Oficio, oficio y oficio. Así se puede resumir la oferta que ofrece el Patio de la Compañía, en la plaza del mismo nombre. ¿Por qué? El lugar está regentado por Pedro Zafra, con su mujer Paqui Sánchez a los fogones. Es la historia de una ... vida y una profesión. Zafra empezó casi de niño, eran otros tiempos, en un negocio de sus tíos, Lemans, en la Victoria, al que iba de cuando en cuando para aprender con 12 años. Luego pasó a trabajar en Casa Pepe de la Judería con 13 años. «Con el auténtico Pepe», recalca. También pasó por Los Chopos, en la carrera del Caballo. Tras la mili, y en el año 1988 se incorporó se al Carrasquín, donde estuvo todo el resto de su vida, hasta hacerse cargo de su gestión en el 2013. Por su parte Paqui Sánchez ha estado en lugares Casa Pepe de la Judería, Rincón de las Beatillas o el Caballo Rojo y también el Carrasquín, entre otros. Aquí van estos currículums. Por cierto que ambos se conocieron en Casa Pepe. Lo que ha unido una taberna cordobesa que no lo separe el hombre.
El Patio de la Compañía traslada el espíritu de Carrasquín al otro lado de las Tendillas, donde se vuelca todo este buen hacer procedente de décadas de aprendizaje, en las que Zafra destaca con emoción a dos de sus compañeros de fatigas durante años y años en la barra del conocido: Paco y Nicolás, este último ya fallecido . Hay en este nuevo establecimiento dos líneas. La primera se centra en la cocina tradicional andaluza y cordobesa. La segunda trae platos típicos de Asturias.
El Carrasquín hace muchos años
Empecemos por la última, que es mucho menos común en la ciudad. Y sobre todo uno de los platos, el cachopo, que ha tenido desde hace años una notable repercusión en las redes casi similar a la de los humorísticos debates entre concebollismo y sincebollismo. El Patio de la Compañía es uno de los pocos sitios que ofrece esta pareja de filetes empanados de ternera entre los que hay jamón y queso. La etimología es curiosa, como explica Wikipedia, y proviene de la semejanza que estos filetes empanados guardan con los troncos huecos de árbol, llamados cachopos (del latín caccabum, recipiente), y que se usaban como recipiente para guardar herramientas de labranza. Junto al cachopo, esta sección asturiana se completa con pochas con almejas y gambas, fabada, alubias con almejas y setas, garbanzos con espinacas y bacalao y dos tipos de judiones, uno con perdiz y otro con almejas.
Y en la parte cordobesa y andaluza hay que resaltar la tortilla de patatas y la ensaladilla rusa, platos de éxito del Carrasquín ahora trasladados a este establecimiento y que fueron una constante en las listas de éxitos de Gurmé Córdoba. Alcachofas a la montillana, croquetas de toro, salmorejo, flamenquín casero, codillo con patatas o manitas con callos muestran un gusto constante entre el tapeo y la cuchara.
Un punto fuerte sin duda de El Patio de la Compañía es su terraza justo…en mitad de la plaza. Eso es tapear en el centro por partida doble.
El Patio de la Compañía, que empezó, o mejor dicho, ni pudo empezar por el confinamiento de marzo de 2020 (estaba prevista su apertura para el uno de marzo y se pospuso), ha recuperado pronto terreno y su inmejorable situación lo sitúan como un futuro clásico. Miles y miles de horas de trabajo en multitud de tabernas y restaurantes son sus pilares.
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