El Patrón

Rafael Baeza regenta El Patrón desde 1988 cuando se lo traspasaron los dueños originales, que habían empezado con la aventura en 1984. Baeza empezó su relación con la hostelería como botones de hotel en Palma de Mallorca, siguió como jefe de recepción de hoteles y después como director. «Pero me di cuenta de que lo mío no era vivir en una isla y decidí volverme a Córdoba, con la que nunca había perdido el contacto». Al volver es cuando se queda con ese traspaso gracias a esos amigos también cordobeses (de Cardeña) y que igualmente trabajaban en Mallorca y de hecho pusieron allá una pizzería que fue algo así como el germen de El Patrón. Un cocinero italiano, Mario, ya fallecido, fue el que les enseñó los secretos de las recetas que más tarde triunfarían en la ciudad de la Mezquita.

Hasta el año 2005, El Patrón estuvo en otra casa de la calle Enrique Redel, trasladándose luego a la actual, que requirió de grandes obras para darle el actual aspecto con patio centrar de techo cerrado y planta de arriba con diversas salas. Durante todos estos años, y en ambas casas, la oferta se ha centrado en la canónica de un restaurante italiano.

En ese aspecto apuestan sobre seguro con una carta clásica e inamovible en ese aspecto y que viene precedida, si el comensal lo desea, de sus conocidas sangrías, la de tinto y la de cava . Las pizzas van de la margarita a la danielo pasando por todos los grandes nombres: fungi, napolitana, siciliana, vegetal, prosciuto, tonno, boloñesa, cuatro estaciones o cuatro quesos, entre otras. Ese es el producto estrella de la casa, con masa ni gruesa ni fina, en su punto.

Lo mismo ocurre con la pasta. Raviolis, gnocchis, taghiatelles, rigatonis, macarrones o spaguetis pasan por los estilos de toda la vida, de Alfredo a carbonara, de al horno a la napolitana. Por supuesto hay canelones y lasaña , escalopes a la milanea, y escalopines. También churrasco y entrecot o una pequeña oferta de pescado con salmón y merluza a la plancha o pez espada al estilo El Patrón.

Después de 37 años, ya vienen nietos al lugar de los primeros clientes, ahora sus abuelos, en este restaurante donde los fines de semana es dificilísimo conseguir mesa para cenar, pues solamente se dedica desde el principio al horario de noche .

El Patrón por cierto procede de una broma . Los dueños originales y amigos de Rafael Baeza empezaron a hacer obras en la antigua casa, la sede inicial. Allí les ayudaba otro amigo, de origen sueco, y más ducho en temas de construcción, por lo que empezaron a apodarle El Patrón como responsable de esa obra. Y luego el apodo pasó a ser el nombre del local.