córdoba. Y convirtiéndose así en el primer establecimiento del sector que ha recibido dicha distinción en la capital cordobesa.
Pero más allá del reconocimiento institucional, la sostenibilidad en Bodegas Campos se saborea plato a plato. Bajo la dirección gastronómica de Rafael Castellón, el equipo de cocina ha diseñado una carta que dialoga con el entorno, el clima y la memoria gastronómica de Andalucía.
«Volver a los orígenes, el recetario popular, a la experiencia de quienes nos precedieron y al aprovechamiento del mercado de cercanía» explica Rafael Castellón sobre sus objetivos de él y su equipo este verano.
Unos objetivos que desean alcanzar de la mano de proveedores que mantienen el mismo compromiso con la sostenibilidad como el Cortijo de La Reina a orillas del Guadalquivir.
El sabor de lo cercano en Bodegas Campos
La propuesta arranca con una Ensalada de tomate ecológico, atún de almadraba en conserva y vinagre viejo de Montilla, un plato que condensa el espíritu de la casa: producto de la zona, trazabilidad clara y una ejecución sencilla que respeta el sabor original. Le sigue una Cuña de tortilla de huevos camperos con salsa al whisky, reinterpretando un clásico con un guiño local.

Entre las sorpresas más refrescantes de la carta destaca el Cortadillo de almendra helada, que hace de base a un insólito tartar de salchichón del Valle de Los Pedroches de la firma «Diego López». Un bocado que combina frío, untuosidad y un punto de riesgo, ideal para abrir boca en las jornadas más calurosas.
También hay lugar para el mar: un Salpicón de marisco con corvina, mejillón de roca, choco y langostinos ofrece frescura y textura, mientras que la ya emblemática Mazamorra de Bodegas Campos recuerda que la cocina de tradición sigue teniendo un papel central en la carta.
Sostenibilidad por doquier
El compromiso de Bodegas Campos no se limita a los ingredientes. Las vajillas artesanales de La Rambla, realizadas con técnicas centenarias, son parte del relato: cada plato se sirve no sólo con respeto por el producto, sino también con una puesta en escena que honra la artesanía local y reduce el impacto ambiental.
Para terminar, una sopa fría de maracuyá con frutas de verano y helado de jengibre ofrece el broche más fresco a una experiencia que busca ser no solo placentera, sino también consciente. Una forma elegante y deliciosa de combatir el calor cordobés sin renunciar al disfrute ni al compromiso.
En tiempos en los que la gastronomía se enfrenta al reto de mirar al futuro sin olvidar sus raíces, Bodegas Campos demuestra que es posible cocinar con memoria, con propósito y con sabor. La sostenibilidad, aquí, no es sólo una etiqueta: es parte esencial del menú.
Más detalles sobre Bodegas Campos
El restaurante Bodegas Campos, situado en el número 32 de la céntrica calle Lineros de la capital cordobesa, se inauguró en 1995 con un espíritu, según explican desde el establecimiento, de actualización de la cocina tradicional y de una búsqueda de excelencia en el servicio.
El origen de todo fue una bodega, las Bodegas Campos, que abrieron sus puertas allá por el año 1908 para dedicarse a la crianza de vinos de los pagos de Montilla-Moriles.
El establecimiento cordobés ofrece en su carta general o menús degustación platos típicos de la gastronomía cordobesa como berenjenas fritas, flamenquín ibérico, rabo de toro, croquetas o ensaladilla, entre otros.
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