La Kibla

Se trataba del primer negocio de Tena en la capital, a donde se vino por amor y sin conocer a nadie salvo a su novia y posterior esposa. Pero su trabajo en la hostelería había empezado desde jovencísimo en su pueblo natal, Villanueva de Córdoba, donde estuvo de botones en el Casino durante ocho años, interrumpidos por la mili, tras la que volvió de nuevo a la esta localidad, para estar otros ocho años trabajando en una discoteca que contaba también con labores de restauración.

El mundo de la noche y el cansancio que produce le hizo cambiar de aires en cuanto a horarios al empezar con La Kibla, que durante varios años fue una cafetería con algo de tapeo. El lugar era muy frecuentado durante las tardes por los jóvenes de entonces en edad universitaria. Tenía entonces La Kibla un aspecto más informal, desenfadado y con sillas de lona como las clásicas de los directores de cine. Ya entonces empezaron a prodigarse sus variados molletes, procedentes de la experiencia de Nicolás, un camarero de aquella época que había trabajado en Los Chopos, expertos en este producto.

Sin embargo Andrés Tena quería dar un salto de calidad, y a principios de siglo abrió un comedor anexo al local inicial, con la idea de tener por un lado cafetería y por otro restaurante. Varios años después la reforma fue completa y La Kibla quedó transformada plenamente en un restaurante con una estética más cuidada y alejada de los primeros y más juveniles años.

Su propietario recuerda algo que le ha dicho un cliente: «siempre que en un sitio hay buena ensaladilla rusa, hay buena cocina». Y en efecto La Kibla tiene una de las mejores ensaladillas rusas de Córdoba. La carta es tradicional , con el cochifrito como plato más representativos, pero también pescado de la costa de Málaga, pulpo y carnes. No faltan las recetas clásicas cordobesas, pero también tiene un surtido de demandadas conservas, como anchoas, navajas, zamburiñas y mejillones.

La crisis sanitaria hizo que Tena se animase a cubrir toda la terraza con un toldo, lo que se ha traducido en todos los fines de semana repletos por reservas. Tras este verano de 2021 tiene pensado introducir carnes con plato caliente, por lo que será el comensal en su propia mesa quien le dé el punto final al producto.

Con sus treinta años de andadura ya a la vista, La Kibla se puede considerar con pleno derecho un clásico de la hostelería cordobesa .